Aragón

José María García: "Aragón no tiene riesgo de deflación"

José María García, director general de Economía del Gobierno de Aragón

El director general de Economía del Gobierno de Aragón, José María García, habla en una entrevista concedida a elEconomista.es de la situación económica de Aragón. Una comunidad en la que se prevé para este año un crecimiento superior al 2%. Un ritmo que no se verá afectado por las peores perspectivas de economías del entorno como Francia o Italia. Además, en la comunidad aragonesa tampoco existe riesgo de deflación.

¿En qué situación se encuentra la economía aragonesa?

La economía aragonesa está mostrando en este inicio de 2015 la consolidación de la recuperación que ya empezó en 2014. Todos los síntomas positivos que mostraba, sobre todo a finales del año pasado, permiten ver que la recuperación se acelera. Todo esto en un contexto en el que tenemos que tener en cuenta que venimos de una larguísima crisis, que se inicia en el año 2008. Una crisis en todos los sectores y que ha terminado como principal indicador o desequilibrio a nivel social en el enorme desempleo.

Ahora estamos en fase de consolidación y crecimiento y también se ha dado la vuelta a la cifra de desempleo. Ya estamos creando puestos de trabajo. Sin embargo, la sensación de venir de una crisis tan larga y una afección tan grande sobre el desempleo hace que la percepción de los datos ya consolidados de recuperación cueste más verlos porque las cifras de desempleo son altas y todavía las heridas están muy abiertas, pero están cicatrizando y estamos en una situación totalmente diferente.

¿Qué sectores están tirando de la economía aragonesa?

Todos los sectores en la crisis han caído, aunque la construcción fue el que más duramente la sufrió y después industria, como suele pasar. También los servicios acabaron con problemas. En esta fase de recuperación, lo que hemos visto es que los servicios se han recuperado, aunque a un ritmo más suave, lo que es normal porque es el sector más grande y sus vaivenes son más pequeños. El sector que seguramente ha sido el mayor motor de la recuperación es el industrial, que es el que ha ido registrando un crecimiento cada vez mayor y el que muestra síntomas de esa recuperación de forma más acelerada. El último que se ha sumado es el sector de la construcción, que es el que viene de un pozo más profundo. Todavía estamos en cifras pequeñas, pero empiezan a ser positivas después de tantos años seguidos cayendo.

¿Qué factores han contribuido a esa mayor recuperación del sector industrial?

Las causas son las lógicas que nos diría la teoría económica, aunque luego hay que ver que realmente se cumplen. En un país que sufre una crisis económica, el descenso generalizado hace que luego haya recuperaciones de la productividad y normalmente ese descenso de la producción afecta a la moneda y le hace ganar competitividad exterior. Esto es algo que ya no puede pasar en España porque nuestra moneda la compartimos con nuestros socios europeos y no se deprecia porque a nosotros nos vaya mal ni la podemos devaluar manualmente. No podemos actuar sobre ella. Por el lado de una recuperación clásica, que sería por el mercado exterior, se ha producido esa recuperación, pero a base de ganancia de productividad.

Esa mejora en la productividad en el sector industrial ha hecho que en cinco o seis años de depresión de la demanda interna, fuera el sector exterior el que cogió el relevo y, una vez que se pone en marcha el motor, ya se va recuperando el consumo interno y se va tomando el relevo al sector exterior. En eso estamos ahora, en un sector exterior que está creciendo, pero que ya no es el principal protagonista del crecimiento porque ahora lo comparte con el consumo interno y con la inversión, que está mejorando mucho por esas expectativas sostenidas en el sector exterior y la cada vez mejor evolución de la demanda interna.

Todo esto sin que en la calle haya esa percepción de la recuperación, que es lógico, porque venimos de una situación grave y prolongada. Estamos yendo a mejor, pero nos va a costar tiempo recuperar, aunque estuviéramos creciendo al mismo ritmo que se ha caído. Hemos estado prácticamente siete años cayendo y tendremos que estar seis o siete años al mismo ritmo para volver a estar en el punto de partida. Es una situación muy difícil. Pero de un avión que caía en picado a un avión que se aleja del abismo, hay una diferencia enorme. Esto los analistas lo vemos, pero en la calle es más difícil por esa sensación antigua que tenemos de tanto tiempo de crisis.

¿Cuándo se prevé que esa recuperación económica se note en la calle?

Todo son sensaciones subjetivas y es difícil de ver. Lo digo muchas veces. En la calle ya se está notando -aunque parece que no se palpa-, porque el consumo interno lleva todo el año 2014 en positivo y creciendo en tasas por encima por del 2,5% y, en algún trimestre, por encima del 3%. Cuando el consumo interno crece a un ritmo del 3% es que está creciendo mucho. Realmente, la sensación a lo mejor colectiva es que no estamos en esa situación, pero la sensación individual es diferente. Es posible que el consumo de personas no crezca al 3% o disminuya, pero en otras está creciendo mucho más.

Y, ¿las empresas les transmiten sensación de recuperación de la crisis?

Sucede como con el resto de los ciudadanos. Tienen que competir cada día y abrir la persiana siempre es difícil sobre todo en momentos de recesión, pero vemos que facturan más, invierten más... Estamos viendo que cada trimestre crece la inversión más de un 10% que el año anterior. La sensación cuando hablamos con ellos es que tienen dificultades para competir en el mercado y no transmiten una situación de euforia, sino que muestran la misma sensación de dificultad de trabajar cada día en el mercado. Pero esto es lo lógico, aunque los datos lo que dicen es que sus expectativas son buenas porque está aumentando la inversión. Pero como el resto de ciudadanos, la situación es individual y subjetiva y cada uno la contempla y la transmite como quiere.

Además hay otro dato importante. Hace un año y medio los mercados financieros estaban cerrados. Ahora las empresas nos transmiten que no es un problema de encontrar financiación, sino de precio, que es otro tipo de problema. Incluso lo vemos en nuestras herramientas públicas, que en época de crisis han sido un balón de oxígeno para las inversiones, y ahora las empresas con las que hablamos nos dicen que son caros porque están consiguiendo precios más baratos. Antes no había financiación, solo la nuestra y era a un precio de mercado competitivo. Eso significa que los mercados financieros se han abierto.

¿Cuándo se podrá decir que Aragón ha salido de la crisis?

Técnicamente, una economía está en crisis cuando en dos trimestres consecutivos está en negativo, crece menos o tiene un PIB menor que el trimestre anterior. Hace muchos trimestres que hemos salido de la crisis. Estamos en fase de crecimiento. España es uno de los países cada vez más desarrollados y, en los países más desarrollados, los crecimientos altos están en el entorno del 2%. En el año 2014 seguramente creceremos por encima de nuestra segunda previsión, que fue del 1,2%, y para 2015 prevemos el 2%. Seguramente también la superaremos según los datos del FMI, Unión Europea y BBVA.

Son cifras que para un país desarrollado son significativas, son realmente fuertes. Pero, ¿cuándo lo podremos decir? Lo dirán los ciudadanos cuando perciban esa situación. Yo recuerdo en la crisis anterior, la del año 1992, que siempre sucede lo mismo: cuesta reconocer la crisis y la recuperación. Cada persona, cada empresa... tiene su sensación subjetiva además de la del entorno porque, si le dices a una persona que hemos salido de la crisis cuando está en desempleo, no se lo cree. Para él no hay recuperación y no existe hasta que encuentre empleo. Pero objetivamente, veníamos de una legislatura anterior en la que en cuatro años se destruyeron 80.000 puestos de trabajo y era una dinámica que había que cambiar, era una caída en el abismo enorme. En los dos años siguientes tomamos medidas, mejoramos financiación, apostamos por la internacionalización, nos volcamos en el emprendimiento, pusimos en marcha políticas, impulsamos la Estrategia Aragonesa de Competitividad y Crecimiento?y el estado ha aplicado reformas.

Todo empieza a cuajar y en los dos años siguientes se endereza la situación, aunque se sigue destruyendo empleo, pero a un ritmo menor porque son 20.000 puestos de trabajo menos. Desde entonces, se ha invertido la curva y se crea empleo. Ahora estamos en alrededor de 4.000 ó 5.000 puestos de trabajo desde el momento inicial en el que llegamos al gobierno. De esos 20.000, ya se han recuperado 15.000.

La dinámica es distinta y eso es lo que alimenta el consumo interno, que toma el relevo del externo. La situación es totalmente diferente. Si se suman los 80.000 puestos de trabajo destruidos en la legislatura anterior más los 20.000 en la nuestra, de esos 100.000 se han recuperado 15.000, pero hay que recuperar muchos más y en ello estamos. Se han puesto las medidas correctas y los mercados financieros funcionan mejor, las empresas están empezando a funcionar mejor y venden dentro y fuera... ero esto no es un encendido y apagado y que llega la crisis y se destruyen 80.000 empleos y luego en el siguiente mes se crean los 80.000. Conforme se crean puestos de trabajo, se va generando consumo, que propician buenas perspectivas para las empresas, que generan inversiones, que a su vez crean puestos de trabajo. Estamos en esa senda, y es más rápida de lo que ha sido en períodos anteriores, aunque me gustaría que fuera vertical.

La recuperación sí se nota en el empleo porque anteriormente hasta que la economía aragonesa y española no crecía entre un 2,5% y 3% no había creación de puestos de trabajo y ahora estamos viendo que en momentos muy anteriores ya se han estado generando empleos con crecimientos por debajo del 1%. Esto indica que la recuperación -que vemos que se va acelerando-, incide en el empleo y que este es el camino correcto. Esto no significa que esté todo hecho. Hay que seguir vigilando, seguir mejorando la regulación, aplicando políticas para acelerar la creación de empleo...

En relación al crecimiento en 2015, ¿qué sectores van a ser los más dinámicos?

Nuestra previsión de crecimiento es del 2%, aunque hay voces que dicen que hemos sido muy conservadores. Lo que vemos es que todos los sectores en nuestra previsión están en positivo. La novedad en relación a la anterior es que la construcción está en niveles positivos, aunque los dos principales motores son servicios e industria. El sector industrial creció mucho en la fase anterior sobre todo porque tenía demanda externa y ahora continúa haciéndolo porque existe demanda externa y también interna. Además, el sector servicios también está en positivo.

De estos sectores, ¿cuál puede tirar más de la generación de empleo?

Por volumen es siempre servicios porque representa en todas las economías desarrolladas dos tercios del PIB y del empleo. Al final este sector es el protagonista, aunque el que está creciendo mucho en ocupación es el sector industrial, que sufre mucho y muy rápido las crisis porque es el que está más abierto al comercio internacional y enseguida sufre vaivenes internos y externos, pero tiene un protagonismo importante.

¿Qué papel van a seguir jugando las exportaciones en la economía aragonesa?

Las exportaciones juegan siempre un papel primordial a muchos niveles. Lo primero porque las empresas que exportan tienen sus mercados diversificados y normalmente no están en un solo, están en el interior y en otros exteriores y en varios países. Esto alivia mucho la presión para la empresa porque no depende solo de un ciclo económico, ya que de forma simultánea puede tener varios clientes que estén en una situación económica deteriorada mientras otros están en una situación de crecimiento. Esto da a la empresa una banda de seguridad al no tener todos los huevos en la misma cesta, que es lo que pasa con las empresas que se quedan en el mercado interno. Si sales al exterior, no dependes de un ciclo, sino de muchos, y como no suelen ser simultáneos, se van compensando los mercados y luego hay que saber rentabilizar esos mercados.

Otro papel que juegan es que cuando las empresas salen fuera tienen que competir más fuerte porque el número de jugadores es mayor. Las exportaciones están creciendo a un ritmo del 5% y 6% en un momento en el que el comercio mundial no crece a ese ritmo, lo que significa que estamos ganando cuota de mercado y que las empresas aragonesas crecen en competitividad frente a competidores que están en esos mercados exteriores y en sus propios mercados internos.

La previsión es seguir en esos volúmenes de exportación. Ha habido un cambio sustancial en los últimos años. Hemos visto -como resultado de las políticas aplicadas por los sectores y las empresas y que nosotros hemos procurado ayudar-, una gran diversificación tanto de sectores que han salido fuera como de países a los que han ido las compañías. Tradicionalmente, la economía aragonesa ha tenido un gran volumen de exportaciones concentradas en el sector del automóvil, lo que es lógico y es positivo porque tenemos un sector industrial especializado en el automóvil muy bueno y muy competitivo. Pero las exportaciones ya no van bien sólo por el automóvil. A principios de esta década algo más del 50% de las exportaciones eran del sector del automóvil y, ahora, no llegan a un tercio exportando más en volumen. Esto no se produce porque se hayan reducido, sino porque el resto de sectores ha crecido mucho. El automóvil no ha reducido exportaciones, de hecho ha crecido en valor absoluto, pero pierde importancia por el resto de sectores.

Otra cosa que ha cambiado es que nuestros principales mercados siempre ha estado dentro de Europa, que es lo normal porque se comparte estructura legal y económica, pero cada vez se exporta más a sitios como Estados Unidos, Asia o África y Oceanía- aunque en estos dos continentes es anecdótico todavía por cuantía pero van mejorando-, y países más exóticos y también crecen en Latinoamérica. En ese sentido, las empresas se han puesto las pilas y nuestras políticas han tenido una aplicación correcta en el sentido de que se han diversificado sectores y destinos.

¿Cómo puede afectar a Aragón el menor crecimiento de economías de su entorno?

En el año 2014, sobre el verano, parecía que había una hecatombe por un dato malo de crecimiento trimestral de Alemania. Era como que se había gripado el motor de crecimiento europeo. El crecimiento europeo no es fuerte, pero el principal motor de la economía es Alemania y tiene unas cifras de crecimiento esperado notables y, además, es nuestro principal cliente. Gran Bretaña tampoco pinta mal. Los únicos países que pintan peor son Francia e Italia, que son buenos clientes nuestros, pero siempre ha sido difícil competir con ellos. Tienen muchas reformas pendientes por aplicar y creo que el gran reto que Europa tiene ahora, además de solventar el bache de Grecia, es cómo aplicar reformas en Italia y en Francia que les conduzcan al crecimiento como condujeron a Alemania. El país alemán hizo las reformas que España ha hecho ahora con la crisis entrando en el siglo XXI y lleva una evolución sólida. España es el país de los grandes de Europa que tiene una previsión de crecimiento mayor. Francia e Italia son dos clientes principales, pero no los únicos para Aragón. No veo un especial peligro. Sería mejor si fueran a crecer, pero no hay sesgo a la baja por ello. Además, si fuera simultáneo de toda Europa, teniendo en cuenta la diversificación, tampoco sería un sesgo grave, pero sí que habría un sesgo. Ahora no hay signo de preocupación.

¿Y se corre el riesgo de deflación en Aragón?

En general, tener precios negativos no es algo bueno. Por eso, el objetivo de la Unión Europea es mantener una inflación contenida, pero positiva, y en torno al 2%. Todas las teorías económicas están de acuerdo en que tener una inflación positiva, pero contenida, es bueno. El problema de la deflación es que cuando un país o una zona tiene crecimiento negativo de los precios o una perspectiva continuada de crecimiento negativo de los precios en todos los sectores y que afecta al consumo porque un consumidor se espera a comprar el producto porque en unos meses va a costar menos. Nosotros pensamos objetivamente que no estamos en esa situación de deflación porque no hay un descenso generalizado de los precios. Hay algunos sectores que aumentan y otros que disminuyen.

En segundo lugar, tenemos precios negativos, pero que fundamentalmente están causados por el descenso del precio de la energía porque en los precios del petróleo hemos pasado de unos 110 dólares el barril a prácticamente la mitad. Esto ha afectado a los precios de la energía y luego en cascada va a afectando al resto de sectores, pero no hay un descenso general en todos. Además, es por una causa concreta y exógena y no por razones internas.

La tercera cuestión que estamos vigilando es si afecta o no a las decisiones de consumo y vemos que no está afectando porque está creciendo al 3%. Lo que sí que vemos es que esta situación de precios contenidos está ayudando al crecimiento de la economía y a hacerla más competitiva en el exterior. También las ventas internas mejoran porque con un euro puedes comprar más.

Hoy por hoy no afecta de forma negativa, pero hay que seguir vigilando para que no haya efectos perniciosos. El BCE, responsable de la política monetaria, está tomando medidas para precisamente favorecer la liquidez y esto hará que en algún momento los precios crezcan.

¿Se prevé que el ritmo de crecimiento del consumo se pueda mantener al 3%?

La perspectiva es que para este año se mantengan en entornos del 2% ó 3%.

Hablando de financiación, ¿cómo han influido las herramientas públicas en la recuperación económica?

Las dos herramientas principales son Sodiar y Suma Teruel, las dos de capital semilla, y por otro lado Avalia SGR. Con Sodiar y SUMA Teruel -que se dedicaban a proyectos de inversión con volúmenes grandes para la comunidad autónoma del entorno de 250.000 ó 300.000 euros en créditos-, pusimos líneas de apoyo al emprendimiento para proyectos más pequeños. En principio, fijamos 25.000 euros, pero acudimos incluso a proyectos de menores dimensiones. De esta manera, conseguimos a lo largo de la legislatura movilizar con Suma y Sodiar, entre los dos herramientas, unos 16 millones de euros de recursos nuestros y una inversión total de 40 millones, ayudando a crear y consolidar alrededor de 4.000 empleos. Hemos pasado de tener alrededor de 12 proyectos de inversión al año, que es lo que solía haber, a estar por encima de 80, que suponen un volumen mucho mayor.

Con Avalia SGR, se reforzaron sus fondos propios y se cambió el tipo de avales en los que estaba especializada -que eran avales técnicos-, para intentar que creciera hacia avales financieros con el fin de que las empresas pidieran prestado a las entidades financieras. Nos movilizamos mucho con las entidades financieras y les hicimos ver que estaban desaprovechando un recurso, puesto que con los avales de Avalia ellos podían consumir menos recursos propios y acudir a más clientes o a los clientes que ya conocían aumentar el volumen de financiación que les estaban concediendo. Se hizo también un esfuerzo grande para difundir esta herramienta entre las empresas. Hemos pasado de algo menos de 30 millones de euros en avales por año a este último ejercicio con 44 millones de euros y con un mix más centrado en el aval financiero que en el técnico. Hemos conseguido consolidar entre 4.000 y 5.000 empleos y tenemos alrededor de 4.000 empresas con avales de Avalia. Esto ha contribuido mucho a mejorar la situación de carencia de financiación, aunque el objetivo no es suplir al sistema financiero, sino colaborar y ayudar y hacer de palanca para que algunos proyectos de inversión puedan encontrar financiación y que no haya iniciativas que vayan a generar empleo que se queden sin tener financiación.

Ahora con la mayor fluidez de crédito, ¿se van a modificar estas herramientas?

En Suma Teruel ya se han modificado las condiciones y en Sodiar estamos viendo y revisándolas. Son préstamos participativos que son de una condición especial y pueden tener un precio distinto. No es la misma financiación que se pediría a una entidad financiera, pero hay que revisarlo porque son empresas que no viven de una subvención pública y una rebaja en los tipos podría afectar a su viabilidad y, a lo mejor, tendríamos desde la administración que dotar de dinero a las empresas para que sigan haciendo su función. Preferimos ajustar para que las empresas vivan de su actividad.

En lo que queda de legislatura, ¿qué líneas desde el departamento?

Tenemos un plan específico, que es la Estrategia Aragonesa de Competitividad y Crecimiento. Todas las medidas vienen derivadas de esa estrategia y lo que hacemos es seguir desarrollándolas. Vamos a seguir impulsando la internacionalización de las empresas -acabamos de sacar la orden de ayudas de internacionalización-, seguimos con incentivos económicos regionales con los que a lo largo de estos cuatro años hemos promovido casi 4 millones de euros de inversión y continuamos en la misma línea de la estrategia. Además, estamos estudiando la situación financiación para adaptar las herramientas públicas y también vamos a reforzar el apoyo al emprendimiento. Esas son las líneas globales y de toda la estrategia. El acuerdo social es otra de las patas para lo que estamos trabajando con los agentes sociales. No vamos a hacer cambios.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky

endesa