Aragón

Pago Aylés lanza su nueva gama de vinos Aldeya apostando por una viticultura orgánica

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La bodega ha trabajado en los últimos cuatro años en la viticultura ecológica y en la preservación del suelo, cuyos resultados ya se aprecian en sus nuevos vinos Aldeya en los que también se ha renovado su imagen. El objetivo es tener el año que viene el certificado ecológico.

Un chardonnay, un tinto, un rosado, un vino de garnacha y un reserva conforman la nueva gama de vinos Aldeya, que la bodega ha reinventado. "La gama Aldeya no es nueva. Es una nueva gama de vinos con mejoras y con un cambio en su presentación", ha explicado Inmaculada Ramón, propietaria (forma parte de la segunda generación) y directora del Departamento Técnico de la bodega Pago Aylés, a elEconomista.es

"En los últimos cuatro años, hemos trabajado en viticultura ecológica y en preservación del suelo, enriqueciendo las cubiertas vegetales, eliminando los productos químicos y practicando la agricultura de precisión. Esto ya se nota en los vinos" -son equilibrados, frescos y reflejan su origen-, a los que se ha aprovechado también para darles una nueva imagen exterior con una etiqueta más elegante y que transmita esa mayor apuesta por la calidad.

Estos vinos presentan una serie de mejoras que se han conseguido por ese trabajo en el viñedo. "Lo más importante es la uva y hemos hecho un esfuerzo por mejorar su calidad, hemos eliminado productos químicos y trabajamos para certificarnos como agricultura ecológica", que solo permite el uso de productos minerales o de origen orgánico. "A partir del año que viene, tendremos el certificado ecológico".

De momento, estas mejoras se notan en el vino porque es más natural y se trabaja con levaduras autóctonas, lo que redunda en una mayor calidad. "Las bondades se notan desde el principio".

Esta apuesta por una agricultura orgánica se ha realizado en las 90 hectáreas de viñedo que tiene la bodega con las que alcanza una producción media anual de 500.000 botellas -varía según la vendimia-, de las que alrededor de 200.000 botellas se destinan a la gama Aldeya. También produce el vino Aylés.

Los vinos de la bodega, de la DO Cariñena, se destinan principalmente a tiendas especializadas y restaurantes tanto del mercado local como nacional e internacional. En la actualidad, el 65% se exporta, habiendo alcanzado la bodega una importante presencia internacional.

"Trabajamos en abrir más mercados. Estamos por casi todo el mundo porque queríamos tener clientes en todos los sitios". Entre los mercados exteriores más importantes están Estados Unidos, Alemania, Holanda, China, Japón o Malasia.

Dentro de España, la presencia es especialmente importante en Zaragoza, aunque hay distribución por otros puntos de la geografía nacional como en Madrid, Barcelona y Valencia, entre otros.

Los vinos Aldeya

Aldeya -palabra de origen árabe que significa 'la aldea'-, es el nombre de esta gama de vinos y la marca mítica de esta bodega familiar, que inició su andadura en los años 90. Son vinos "que se elaboran con cariño para que gusten al consumidor. La gama es bastante completa" con el fin de dar respuesta a los diferentes gustos y preferencias de los consumidores.

Dentro de esta gama, está el chardonnay, que se caracteriza por ser de color amarillo brillante con tonos verdosos con los que se refleja su juventud. En nariz, muestra aromas intensos de fruta blanca, cítricos y notas florales, mientras que en boca es persistente y carnoso con una acidez aromatizada para un final refrescante.

Otro de los vinos es un tinto, que se ha elaborado con las variedades tempranillo, merlot, cabernet sauvignon y syrah. Este tino se define por su color rojo cereza picota amoratado. En nariz, se aprecian aromas primarios y varietales de frutos rojos y notas florales, junto con ligeras especias. En boca, es sabroso, frutal, bien equilibrado y balsámico.

De intenso color rosa con tonos violáceos es el rosado Aldeya, que destaca por sus aromas frutales intensos a picotas maduras, fresas y albaricoques. En boca, es fresco y equilibrado con sensaciones carnosas, sabrosas y suaves. Es un vino con un ligero dulzor a la entrada y amargor a la salida.

La garnacha es la uva protagonista del vino monovarietal que tiene un color rojo rubí. En nariz, se nota la fruta roja y negra, las moras, frambuesas y los especiados sutiles con toques de cacao procedentes de la crianza en roble. En boca, se percibe volumen, redondo con final persistente y elegante.

Y, finalmente, está el reserva, que es un vino tinto de estilo clásico que ha estado 13 meses en barrica. De color rojo rubí con ribete grana, tiene cuerpo, tanino fino y paso elegante con frescor. En nariz, destaca la fruta negra, un sutil fondo de cuero y maderas finas.

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