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Extremadura busca los genes del cerdo ibérico perfecto

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El Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) está llevando a cabo un estudio para analizar el genoma del cerdo ibérico con el fin de mejorar su productividad, pero también ahondar en una mayor trazabilidad y transparencia para el consumidor.

Al hablar de Extremadura, es habitual que venga a la cabeza el jamón y, por supuesto, el cerdo ibérico y las razas Retinto, Torbiscal y Lampiño. Es una de las principales producciones de esta comunidad autónoma en la que se está trabajando para su mejora y para aumentar la productividad. En el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX), de la Junta de Extremadura, se está llevando a cabo el estudio "Identificación y desarrollo de marcadores moleculares para la selección genómica en el cerdo Ibérico", en el marco del proyecto INNOACE, coordinado por este centro y del que forman parte 14 socios de esta comunidad autónoma y Portugal.

Este estudio tiene por fin identificar e implementar los marcadores moleculares en el cerdo ibérico para ser utilizados en la selección genómica y la trazabilidad de los productos. "Consiste en hacer una secuenciación", explica Mercedes Izquierdo, coordinadora de esta investigación en CICYTEX.

Hoy en día, la identificación de marcadores genéticos en los animales domésticos se ve favorecida en gran parte por la gran cantidad de datos de secuencia que pueden ser producidos a través de la utilización de la tecnología de secuenciación de alto rendimiento. En el cerdo ibérico es posible identificar miles de SNPs (Single Nucleotide Polymorphism) -es una variación de la secuencia del ADN-, y evaluar su relación con las características fenotípicas de interés económico como el crecimiento, la productividad de la cerda o la calidad de la carne. El objetivo último así es poder identificar marcadores genéticos implicados en la regulación genética de estas características.

"Tenemos mucha información para asociar con variantes como la productividad", que es especialmente importante porque el cerdo ibérico tiene una baja eficiencia productiva. De esta manera, es importante ver esas variantes asociadas para la selección genética. "Vamos a aplicar una nueva tecnología que va a permitir hacer una mayor variabilidad. Vamos a ir más profundo dentro del ADN".

Este estudio, que cuenta como socio con el Centro de Biotecnología Agrícola y Agro-Alimentar do Alentejo (CEBAL) de Portugal, ha recogido ya las muestras, "que se enviarán al laboratorio para hacer los análisis genéticos y, luego, se trabajará con programas de bioinformática".

La identificación y validación de los marcadores moleculares permitirá su empleo en el programa de mejora genética de la raza en el que también se podrán incorporar los registros fenotípicos y el pedigrí. Esta evaluación genética facilitará la identificación temprana de los animales portadores de los genotpios que son más favorables por estar asociados a mejoras de la productividad, lo que redundará de forma beneficiosa en los productores.

El proyecto también incluye el desarrollo de un sistema de seguimiento basado en la identificación de SNPs específicos para las diferentes líneas de cerdo ibérico. Este sistema permitirá a su vez trabajar en la trazabilidad molecular de los productos para ver si "a través de una muestra de carne se puede trazar su estirpe". Un proceso que será beneficioso para los productores que quedarán más protegidos frente a un potencial fraude porque se sabrá de dónde procede esa carne. Además, se garantizará la seguridad alimentaria a los consumidores. "Queremos caracterizar productos regionales de calidad para llevar esa calidad y una mayor transparencia al etiquetado del consumidor".

Mucho más que fruta

Otra de las líneas de investigación, que se lleva a cabo en CICYTEX, en el marco del proyecto INNOACE, se centra en el diseño y obtención de productos saludables a partir de frutas, teniendo en cuenta la demanda del consumidor, quien cada vez está más preocupado por la seguridad alimentaria, pero también por los beneficios para la salud de los alimentos como sucede, por ejemplo, con la preferencia de aquellos con menos cantidad de azúcar.

Esta línea de investigación se está llevando a cabo con la producción de fruta de hueso, sobre todo ciruela y cereza, para obtener productos deshidratados como alternativa a los existentes en el mercado, y bebidas, tipo zumos, entre otros. "Hay años en los que hay exceso de fruta y se queda en los almacenes. Buscamos alternativas a esa fruta, además de solucionar los problemas medioambientales y atender las necesidades del consumidor, reformulando y haciendo productos porque, en el mercado hay muchos, pero todos tienen mucho azúcar", explica Patricia Calvo, científica en el Área de Vegetales de CICITEX, quien incide que también se avanza hacia una transformación con más valor añadido.

En los productos deshidratados se trabaja con la caracterización de las materias primas en términos de calidad físico-química y se optiman los procesos tecnológicos, adecuando las etapas de los procesos de deshidratación, teniendo en cuenta esas materias primas y los procesos de secado para lo que se optimizan parámetros como, por ejemplo, la temperatura, concentración del agente osmótico, el tiempo de inmersión para la deshidratación osmótica como etapa previa, velocidad o tiempo de secado.

De momento, ya se ha presentado un producto de fruta deshidratada con ciruela amarilla y la de piel negra, aunque ahora el siguiente paso es realizar la caracterización nutricional y establecer una fecha de consumo. Con "la cereza, también se ha optimizado el proceso y, ahora, hay que hacer los análisis".

Esta línea de investigación también ha permitido trabajar con otras producciones para lanzar nuevas bebidas. "Hemos desarrollado una formulación de bebida de nuez, que se patentó. Había interés de las empresas y de los consumidores, pero tiene azúcar en su formulación". Ahora se ha conseguido que no haya presencia de azúcar. "La fórmula ya está cerrada, aunque ahora el trabajo sigue con la caracterización de la bebida nutricional y su vida útil", añade la investigadora.

Entre los siguientes pasos que se van a dar está la elaboración de una bebida con ciruela, tipo zumo, que tenga un alto contenido de fruta. "No suele haber zumo de ciruela y, en general, tienen porcentajes bajos de fruta".

El proyecto se lleva a cabo en colaboración con socios de Portugal. Por parte de Extremadura, participan la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte; la Asociación de Fruticultores de Extremadura (AFRUEX); Extremeño Aragonesa Agrícola S.A. (EXAASA); Pepe Aromas LDA; ACOPAEX. Agrupación de Cooperativas Agrarias de Extremadura; Prunus Fruit; Landfruit de Extremadura SL y Torrealta SCL, mientras que por la parte lusa están el Centro de Apoio Tecnológico Agro-Alimentar (CATAA), el Instituto Politécnico de Castelo Branco (IPCB) y el Instituto Politécnico de Beja (IPBeja).

¿Agricultura o patrimonio?

Dentro de CICYTEX y siguiendo con el marco del proyecto INNOVACE, otra de las líneas de investigación se centra en acabar con la incompatibilidad entre patrimonio y agricultura con el fin de poder conservar los restos arqueológicos detectados en explotaciones agrícolas y que la actividad agraria se pueda llevar de forma sostenible y sin perder productividad.

Esta investigación, que tiene su origen en otro proyecto de CICYTEX (en el marco del plan Interreg), pretende así "solventar los problemas relacionados con el estudio del patrimonio arqueológico y las explotaciones agrícolas. Se ven como contrapuestas porque se considera un inconveniente, un contratiempo", según explica Victorino Mayoral, científico titular del CSIC adscrito al Instituto de Arqueología (IAM-CSIC), de titularidad mixta con la Junta de Extremadura, quien añade que esto lleva a que muchas veces se opte "por borrar esos vestigios".

Patrimonio y actividad agrícola es compatible, sobre todo, gracias a las técnicas de agricultura de precisión. En la actualidad, "el sector agrícola está muy tecnificado y nos encontramos con que se recopila un tipo de información que puede ser muy útil para detectar la presencia de restos. Ambas disciplinas usan métodos parecidos como los drones con cámaras para la prospección de un terreno, monitorización de cultivos... Podemos ver en qué estado se encuentran los restos arqueológicos sin necesidad de cavar".

El objetivo pasa así también por "desarrollar una colaboración beneficiosa para agricultores porque, si nosotros podemos explorar el subsuelo, podemos generar información que sea útil para los dos. No todos pueden pagar para tener un mapa de conductividad en su parcela. Es una ocasión para que los agricultores tengan información útil sobre la tierra" y poder proteger y estudiar los restos arqueológicos, que no suelen ocupar mucha superficie.

"Si nosotros facilitamos información precisa de los restos arqueológicos, también facilitamos que los agricultores delimiten estos espacios y trabajen en el resto", además de tomar las cautelas necesarias. Por ejemplo, se podría saber si el suelo es más profundo, más fértil, si es una zona más o menos rocosa, se necesita hacer un laboreo distinto, si es preciso tratar determinadas partes del terreno agrícola... "Se buscan diferencias de lo que pasa en el subsuelo".

Una combinación que, en la práctica, es difícil porque los restos patrimoniales son públicos, pero la tierra es privada. Además, está la mentalidad de los agricultores. "Es difícil que vean que les reporta beneficio". Y también juega un papel decisivo la administración para que "no se prime la agricultura por encima del patrimonio ni al contrario", favoreciendo así un desarrollo armonioso.

De momento, en la zona del Guadiana, ya se han hecho estudios y se ha podido demostrar que se obtiene información detallada del subsuelo, además de realizarse ensayos en los yacimientos de La Serena o en el entorno de la ciudad de Beja. Esta investigación es una colaboración transfronteriza con la Universidad de Évora (Portugal).

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