Aragón

Los proyectos de emprendimiento agroalimentario sobreviven con más facilidad

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El Instituto Aragonés de Fomento (IAF) aprueba 25 proyectos de emprendimiento agroalimentario cada año, de los que sobreviven el año siguiente casi la mitad, siendo más resistentes que en otros ámbitos, según ha expuesto el gerente de la unidad de emprendimiento de esta agencia pública de desarrollo regional, Pedro Pardo.

Pardo ha intervenido en la tarde de este martes en una sesión del VII Encuentro de Desarrollo Rural Sostenible, dedicado a la biodiversidad hortícola en Aragón y el marketing agroalimentario, enmarcado en la Cátedra Bantierra-Ruralia de la Universidad de Zaragoza.

Ha señalado en su intervención que estos proyectos se analizan dentro del programa de emprendimiento agroalimentario, iniciado hace cinco años, después de que en 1992 comenzara el programa general de emprendimiento. La tasa de supervivencia es el doble que en las iniciativas de la economía general, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Ha subrayado que estos proyectos se crean no solo por "vocación de negocio", sino para desarrollar el territorio o alguna actividad en el medio natural, añadiendo que "generan más empleo" en proporción al tamaño.

El Instituto Aragonés de Fomento lleva a cabo este programa porque el agroalimentario es el segundo sector más importante en esta comunidad autónoma y está estructurado con "muchas y muy pequeñas explotaciones" que no tienen un gran volumen, lo que genera "una debilidad relacionada con el empleo" porque cada explotación crea pocos puestos de trabajo, aunque en conjunto sea un nicho de empleo.

Para el representante del IAF se trata de buscar "nuevas iniciativas con un alto componente innovador" que permita hacer un uso más intensivo de los recursos de innovación, que "no se estaban utilizando" con todo su potencial.

El IAF ha impulsado otros programas de emprendimiento, uno de ámbito social, otro de industrias creativas culturales y otro de emprendimiento rural sostenible, ha apuntado Calvo.

Factor social

Por su parte, el director de Negocio Agrario de Bantierra, Rubén Artieda, ha destacado durante su exposición que la economía agraria define la producción de alimentos, de forma que "cumple un determinado factor social", de ahí "el proteccionismo agrario" que conlleva subvenciones a las explotaciones, un planteamiento que surgió en 1948, con el nacimiento del embrión de la UE, siendo esta una de las políticas comunes de la misma.

"Es la más importante de todas", la segunda que más presupuesto consume, detrás de la de defensa y, proporciona alrededor de un 30 por ciento de los ingresos de la mayoría de las explotaciones, ha continuado Artieda, quien ha recordado que la Política Agraria Comunitario (PAC) pretende que los agricultores tengan una renta equitativa "para que puedan seguir en el medio rural", pero también controlar los precios de consumo por ser alimentos de primera necesidad, "soportados por la PAC".

"Todos los países de la UE las ponen" para desarrollar, mediante la solidaridad financiera, la agricultura en el sur, ha observado Rubén Artieda.

En el caso de España son unos 5.100 millones de euros por año, con 910.000 beneficiarios que perciben unos 5.134 euros de media, en el caso de Aragón 438 millones anuales en el periodo actual, en parte gracias a que el descenso de las ayudas ha sido menos del previsto. "España está muy atomizada agrícolamente hablando", ha manifestado el experto, apostillando que "en otros países es menos".

La PAC tiene dos pilares, el primero para pagar las ayudas directas y el segundo orientado al desarrollo rural, incluyendo políticas de incorporación de jóvenes, ayudas asociadas y verdes, y pago de nuevos derechos. También comprende las ayudas agroambientales que se despliegan en ayudas a la Red Natura 2000 y a la agricultura ecológica.

Políticas de desarrollo rural

El VII Encuentro de Desarrollo Rural Sostenible de la Cátedra Bantierra-Ruralia de la Universidad de Zaragoza ha sido organizado en colaboración del IAF y Slow-Food.

Entre los objetivos de la cátedra Bantierra-Ruralia se encuentra el análisis de las políticas de desarrollo rural para que puedan responder mejor a los retos de la agricultura y de las zonas rurales, estudiando aspectos como el fomento de la innovación, la lucha contra el cambio climático y la movilización del potencial de las zonas rurales.

Con las aportaciones de este curso y del resto de actividades realizadas, la Cátedra Bantierra-Ruralia está poniendo en marcha estudios, trabajos de investigación y de divulgación que permitan diseñar estrategias de política territorial así como movilizar iniciativas de emprendedores que generen empleo y desarrollo en Aragón.

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