Aragón

Champiñón: la nueva fuente para obtener biogás

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El Centro Tecnológico de Investigación del Champiñón de La Rioja (CTICH) está desarrollando un proyecto para aprovechar este cultivo para la producción de biogás y fertilizantes y abonos con alto valor. Una iniciativa con la que se busca ampliar las posibilidades que ofrece el champiñón más allá de la gastronomía. Además, también se estudia su uso en medicina para abrir más líneas de negocio y mercado para los productores.

El nombre de La Rioja va siempre unido al del vino. Sin embargo, en esta comunidad, hay otros cultivos que tienen también un importante peso económico. De hecho, lidera la producción nacional de champiñón -concentra el 55% del total-, con 72.000 toneladas, además de 7.000 toneladas de setas la pasada temporada, siendo el segundo sector agrario tras la vid, según datos del gobierno riojano.

Es una producción que, principalmente, se destina al sector alimentario y la gastronomía, ya que el 75% se corresponde con la industria conservera, mientras que el resto de la producción -el 25%-, se deriva al mercado en fresco. Pero el champiñón, setas y hongos es un cultivo que tiene mucho más potencial, permitiendo abrir nuevas líneas de negocio y mercados para las 198 explotaciones dedicadas al cultivo de hongos en La Rioja, que suman 389 instalaciones (294 de champiñón y 95 de setas), empleando a más de 1.300 personas, aunque se estima que este sector genera unos 2.200 empleos de forma indirecta.

Y en esta línea viene trabajando el Centro Tecnológico de Investigación del Champiñón de La Rioja (CTICH) -cedido por el Gobierno de La Rioja y que está gestionado por la Asociación Profesional de Productores de Sustratos y Hongos de La Rioja, Navarra y Aragón (ASOCHAMP), a través de varios proyectos de investigación que abren nuevas vías al cultivo.

Una de las principales líneas de investigación se está llevando a cabo para poner el valor el sustrato postcultivo del champiñón (SPCH), que es el material que queda una vez los champiñones han extraído los nutrientes que necesitan para su crecimiento. Este sustrato, aunque es rico en materia orgánica y nutrientes, presenta la dificultad de su manejo (humedad y dosificación), aparte de tener una carencia de algunas sustancias que dificultan su utilización y su posible rendimiento comercial. Estos handicaps son especialmente importantes si se tiene en cuenta que, por cada tonelada de hongos, se generan entre 3 ó 3,5 toneladas de este sustrato postcultivo. En total, teniendo en cuenta la producción de La Rioja, se estima que se originan anualmente en torno a las 250.000 toneladas.

La investigación, con la que se ahonda en la economía circular, se centra en aprovechar este sustrato como fertilizante y para la producción de biogás, tratando a su vez de solucionar, por ejemplo, el problema de su almacenamiento. "El proyecto comenzó a prepararse en agosto y está coordinado por la asociación con el fin de aprovechar estos sustratos postcultivos y producir biogás", contando también para este objetivo con una planta en la localidad riojana de Pradejón. "De aquí a un año, podremos enseñar y hacer biogás", según ha explicado Margarita Pérez, directora del CTICH.

Esta investigación se basa en desarrollar una nueva línea de aprovechamiento de este sustrato postcultivo para obtener un fertilizante de alto valor añadido, que no tenga costes energéticos de secado y que sea comercializable. De esta manera, el sustrato se aprovechará a su vez para generar el biogás, que será empleado para alimentar un secador industrial, haciendo uso de una nueva tecnología, que será probada en esa planta piloto y que también permitirá encontrar la mejor formulación para el fertilizante.

El centro a su vez está trabajando para poner en valor este sustrato postcultivo del champiñón para revalorizarlo como pellets. En concreto, se está estudiando la integración de suplementos ricos en nutrientes en el SPCH a través de un proceso de recompostaje para obtener pellets de un abono estable y con alto contenido en materia orgánica. Esto permitiría que este sustrato, que tiene un valor de cero euros en el mercado, se convierta en un abono de mayor riqueza al que se le puedan añadir diferentes nutrientes y prepararlo de forma sencilla para su uso y dosificación en los distintos cultivos.

Medicina y salud

El cultivo del champiñón también puede tener aprovechamiento para la medicina y la salud, un campo en el que se vienen utilizando de forma tradicional, siendo muy habitual su uso en culturas como la china. En España, en la actualidad, se han constatado "determinadas capacidades antibacterianas", además de "propiedades antitumorales de algunos hongos cultivados en La Rioja".

Un valor sobre el que, ahora, "estamos trabajando con ratones para no hacer solo demostraciones in vitro. Hemos comprobado que hongos cultivados han actuado contra células tumorales". Es una línea de investigación que, como resultado, podría dar paso a un nuevo nicho de mercado para los productores a través de la utilización de estas propiedades de los hongos "como complementos nutricionales o como alimento funcional", entre otras posibilidades.

Son líneas investigadoras del CTICH a las que se suman otras relacionadas con la mejora de la producción y el cultivo o vinculadas con la diversificación de la producción con nuevas variedades de hongos cultivados, silvestres o variedades exóticas, habiendo conseguido ya buenos resultados con especies como la Pholiota nameko, que se cultiva principalmente en Japón; Pleurotus salmoneo-stramineu o seta de ostra rosa, o la Pleurotus eryngii o seta de cardo, entre otras.

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