España es el país europeo con mayor potencial de biomasa de podas y replantaciones de vid, olivo y frutal. Unos recursos que no se están aprovechando pese a que mejoran la rentabilidad no sólo de las explotaciones agrícolas, sino también de las industrias agroalimentarias.
En España se generan más de ocho millones de toneladas al año de restos de madera, correspondientes a podas agrícolas y renovación de plantaciones (PARP) de vid, olivo y frutal. Un dato con el que el país se convierte en el que más potencial tiene en Europa de biomasa PARP y, en consecuencia, el que mayores oportunidades presenta para generar riqueza, empleo y tecnología en este campo. [Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro]
Este potencial se concentra principalmente en comunidades autónomas como Andalucía por la presencia del olivo, al igual que en Extremadura, así como en la Comunidad Valenciana por los cultivos intensivos de cítricos. También tienen un importante potencial Castilla y León por la viña, frutal y olivo, y Aragón, autonomía esta última en la que se calcula que se generan más de 270.000 toneladas de materia seca por año de podas y arranques.
Todo este potencial, sin embargo, no se está aprovechando. La mayoría de las ocho toneladas anuales no suelen utilizarse, se quema o bien se procede a su picado en el suelo. Entre las principales razones por las que no se emplea se encuentra el hecho de que esta agro-biomasa tiene más dificultades en la cadena de suministro y en la conversión energética en comparación con las astillas forestales, cuyas cadenas de suministro y mercado están establecidos de manera estable.
Este desaprovechamiento se produce a pesar de las ventajas que conlleva tanto para el agricultor como para los productores de frutas y las bodegas, porque permitiría optimizar estos recursos y obtener una mayor rentabilidad en su actividad al reducir costes, disminuir la huella de carbono y mermar la dependencia de otros combustibles fósiles para realizar algunas actividades agrícolas, agroalimentarias e industriales.
Los beneficiarios van más allá de los propios agricultores, productores de fruta y bodegas, ya que también la biomasa PARP puede impulsar el desarrollo económico regional, sobre todo en zonas rurales, aparte de tener un importante potencial y ventajas para proveedores, empresas de servicios, ESEs -intermediarios y usuarios finales- y consumidores de biomasa. También abre oportunidades para clústeres y asociaciones para diseñar planes estratégicos, entre otros colectivos.
"Hay muchas granjas o industrias agroalimentarias que consumen energía térmica. Además, se pueden establecer sinergias para el consumo local sin necesidad de exportar esta biomasa", explica Daniel García, responsable del proyecto uP_running, coordinado por el Circe (Centro de Investigaciones de Recursos y Consumos Energéticos) y en el que también participa Asaja Huesca y otras nueve entidades de siete países con el fin de impulsar la utilización de este tipo de biomasa.
Cambiar la mentalidad
El proyecto, presentado recientemente en SI Bionergía que se ha celebrado en el marco de Figan -Feria Internacional de Producción Animal- en Feria de Zaragoza, pretende poner en marcha cadenas sostenibles de biomasa leñosa, que proceda de las podas agrícolas y la renovación de las plantaciones, para lo que "acompañamos al sector agrícola y energético para ver de qué manera se pueden usar estos restos de podas y arranques para tener ahorros y rendimientos".
Otra de las líneas de trabajo de uP_running es contribuir a "cambiar la mentalidad de que es posible utilizar estos recursos y desbloquear las barreras existentes, que no son tecnológicas" porque, en la actualidad, sí existe tecnología para impulsar la utilización de biomasa PARP. "Hay mucho desconocimiento y se ve cómo algo imposible, algo utópico".
En la primera fase de este proyecto europeo, que finalizará en junio de 2019, se han llevado a cabo diferentes talleres con agentes del sector con el fin de detectar estas barreras, además de hacer análisis con agricultores, ganaderos, asesorías energéticas, ayuntamientos... Esta analítica ya se ha realizado en Aragón y, ahora, el objetivo es acometerlo en otras comunidades autónomas como Andalucía y Castilla y León, entre otras, hasta comprender todo el territorio nacional.
Además, se acometerá un análisis europeo con el fin de elaborar un plan para Europa, que "llevaremos a las direcciones generales de Agricultura y Energía de la Unión Europea y a grupos de presión y trabajo". También se ha redactado un memorando con 12 puntos para "alinear primero al sector agrario y luego al energético" con el fin de entregarlo posteriormente en "los estamentos oficiales para que vean que hay un respaldo de la sociedad, que dice que hay que hacer algo".
Una oportunidad de negocio
El plan de acción que se ha realizado en Aragón recoge un total de 80 puntos y líneas que son necesarias reforzar y que comprenden desde aspectos tecnológicos hasta la educación, porque "si se permiten quemar residuos o podas no habrá cambios".
En la actualidad, se está trabajando y asesorando para que agricultores, consumidores, proveedores o empresas de servicios aprovechen el potencial de la biomasa "y tomen una decisión certera" de iniciar un nuevo negocio o bien una oferta de biomasa.