
En la comunidad aragonesa tan solo se han conseguido 23 titularidades compartidas en ocho años.
Las mujeres en el medio rural también han hecho oír su voz este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Una fecha en la que han puesto de manifiesto una triple discriminación por género.
En la comunidad aragonesa, alrededor de 100.000 mujeres viven en pueblos que tienen menos de 2.000 habitantes, lo que genera importantes problemas de acceso al mercado laboral -registran una tasa mayor de desempleo-, además de notarse también la brecha salarial.
Pero eso no es todo porque tan solo se han conseguido 23 titularidades compartidas en ocho años de vigencia de esta herramienta, según los datos facilitados por Fademur Aragón a elEconomista.es
Ante esta situación, desde Fademur Aragón se ha pedido una mayor formación e información de "quienes tienen que ponerla en práctica y mayor difusión". Y es un paso que es totalmente necesario porque "si una mujer no es titular de una explotación no puede formar parte del consejo rector de una cooperativa lo que la limita, por ejemplo, para llegar a ser presidenta de una cooperativa agraria". Esto supone un techo de cristal en el medio rural.
De hecho, la presencia de las mujeres en los consejos rectores de las cooperativas agroalimentarias es del 3,5% a nivel estatal, mientras que en su base social representan el 25%.
Pero eso no es todo porque también se observa brecha de género en los datos relativos a jefes de explotación. Tan solo el 23% de los administradores de una explotación agropecuaria eran mujeres.
Una situación ante la que las mujeres del medio rural y desde esta organización se denuncia una triple discriminación, ya que ejerce una actividad sometida a grandes incertidumbres dentro de un entorno muy masculinizado y en un medio con poco apoyo social para recibir ayuda con las tareas familiares.
De hecho, las mujeres rurales viven en primera persona la carga y la falta de reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado, continuando además estando considerada la ayuda y el cuidado como una tarea femenina.
Esto hace que ellas a su vez tengan cargas más elevadas que, en parte, se ven acentuadas por la falta de servicios para atender a las personas dependientes.
La brecha digital existente en el medio rural también afecta de forma negativa a las posibilidades de autoempleo y al emprendimiento femenino, ya que el 60% de los municipios rurales no tienen conexión por banda ancha, es defectuosa o cara, según los datos del último 'Informe sobre Banda Ancha de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda digital'.
A todo ello se suma también el problema de la violencia de género, sobre el que piden cifras desglosadas que reflejan la realidad del medio rural. Aparte, demandan medidas específicas y dotadas de presupuesto que se adapten a la realidad geográfica y que viven las mujeres en los pueblos, que es diferente a la de las zonas urbanas.