Aragón

Economía circular: una vía para impulsar la competitividad empresarial

La economía circular se perfila como una alternativa atractiva para generar valor en las empresas y mejorar la competitividad empresarial al lograr una mejor relación entre productividad y utilización de recursos, lo que redunda en una mayor eficiencia. Además, abre las puertas a nuevas líneas de negocio y a la generación de empleo. En España, las empresas empiezan a apostar por su implantación, encontrándose ya experiencias en compañías distribuidoras y de electrodomésticos, entre otras, aparte de abrirse nuevas vías de investigación en centros tecnológicos para impulsar el paso hacia esa economía circular.

A pesar de que ya hay algunas estas experiencias, la economía circular todavía no tiene un alto grado de implantación en España ni en algunas comunidades autónomas. El estudio 'Nivel de implantación de la economía circular en Aragón' del Consejo Económico y Social de Aragón (CESA) y dirigido por María Pilar Portillo, de la Universidad de Zaragoza, refleja que, por ejemplo, en la comunidad aragonesa no se prevé un aumento de la economía circular en los próximos tres o cinco años, aunque existe una buena predisposición, observándose que es más una opción de futuro que se contempla en un escenario de unos diez o veinte años.

Esta visión a más a largo plazo se basa en que -según las entrevistas realizadas para el estudio-, existen algunas barreras que dificultan su implantación y que se circunscriben principalmente a la falta de medios y financiación para acometer inversiones, el abastecimiento de materiales reciclados o un posible aumento del precio no valorado por los consumidores, entre otros. También llama la atención que un porcentaje elevado de empresas no conocen en detalle las actividades que la economía circular propugna para la producción ni las ventajas que su introducción puede suponer a nivel empresarial, aunque igualmente hay muchas que no enmarcan su actividad dentro de la economía circular. De hecho, tan solo un 14% de las empresas ha introducido en gran medida alguno de los principios de la economía circular en los procesos productivos o productos.

En general, son las actividades de tratamiento y reciclado de residuos las que están más implantadas -aunque todavía de forma moderada-, mientras que las que se consideran más viables para las empresas son la desmaterialización y el eco-diseño, observándose la necesidad de avanzar en los mercados de materias primas secundarias y en el fomento de las soluciones de simbiosis industrial. Pese a ello, se encuentran prácticas en diferentes tipos de empresas y sectores de actividad.

Distribución

Una de ellas es la de Lidl, empresa en la que "creemos en los beneficios de la economía circular y en que este es un campo a explorar para Lidl", según ha explicado Michaela Reischl, gerente de Responsabilidad Social Corporativa de Lidl, a elEconomista.es

En la empresa se ha diseñado un proceso de separación y valorización de los residuos para implementarlo en su plataforma logística de Alcalá, lo que ha facilitado la obtención de la certificación residuo cero de AENOR.

"Para entender el concepto Residuo Cero, es necesario primero contextualizar la gestión del residuo en la actividad normal de la plataforma y en el flujo continuo de mercancías. El primer paso es recibir la mercancía del proveedor y almacenarla hasta que sea necesario su envío a tienda. Posteriormente se prepara, se manda a tienda y se ubica en la sala de ventas para que el cliente la incorpore en su cesta de la compra. Este es el flujo normal de la mercancía, pero en Lidl vamos más allá y, mediante la logística inversa, devolvemos los residuos que se generan en la tienda al almacén para que puedan ser tratados junto con los residuos que genera la actividad en esta plataforma logística".

En este caso, son residuos que se valorizan y reciclan al 100% llevando a cabo una minuciosa categorización en hasta 22 categorías distintas. De estas categorías, cerca del 80% del total de residuos se agrupan en tan solo seis, que se corresponden con cartón, madera, plástico, chatarra, textil y alimentación seca.

Estos residuos, a pesar de que su clasificación y gestión es compleja, mediante los procesos adecuados "logramos valorizarlos y convertirlos en un activo para la empresa. El 20% restante se divide entre basura orgánica y basura inorgánica. Para ello, contamos con un proveedor que realiza esta separación y consigue obtener combustible sólido recuperado (a partir de la fracción inorgánica) y compost (con la fracción orgánica restante)".

"El hecho de llegar al 100% no es rentable económicamente para la empresa y supone un coste. La realidad es que actualmente valorizar una tonelada de basura cuesta 4 veces más que llevarla y dejarla en el vertedero. Este coste lo asume Lidl para impulsar la generación de nuevos recursos en lugar de destinarlos al vertedero", ha añadido Michaela Reischl.

Electrodomésticos

Por la economía circular también ha apostado BSH Electrodomésticos España, empresa que desde 1997 evalúa los factores medioambientales en el diseño de cada producto, teniendo en cuenta los aspectos considerados por la Unión Europea como relevantes en el paquete de economía circular como, por ejemplo, la cantidad de materiales utilizados en peso y porcentaje de reciclabilidad o el volumen de residuos generado en el embalaje, entre otros, como el consumo de agua y de energía o de productos químicos.

"Para BSH, la I+D+i en general y también la vinculada a las prácticas de eco-diseño y economía circular es un factor clave de futuro que consolida las actividades, retiene talento, aporta perspectiva y crea valor para la compañía y para los clientes y usuarios, contribuyendo al desarrollo de la sociedad en general. Las estrategias de eco-diseño no sólo dan como resultado una menor afección al medioambiente de los productos durante todas las fases del ciclo de su vida, sino que también reportan beneficios económicos cuantificables en lo relativo a la eficiencia de materiales o en el ahorro de consumo de agua y energía en fase de producción, distribución y en fase de uso con nuestros clientes", según ha explicado Ramón Villacampa, responsable de Medio Ambiente de BSH Electrodomésticos España, a elEconomista.es

"La economía circular aporta rentabilidad no sólo en términos económicos o en beneficios ambientales para la sociedad. La rentabilidad está vinculada a la minimización de riesgos como el del suministro de componentes que puedan contener materias primeras consideradas críticas o estratégicas por la Unión Europea y que puedan ser de gran relevancia para la compañía", ha añadido.

Dentro de esta apuesta por la economía circular, la empresa ha puesto en marcha varias iniciativas para su implantación, que van desde la formación y adopción de normas internas en materia de diseño a grupos de trabajo de eco-diseño para intercambiar buenas prácticas y nuevos procesos.

Entre estas líneas, destaca la del eco-diseño para "asegurar la durabilidad de los electrodomésticos al certificar la calidad de las materias primas tanto materiales vírgenes como de los reciclados; la facilidad de reparación de las potenciales averías en cada gama de producto o al facilitar la correcta gestión de los residuos al final de la vida útil de nuestros productos".

En esta dirección, el Centro de Tecnología de Inducción de la empresa, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, ha creado Eco-Tool, que es una herramienta simplificada de análisis del ciclo de la vida que, además, propone mejoras que favorezcan la reparabilidad y la durabilidad de los productos.

Otras líneas de acción son la utilización de plástico reciclado -de acuerdo a normativas y estándares exigidos de calidad-, en piezas como los contrapesos de las lavavajillas o cajas electrónicas de las lavadoras, aparte de promover la reutilización de aparatos eléctricos y electrónicos con lo que se pretende estimular la creación de centros de reutilización y la generación de empleo en el sector. Una actividad que ya ha dado como fruto el acuerdo con la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), que ya se nutre de aparatos de BSH en cuatro centros de España, estando previsto replicar el modelo en más zonas.

Pero, aparte, la economía circular en la empresa también está abriendo nuevas líneas de trabajo relacionadas con "los modelos de servicios o nuevas pautas de consumo. La estrategia de innovación en los productos tiene en el centro a los consumidores y sus necesidades. Las personas no solo buscan electrodomésticos que conserven más tiempo los alimentos o lavavajillas que limpien cuidadosamente los platos, sino que esperan de sus electrodomésticos algo más: que les hagan la vida más fácil. En los próximos años, la innovación, con líneas de trabajo basadas en los principios de la economía circular, seguirá fomentando la eficiencia en el consumo de agua y energía de nuestros electrodomésticos. Además, se favorecerá la conectividad en la vida cotidiana gracias al Internet de las Cosas, que permite la interconexión de los electrodomésticos a los dispositivos móviles para facilitar su utilización y lograr una mayor eficiencia, personalización y comodidad de uso de los mismos en el hogar".

Cementos

La economía circular también está presente en otros sectores como el del cemento y en compañías como CEMEX España, con planta en Morata de Jalón (Zaragoza). La apuesta se realiza por sostenibilidad y compromiso con el entorno, así como porque el proceso de fabricación del cemento permite tener un papel muy activo en la economía circular.

"Desde que llegamos a España hace 25 años trabajamos buscando siempre el modo de reducir nuestro impacto en el entorno. Seguimos la regla de las tres erres -reducir, reciclar y reutilizar-, ampliándola a una cuarta cuando los materiales ya se no se pueden reutilizar, pero sí convertir en combustible. Esto es lo que se conoce como valorización energética. Intentamos recuperar y aprovechar, como materia prima o como combustible, todos aquellos residuos o subproductos derivados de otros procesos agrícolas, domésticos o industriales. De esta forma, reducimos la explotación de recursos naturales y nuestras emisiones de CO2, así como el incesante crecimiento de los vertederos", ha indicado desde la empresa a elEconomista.es

En todas las plantas de CEMEX se llevan a cabo procesos de valorización energética y de material, contando en cada una de ellas con instalaciones y permisos diferentes para utilizar unos materiales u otros en el proceso de producción. "Por ejemplo, cuando las obras, los edificios o las infraestructuras concluyen su ciclo de vida útil y se convierten en escombros o derribos, podemos reutilizarlos como materia prima, mezclándola con cemento o incorporándola al hormigón. Otro ejemplo, es una técnica que cada vez se utiliza más en la puesta a punto de carreteras, y es su construcción reciclando el firme, es decir, incorporando a la nueva vía los materiales de la carretera vieja".

Una iniciativa concreta y clara puesta en marcha por la compañía es la llevada a cabo en una planta situada al lado de los hornos de la fábrica de Alicante a la que llegan los lodos húmedos procedentes de varias depuradores de agua en la zona. En esta planta, a través de un sistema que recoge el calor del gas del horno (alrededor de 200 grados centígrados), se secan los lodos, convirtiéndose en un combustible apto, que sustituye el uso de combustibles fósiles tradicionales. "Sin necesidad de gastar energía, un producto que hasta ahora se depositaba en vertedero, sin más, se ha convertido en combustible".

La implementación de esta medida y otras acciones de economía circular no supone ninguna nueva línea de negocio para esta compañía porque "los residuos o materiales que consumimos están procesados y adaptados para nuestro consumo por empresas externas autorizadas. Pero sí es verdad que ha nacido una nueva industria, que está creando muchos puestos de trabajo y riqueza alrededor de este nuevo negocio".

Investigar para nuevas vías

La investigación se está convirtiendo en una pieza clave y angular para que las empresas puedan implementar la economía circular. Diversos institutos están llevando a cabo proyectos de I+D+i en esta dirección. En Zaragoza, un ejemplo es AITIIP Centro Tecnológico a través del proyecto Cir-Pack, que se está llevando a cabo dentro del programa Horizonte 2020, y de los que son coordinadores técnicos. Este proyecto, coordinado por CIRCE, cuenta con más de 20 socios de Europa.

El objetivo de Cir-Pack es analizar cómo los desarrollos tecnológicos y no tecnológicos, que se enmarcan en tres líneas en las que desde AITIIP se lleva tiempo trabajando, facilitan la transición hacia la economía circular, ya que se trata de reducir la dependencia de los recursos fósiles, fomentar el eco-diseño de los productos plásticos y crear una economía efectiva basada en la valorización de los productos tras su consumo.

En concreto, en este proyecto, se va a trabajar en varias líneas de acción. "Por ejemplo, se va a analizar cómo influyen los materiales biobasados, nuevos formatos de packaging que facilitan su separación o reciclabilidad y cómo se puede crear una economía de reciclado de materiales combinando flujos de diversos sectores", según ha manifestado David Ponce, responsable del proyecto en AITIIP Centro Tecnológico, a elEconomista.es

De esta manera, se pretende reducir la dependencia de recursos fósiles a través de materiales biobasados para ver si es posible su utilización en las empresas y cómo se puede afrontar ese paso. La investigación también se centrará en cómo se pueden rediseñar formatos de packaging para favorecer su reciclado porque "muchos formatos de packaging combinan diferentes materiales como cartón y plástico, que son difíciles de separar. Hay que pensar cómo rediseñarlos o bien cómo se pueden tratar los formatos combinados".

Además, también está el problema de los formatos que llevan varias capas de materiales que son difíciles de reciclar por lo que se trabajará en tratar de encontrar composiciones monomateriales para su gestión y para un reciclado más sencillo.

Una tercera parte del proyecto abordará la separación y reciclaje de los materiales, así como su análisis con el fin de ver qué otras aplicaciones pueden tener y en otros sectores para proponer flujos entre diferentes sectores y que las empresas apuesten por reciclar.

Este proyecto aún puede ir más allá porque se trata de hacer una metodología global, que podría suponer nuevas líneas de negocio porque "lo que antes era un residuo ahora es un nuevo material o materia prima". Además, se contribuiría a generar nuevos empleos relacionados con el rediseño de formatos, que serían de alta capacitación.

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