
Cooperativas Agroalimentarias de Aragón ha celebrado su asamblea anual en la que se han dado a conocer las cifras del sector, que cerró el año 2018 con una facturación de alrededor de 1.500 millones de euros dentro de un contexto en el que tienen que afrontar importantes retos.
Casi 160 cooperativas agroalimentarias, que agrupan a alrededor de 47.000 agricultores y ganaderos y una facturación en 2018 de algo más de 1.500 millones de euros son los principales datos que se desprenden del balance realizado por Cooperativas Agroalimentarias de Aragón.
Son cifras que ponen de manifiesto la importancia de su actividad en la industria agroalimentaria aragonesa y del papel que desempeñan en el medio rural dentro de un contexto en el que tienen que hacer frente a importantes retos como ser más eficientes y competitivos desde el punto de vista económico. Un objetivo para el que ya se está trabajando a través de la modernización y la digitalización del mundo rural, pero manteniendo siempre esa apuesta por la agricultura familiar.
Pero estos no son los únicos retos a los que tienen que hacer frente. Uno de los principales es poder competir con empresas de grandes dimensiones por lo que han reivindicado la necesidad de contar con ayudas y apoyo desde las instituciones públicas, con el fin de poder mantener también el medio rural vivo.
Una competitividad que también deben asegurar ante la llegada de nuevas empresas a la comunidad aragonesa en el sector alimentario ante las que las cooperativas creen que pueden pasar a estar menos valoradas.
"Las multinacionales van y vienen", pero son las cooperativas las que ayudan a vertebrar el territorio y a fijar la población en el medio rural, según ha explicado Víctor Nogués, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón.
En este sentido, ha incidido en la idea de que las cooperativas cuenten con medidas de discriminación positiva y más apoyos con el fin de poder competir con esas grandes estructuras y no verse afectadas por los "intereses generales del gran capital", pero sin olvidar la posibilidad de llegar a acuerdos de comercialización para que las cooperativas puedan alcanzar un mayor tamaño y ser más competitivas.