El conocimiento, la acción y la determinación, entre otros, forman parte de los vectores clave sobre los que se sustenta la excelencia empresarial.
La excelencia empresarial "es la suma de cinco vectores", según ha explicado el director gerente del Instituto Aragonés de Fomento (IAFT), Ramón Tejedor, en la jornada "Claves de la Excelencia Empresarial", que ha organizado esta entidad dentro de los actos programados en el Mes de la Excelencia Empresarial.
Entre estos vectores figura, por ejemplo, el conocimiento, así como la acción -que debe ser "persistente"-, y la repetición. A ellos dos se suma la determinación, el compromiso y la permanencia porque "siempre hay que seguir trabajando con sentido de permanencia porque de nada sirve conseguir resultados buenos solo un año".
Unos vectores que adoptarlos es cada vez más difícil para las empresas dentro del contexto actual en el que irrumpe con gran fuerza la economía digital a la que "las empresas que no aterricen adecuadamente en ella van a desaparecer".
Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos vectores no son estáticos, sino que la excelencia cada vez los va incorporando en mayor medida y "estos vectores se renuevan según la evolución".
Además, hay también otro factor fundamental para conseguir la excelencia empresarial: la responsabilidad social. "Es imposible tener un sello o el premio de la excelencia sino se apuesta por la responsabilidad social, que es como un plus. Es un compromiso con el impacto social y el entorno, con la cadena de valor, los clientes, proveedores..."
Son pilares en los que trabaja el IAF a través de su programa de excelencia empresarial, que contempla formación y tutela de las empresas para que consigan ese objetivo, además de facilitar que puedan implantar planes de excelencia empresarial, que les conducen a obtener el Premio a la Excelencia Empresarial o el Sello de Oro.