Aragón

El CITA investiga para garantizar el futuro en el medio rural

Preservar la actividad agrícola y ganadera, además de generar nuevos negocios y estructuras empresariales en el medio rural, crear empleo y luchar contra la despoblación, son algunos de los principales objetivos de las líneas de investigación, que se llevan a cabo en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Con sus investigaciones se ha convertido en un referente internacional, siendo clave en sectores como el almendro o la trufa.

Investigación y sector agrario van de la mano. "Es un sector globalizado y en el que más innovación ha habido en los últimos años con el Big Data, la agricultura 4.0, la biotecnología o la genética", explica a elEconomista.es José Antonio Domínguez, director gerente del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), organismo público de investigación perteneciente al Gobierno de Aragón. [Más información en la revista Agro de elEconomista]

Y el futuro pasa también por esta unión para solucionar los retos que tiene el sector ante sí para lo que se necesita visión estratégica para ver, por ejemplo, hacia donde se van a dirigir las variedades, crear oportunidades para el sector abriendo nuevos caminos y reorientar los existentes. "Se trabaja con el presente, con problemas actuales, pero mirando al futuro". "Hay factores que afectan a la producción como el cambio climático o el impacto de la sequía, pero hay otros temas que vienen, que no solo son del sector agrario".

De hecho, en todos los sectores hay cambios de tendencia en el consumidor y se ve cómo la tecnología avanza cada vez más rápido. "La adaptación de nuevos modelos de producción y mercado y las tendencias del consumo te llevan a que tengas que basarte en la innovación y a adaptarla lo más rápido posible a la estructura empresarial. Los ciclos de oportunidad, por esa misma aceleración, se van acortando. Antes había 30 años para adaptarse a una nueva tecnología y, ahora, si no lo has hecho en dos años, puedes estar fuera del mercado. Tenemos claro que no podemos trabajar con la 'I' grande (investigación) sin la 'i' pequeña (innovación), que está en la estructura empresarial. Son sistemas que tienen que ir de la mano".

Para solucionar los nuevos retos, desde el CITA se trabaja en varias líneas de acción, sumando más de 100 proyectos competitivos y privados, todos con proyección a futuro. El centro se basa en la investigación aplicada, colaborando con el sector, las empresas, y con centros de transferencia, entre otras entidades, para "ir más allá de la investigación científica y resolver problemas reales del sector. Estamos trabajando en 90 proyectos de investigación competitiva y lo compaginamos con cerca de 80 contratos con empresas y asociaciones o colectivos vinculados con ellas para problemas concretos".

Una de las últimas acciones es la puesta en marcha del Centro de Innovación en Bioeconomía Rural -promovido desde el CITA-, para ser un punto de encuentro entre el conocimiento y la empresa con el fin de "que se generen nuevos modelos de negocio y estructuras empresariales en el medio rural, se cree empleo y se luche contra la despoblación. No partimos de cero. Como CITA, hemos llevado a cabo alrededor de 17 proyectos de mejora genética del Melocotón de Calanda para aumentar la producción, con el azafrán, en el impulso del potencial micológico, para una mayor calidad del jamón... Es un modelo para intensificar esa relación" y que el conocimiento se transforme en negocio.

Además, junto con el sector, también se está impulsando la creación de grupos operativos y de clusteres (como el recientemente creado de maquinaria agrícola en Aragón, aparte de avanzar en los de porcino y agricultura ecológica), y se trabaja en 40 grupos operativos y de colaboración, dentro del Plan de Desarrollo Rural de Aragón, en proyectos competitivos con impacto en el medio plazo.

Estas líneas permitirán afrontar retos clave para el futuro de Aragón como "el desarrollo de la cadena de valor agroalimentaria y no solo del sector primario y para buscar la sostenibilidad demográfica. Es un reto importante para la comunidad, el país y Europa, que también tiene zonas despobladas".

Un referente internacional

El CITA ha desarrollado importantes investigaciones que han dado la vuelta al mundo, lo que le ha llevado a ser un centro referente en sectores como el almendro. "Han sido 30 años de trabajo", pero que han tenido un gran impacto por el crecimiento de las plantaciones de variedades de almendro de floración tardía para evitar el riesgo de congelación. "Se están plantando estas variedades por sus características y calidad" no solo en España y Portugal y toda la zona del Mediterráneo, sino que también han llegado a Australia, Estados Unidos o Chile.

Muy reconocido es el Banco de Germoplasma de Especies Hortícolas, que se creó en 1981 para conservar los recursos genéticos hortícolas y poner en valor variedades que no habían tenido un uso comercial masivo. Por ejemplo, tienen registradas alrededor de 17.000 entradas de más de 300 especies, incluyendo hortícolas de gran cultivo, cultivo minoritario y especies silvestres. En el centro se ha trabajado con variedades autóctonas del Pirineo para recuperarlas y ponerlas en producción, así como con la cebolla de Fuentes o el tomate rosa de Barbastro. En genética, el CITA investiga en ganadería para mantener las razas de vacuno parda y pirenaica y, en ovino, la ojinegra, entre otras.

En la implantación del cultivo de la trufa, el CITA tiene una gran influencia. "Hace 20 años no había experiencia en este sector" y hoy Aragón, en concreto zonas como Teruel, son un referente en la producción de trufa negra o tuber melanosporum a nivel mundial. "Colaboramos en la ordenación del cultivo y del mercado a nivel regional, nacional y europeo y también internacional. Recientemente, hemos recibido la visita de una delegación china para colaborar en el fomento de su consumo en alimentación china y en su gastronomía".

Son proyectos y líneas de trabajo que se desarrollan en el CITA desde su origen en 1964 y que se articulan en torno a seis ejes principales: producción y sanidad animal -siendo clave el centro en brucelosis, tuberculosis y salmonelosis-; la unidad de suelos y riegos (se abordan temas como la puesta de regadíos Aragón o el uso del agua); la sanidad vegetal (plagas, enfermedades, malas hierbas...); la hortifruticultura para mejora de la eficiencia de la producción y la genética; recursos forestales; y la economía agroalimentaria y de los recursos naturales.

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