
Los datos obtenidos por satélites de la Agencia Espacial Europea permitirán optimizar el riego para conocer las necesidades reales de los cultivos y regar con la cantidad de agua justa. Un proyecto en el que está trabajando el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias), que está llevando a cabo otras iniciativas innovadoras con algas o huertos urbanos. El resultado de sus investigaciones llega al mercado con la creación de startups y patentes, entre otras líneas de colaboración con las empresas y productores del sector.
La tecnología cada vez está más presente en el sector agrario y en la agroalimentación con nuevas iniciativas que no solo permiten aplicar aquellas que son más conocidas o que están más en boga como el Big Data, sino también avances tecnológicos que no son frecuentes en este ámbito como los sistemas que se emplean en el espacio y en la observación de la Tierra. [ver más información en la revista elEconomista Agro]
Una tecnología que ahora el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) de la Generalitat de Catalunya está aplicando dentro del proyecto SEN4TE con la Agencia Espacial Europea (ESA) para conseguir mayor precisión en el riego, basándose en una estimación de la evapotranspiración de la vegetación a partir de los datos obtenidos por satélite y con los que se determina con precisión la cantidad de agua justa para regar un campo y optimizar los recursos hídricos.
Las imágenes grabadas por los satélites Sentinel 2 y 3 de la ESA se fusionarán con el programa de Uso Eficiente del Agua de IRTA para generar estos mapas. "Cada cinco días, se generan unos mapas con una resolución de 10 ó 20 metros. Así, cada cinco días sabemos a escala de parcela cuál es el requerimiento hídrico de un cultivo" con una frecuencia adecuada, según explica Josep María Monfort, director general de IRTA a elEconomista Agro. Estos mapas de evapotranspiración podrán ser generados por los propios agricultores a través de un software de código abierto, que será accesible de forma gratuita a través de la ESA.
La investigación incluye ecuaciones de modelización para enviar la señal a autómatas que abren y cierren la cantidad de agua en cada parcela. Además, se analizarán diferentes modelos de evapotranspiración a partir de detección, que se validarán con medidas de torres de flujos (torres situadas en el campo que miden los flujos de calor entre la atmósfera y la superficie de la Tierra).
Un estudio que se realizará con una amplia variedad de cubiertas vegetales como cultivos, pastos o bosques, y en diferentes condiciones climáticas, lo que permitirá utilizarse en diferentes áreas. De hecho, su aplicación podría hacerse en, por ejemplo, viñedos de la zona del Somontano (Aragón), u otros cultivos como el maíz en el Valle del Ebro.
La investigación aún va más allá de conseguir un riego de precisión en la actualidad, ya que "uno de los ejes es cómo minimizar la utilización del agua en producciones vegetales en un entorno futuro de escasez clarísima de disponibilidad de agua de calidad".
Es un proyecto -que cuenta con el apoyo del Servicio de Investigación Agraria de la USDA (EEUU), la Universidad de Lund (Suecia), la consultora SEGES (Dinamarca), la Comunidad de Regantes de los Canales de Urgell y Aguas del Segarra Garrigues-, en el que "estamos muy avanzados".
Esta no es la única investigación que está llevando a cabo el IRTA, que cada año tiene "vivos" alrededor de 190 proyectos de I+D+i, que se desarrollan en sus 11 centros propios y tres consorciados situados en todo el territorio catalán y en los que trabajan alrededor de 900 personas.
Dentro de estos proyectos, también destaca el LIFE Ebro-ADMICLIN, de medidas de adaptación y mitigación al cambio climático en el Delta del Ebro, que es una zona vulnerable a la subida del mar y al aporte de sedimentos y en la que los cultivos situados en las inmediaciones se están viendo comprometidos. El objetivo es plantear una gestión integrada del agua, el sedimento y los hábitats para elevar el suelo con aportes de sedimento inorgánico y la materia orgánica, reducir la erosión costera, incrementar la acumulación de carbono en el suelo, mejorar la calidad del agua y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los huertos indoor en los que se emplea iluminación leed es otra de las líneas de acción, así como la producción en invernaderos situados en azoteas urbanas. Una iniciativa esta última en la que se trabaja en Barcelona con el Ayuntamiento y entidades sociales, abarcando también la integración laboral. "Es un modelo de éxito, que se va a ampliar. Es otra vía que se está implantando en otras ciudades".
Del laboratorio al mercado
Los resultados de las investigaciones del IRTA se trasladan al mercado para que el sector pueda utilizarlos en su día a día. En este objetivo, el instituto mantiene una relación estrecha con el tejido empresarial y los productores. De hecho, más del 30% de su presupuesto ordinario -oscila entre los 45 y 50 millones de euros-, procede de la contratación directa con la empresa privada.
El vínculo con el sector empresarial no solo se centra en "la venta de servicios de innovación", sino que IRTA también apoya la creación de startups a través de iniciativas como la plataforma Ship2B Tech4Climate, que es una aceleradora que ha impulsado para compañías con impacto social y ambiental. Además, respalda la creación de empresas de base tecnológica. "El investigador genera un conocimiento, método o sistema con aplicación inmediata, pero no somos empresarios y buscamos a quien quiera crear una nueva empresa con nosotros para comercializarlo".
En la actualidad, ya se han constituido varias startups como Specipig, que está especializada en el modelo de cerdo enano para servicios integrales para pruebas de dispositivos médicos y validación farmacéutica acreditada, o Fruitfutur, que ya generado variedades propias y aleccionadas por calidad organoléptica y autoresistencia a enfermedades en frutas dulces.
También se ha impulsado la creación de Nanopac para lanzar nuevos materiales para envasado para la industria agroalimentaria como un film alimentario, o Blanca, que es un punto de encuentro para integrar a productores lecheros, industria láctea e investigadores en este sector para ayudar a las empresas en este ámbito y diseminar los beneficios de la leche. Igualmente, se ha participado en Apa Processing, de procesado por alta presión para terceros.
El IRTA, que genera entre 10 y 15 patentes y variedades cada año de media, mantiene además otras formas de relación como patentes a riesgo compartido. "Registramos en forma de patente el conocimiento. Invertimos tiempo, dinero y personas porque nos interesa que esa patente genere valor en el mercado y haya un retorno económico. Lo hacemos para contribuir al éxito de la puesta en mercado de ese conocimiento a cambio de dos o tres puntos más en el royaltie". También se comparte el riesgo cuando una empresa decide externalizar su I+D y se crea un grupo mixto con investigadores del IRTA.
La relación con el tejido empresarial también se lleva a cabo a través del RIS3CAT de alimentación (INNOÀPAT), que se enmarca dentro de la iniciativa europea RIS3, para generar comunidades de innovación en las que participan empresas públicas y privadas y "que identifican una serie de grandes retos a desarrollar en dos o tres años. Cataluña fue la primera en articular el RIS3, con 100 empresas y 10 millones de euros de inversión. Estamos en nuestro segundo año".
A todo ello se suma "otro mecanismo como los grupos operativos, que tienen financiación europea para retos muy definidos. Es un gran paso adelante por la cofinanciación e interesante porque muchas empresas de pequeño tamaño no se atrevían o el CDTI les venía grande, pero los grupos operativos son una oportunidad para hacer innovación".
Estas son las principales líneas de actuación del IRTA para dar respuesta a las necesidades del sector y a los retos que cambian continuamente y que el IRTA los ha concretado en seis grandes bloques: seguridad alimentaria; cómo producir más con menos inputs y respetando el medioambiente y adaptando sistemas de producción al cambio climático; la alimentación del futuro para participar en el diseño de una nueva agroindustria; la relación entre alimentación y salud animal, vegetal y humana; tecnologías para la innovación en la cadena alimentaria y cómo fortalecer el sistema agroalimentario para que los sectores productores y transformadores tengan más impacto económico y se valore su papel territorial y ambiental.
Algas, peces y más
Dentro de los numerosos proyectos de investigación que lleva a cabo el IRTA, destaca, por ejemplo, el centrado en la introducción de las algas en la alimentación y, en concreto, de alguna de sus propiedades como las antioxidantes en productos cárnicos para que sean funcionales.
La espermogénisis en peces para que los óvulos sean más fertilizables y solucionar así el problema de su reproducción en cautividad centra otra de las líneas de investigación. "La acuicultura es la producción futura porque en pesca cada vez hay menos recursos de donde extraerse". A ellas se suman otros proyectos como el de mejora de la campa de compost en granjas de bovino con tecnología para mejorar el bienestar animal y aprovechar las deyecciones ganaderas.