El número de mujeres en los órganos de gobernanza y decisión de las cooperativas es escaso. Tan solo representan el 3,5% por lo que se está trabajando en introducir medidas y dotar a las mujeres de herramientas para impulsar su empoderamiento y dar visibilidad a su actividad.
La presencia de las mujeres en la dirección de empresas o en puestos de responsabilidad es todavía hoy, en pleno siglo XXI, escasa en prácticamente todos los sectores de actividad.
Y las cooperativas agroalimentarias no son ninguna excepción. En sus consejos rectores sigue habiendo escasa presencia femenina, a pesar de su incorporación al sector en muchos casos con una buena preparación académica, son universitarias, y con conocimientos adicionales como idiomas, y experiencia internacional.
En los consejos rectores de las cooperativas, la representación de las mujeres solo supone el 3,5%. Este dato "es una proyección de lo que sucede en cualquier sector. El sector de la agricultura muestra la misma realidad o peor porque es un sector patriarcal y, en ese sentido, machista", según ha explicado Carmen Martínez, responsable del Departamento de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agro-alimentarias de España, quien ha participado en Zaragoza en el seminario 'Motivación, Empoderamiento y Liderazgo: herramientas claves para la mujer emprendedora cooperativista' en declaraciones a elEconomista.es
Los motivos de esta escasa representación de las mujeres en los consejos rectores no son tampoco muy diferentes a los que se detectan en otros ámbitos de actividad, aunque sí existen algunas particularidades. "El problema de la mujer no se visualiza porque es un perfil subsidiario y se considera como una mano de obra familiar", a pesar de que trabaja y compagina su actividad con las tareas domésticas y la crianza de los hijos y cuidado familiar.
Una situación que se reproduce aunque ahora las mujeres "están preparadas, salen de la universidad... pero no llegan donde debieran". En "las aulas universitarias el 60% son mujeres y tienen buenos expedientes y cada vez están presentes en disciplinas tradicionalmente masculinas" como, por ejemplo, la ingeniería de Agronomos.
"Es más de lo mismo: problemas sociales, dificultad para conciliar... y todavía está el perfil del hombre al que le cuesta entender que las mujeres quieran estar ahí".
A todo ello se añade otro handicap más porque la mayor representación de las mujeres supondría que "ellos dieran un paso más para que ellas ocuparan esos puestos. Ellos se aferran más al puesto".
Y luego están las barreras organizativas porque, habitualmente, las reuniones se programan en horario de tarde, "que es más masculino", dificultando la presencia y participación de la mujer. "Las mujeres son multitarea y ellos son solo una. Esto no se tiene en cuenta".
Pese a esta situación, "empezamos a ver un camino" porque sí se han superado algunos obstáculos. "Antes uno de los problemas era la fuerza, que era importante para trabajar en el sector, pero ahora es un sector mecanizado", lo que favorece la actividad de la mujer y que pueda llegar a puestos de decisión y de gobernanza.
Para seguir dando pasos es necesario continuar con líneas de actuación como las que se están llevando a cabo a través de estos seminarios organizados por AMCAE (Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias de España), que se están desarrollando en varias comunidades autónomas como Aragón, Andalucía, Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y León y la Comunidad Valenciana, con el objetivo de contribuir a incrementar la participación en los órganos de gobernanza y de decisión de las mujeres en las cooperativas agroalimentarias.
En estos seminarios, que se realizan en colaboración con el MAPAMA, se trabaja así en el impulso al acceso a la cultura emprendedora y a la innovación, además de tratar de visualizar la actividad de la mujer y su reconocimiento profesional. Además, también se les dota de herramientas para la gobernanza.
Poca titularidad compartida
Otra líneas de acción es el trabajo relacionado con la Ley de Titularidad Compartida con la que no se han conseguido los efectos deseados. "Es una buena herramienta para que las mujeres puedan tener ese puesto y trato, permite tener independencia económica porque participan de una figura que propicia tener una pensión de jubilación o el cobro por desempleo... Nació con buena intención y con consenso parlamentario".
Sin embargo, queda trabajo por hacer porque, al mirar los registros de las comunidades autónomas, el número es escaso y se sitúa en aproximadamente 400. "Falla porque no se ha dado a conocer y las administraciones autónomicas no tienen información para asesorar a las mujeres", además de haber algunas incompatibilidades.
Unas carencias que se quieren suplir desde el Ministerio de Agricultura con compañas informativas y formativas, además de haberse creado una mesa para ver los problemas en el día a día.