La empresa aragonesa, especializada en el sector del café, ha recuperado el consumo fuera del hogar que se redujo en los años de crisis, equilibrando ahora al 50% sus dos líneas de negocio centradas en la alimentación y en la hostelería.
Cafés Orús vuelve a recuperar el equilibrio entre sus dos principales líneas de negocio: la hostelería y la alimentación. Durante los años de la crisis, el consumo fuera del hogar de este producto se retrajo en favor del consumo doméstico, observándose ahora que se está produciendo un cambio de tendencia que apunta a una recuperación del canal horeca, según indican desde Cafés Orús a elEconomista.es
Esta recuperación se está produciendo desde mediados del año pasado y está permitiendo que la empresa aragonesa reparta su actividad en partes iguales, es decir, al 50%, entre los dos canales de hostelería y alimentación.
La empresa en la actualidad desarrolla su actividad en el sector de la alimentación a través de café molido, café soluble, cápsulas y edulcorante, mientras que en la línea de negocio de hostelería se centra en el café en grano, café soluble, café molido, infusiones y edulcorante. En todos ellos, utiliza principalmente cafés procedentes de Centroamérica.
Dos líneas de actividad en las que se recientemente han aumentado sus productos con varios lanzamientos como las cápsulas para el consumo doméstico, además de incidir también en este formato para el canal Horeca a través de las cápsulas profesionales.
La empresa, que tiene una producción de alrededor de 1.000 toneladas anuales en sus diversas preparaciones, tiene una importante presencia en la comunidad aragonesa, aunque sus productos también están presentes en otras autonomías españolas como es el caso de Navarra, La Rioja y Cataluña.
Más de un siglo dedicados al café
Cafés Orús comenzó su actividad en los primeros años de 1900 en Zaragoza tostando café y chocolate, fecha desde la que ha conseguido convertirse en un referente en la cultura del café en España.
Esta actividad fue el germen de esta empresa familiar que en los años 30 contaba con una de las fábricas más modernas de España para la elaboración industrial del café en un edificio de dos plantas y con las primeras máquinas movidas por energía eléctrica.
Posteriormente, en los años 70, con la liberalización del mercado del café, se incorporaron los últimos adelantos de la época para la recepción de café verde, clasificado, ensilado, tueste y envasado.