
En una entrevista concedida a elEconomista.es, el presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón (CREA), valora las medidas puestas en marcha por el Banco Central Europeo y el Gobierno de España, además de hablar sobre el documento con propuestas en el que trabaja la CEOE y de las medidas que se necesitan para la generación de puestos de trabajo y para recuperar el tejido empresarial perdido con la crisis. Sólo en Aragón, han cerrado 7.000 empresas.
Hay datos macroeconómicos que empiezan a tener una evolución más positiva. ¿Se está saliendo ya de la crisis?
Llevamos tres trimestres en números positivos y es un signo claro de que la recesión se ha abandonado. Las previsiones de los diferentes gabinetes, como el de la CEOE, hablaban de un crecimiento del 1,2% y ya se esta hablando de que se podría llegar al 1,5%. También hay datos positivos en el empleo. Se va reduciendo el desempleo, pero no crece la afiliación a la Seguridad Social al mismo ritmo por lo que puede deducirse que es por la población joven que sale al exterior o por el colectivo de inmigrantes que estaba establecido en el país y que con la crisis habrán buscado otras alternativas.
Ahora bien, la crisis se abandonará con la corrección del paro. Hay una mejor percepción internacional y ha mejorado el consumo interno, no en la cesta de la compra, pero sí en los bienes de equipo, lo que hecho que creciera el consumo interno. Las empresas se han reestructurado y ahora hay menos problemas de financiación y todos estos datos llevan a una situación mejor. El análisis de hace dos a cuatro años era que se estaba peor y que se iba a estar peor, pero ahora la situación ha revertido y se prevé mejoría en los próximos meses.
¿Cómo ha afectado la crisis al tejido empresarial aragonés?
Se han perdido 7.000 empresas en el conjunto de Aragón. El más perjudicado ha sido el sector de la construcción y el inmobiliario, que sigue teniendo fuerza pero se ha contraído. Además, es un sector que arrastraba otras actividades como de carpintería, fontanería... que se han visto muy afectados. También el pequeño comercio, aunque hay otros que han abierto. Todo el tejido económico se ha visto muy afectado.
¿Se podrá recuperar toda esa pérdida de tejido empresarial y alcanzar los niveles previos a la crisis?
Esta crisis ha sido motivada por diferentes razones y nos marca un antes y un después. No se va a volver a lo de hasta los años 2006 y 2007 y no se va a vivir de la misma manera porque estamos ante un nuevo modelo. Hay que reindustrializar y tener en cuenta el sector agroalimentario. El problema es que las pymes son demasiado pequeñas. Si vamos al resto de Europa, vemos que en Alemania las pymes tienen peso, pero la dimensión no es tan pequeña. Aquí, una pyme tiene entre tres y seis trabajadores, mientras que en Alemania tienen entre 20 y 40 trabajadores. Esta cuestión del pequeño tamaño puede ser una asignatura pendiente, pero hay que valorar y apoyar a todas las empresas por igual y a esa persona que la crea aunque sea sin trabajadores porque tiene una gran importancia. El modelo es otro y hay que tener constancia.
¿Qué medidas considera convenientes para que se lleve a cabo esa reindustrialización?
Es fundamental que las empresas estén en el centro de las políticas porque son las que redistribuyen y generan riqueza en Aragón. Además, hay que incidir en la transformación de los productos agrícolas. La industria agroalimentaria es un tejido importante. Tenemos, queso, aceite, vinos... pero hay que seguir incidiendo en la transformación y no importar productos que se podrían transformar en Aragón. Hay que tener capacidad de crear empresas. Luego hay otros conceptos como los energéticos y la suficiencia de agua. No es una cuestión de hoy para mañana, pero hay que trabajar en ese sentido. Otro ejemplo de ello, es el sector logístico. Hay un antes y un después de que se empezase a trabajar en la Plataforma Logística de Zaragoza (PlaZa), Platea, PLHUS... Estas plataformas han dado consistencia a un territorio como Aragón que está a 300 kilómetros de Francia y de Madrid, Barcelona, Levante y País Vasco. Hay que trabajar en comunicaciones.
¿Y el empleo podrá recuperarse y alcanzar niveles previos a la crisis?
La recuperación no es rápida. Si seguimos teniendo 100.000 parados en Aragón, hay que continuar trabajando. En los años 2006 y 2007 se hablaba de pleno empleo y se produjo el efecto llamada cuando teníamos en España 1,2 millones de parados apuntados. El problema es la economía sumergida porque con ese 1,2 millones de desempleados se consideraba pleno empleo. Ahora con 4,8 millones de desempleados, nos faltan 3,6 millones de desempleados para llegar a ese límite y eso va a costar unos años. Lo importante es la reducción paulatina. Se va a tardar, pero la tasa del 26% de desempleo, a finales de 2015, ya estará por debajo del 20%. Seguirán siendo números altos y habrá que seguir trabajando. No obstante, se ha dejado de destruir empelo. Se está en el camino adecuado.
¿Considera necesaria otra reforma laboral para impulsar la creación de empleo?
En los años de democracia se han hecho 39 reformas laborales. Hay que hacer una adaptación a las circunstancias y momentos actuales porque la flexibilidad es importante. Por tratar de mantener 50 empleos se han cerrado empresas y es mejor que haya 35 trabajadores y que no se cierre la empresa. Habrá que tratar de buscar baremos que contemplen salarios en función de los objetivos. Tendremos que avanzar adaptándonos a los tiempos. Europa es un mercado importante, igual que el resto del mundo, y son nuestros competidores por lo que habrá que llevar esa legislación laboral a que sea similar.
En algunos foros, se habla de que puede ser el momento de empezar a subir salarios. ¿Lo ve posible?
No podemos lanzar campanas al vuelo ni correr el riesgo de cargarse la creación de empleo. Las empresas lo que mejor pagan son los salarios de todos los costes que tienen. Cualquier empresario está dispuesto a ello. Habrá que subir de forma selectiva porque habrá empresas que estén en disposición de subir los salarios y sectores que estén mejor que otros y en los que una parte podría subir y otras empresas no podrían por estar en dificultades y, si se suben, acabarían cerrando. Es algo que hay que ir viendo.
Desde la CEOE se proponen nuevas medidas laborales como la extensión del período de prueba de un año al contrato ordinario indefinido y que no haya indemnización si no se supera. ¿Qué le parecen estas medidas?
Es un documento interno que está en estudio y me sorprende que esté en la calle. Se habla de propuestas y se sacarán una serie de conclusiones. Insisto en que está en período de estudio y no es el momento de aventurar. Cuando esté cerrado, habrá propuestas definitivas que serán las decididas por la CEOE. Ir a la línea de contratos únicos es la filosofía de la CEOE, pero insisto en que es un documento que no está cerrado. Hay que esperar unos meses. Seguramente para el mes de julio estará el definitivo.
El Gobierno central ha anunciado un paquete de medidas para reactivar la economía. ¿Considera que serán efectivas?
Cualquier medida de activación de la economía es positiva. Todo lo que es reducción de impuestos es positivo. Los ciudadanos y las empresas han hecho un esfuerzo importante y se nota en la recaudación. Las medidas de inversión productiva y de terminación de autovías me parecen positivas porque generan economía y futuro. También las del sector del automóvil y no sólo en Aragón porque tengamos a General Motors, sino también por lo que conlleva para las auxiliares que están en la comunidad autónoma. Que se ponga en marcha el PIMA o el PIVE reactiva la economía.
¿Cree que ese paquete de medidas llega tarde?
A todos nos gustaría todo antes, pero hace dos años se hablaba de una prima de riesgo de 680 puntos básicos y ahora está en torno a los 120 puntos básicos. Esto es un ahorro tremendo y eso permite que se pongan en marcha esos 11.000 millones de euros porque no hay que ponerlos para la deuda. Es un ejemplo de diferentes mejoras.
¿Considera que tendrían que adoptarse más medidas?
En función de las necesidades presupuestarias porque si se pagan menos de 11.000 millones es porque se genera confianza en el exterior y llega la inversión y eso ayuda a la economía y es bueno para reactivarla, pero hay que ser cuidadosos con el problema del país que es el alto nivel de deuda pública porque antes o después, y mejor si es antes, hay que reducirla.
No obstante, ¿qué medidas no se han adoptado que las empresas necesitarían?
El elevado coste de las cotizaciones sociales porque está por encima de los países del entorno. Es algo que se lleva negociando con el presidente del Gobierno de España Mariano Rajoy para cuando el tiempo lo permita y está llegando ese tiempo, pero en diciembre vimos algo que va en la línea contraria como la cotización por los tickets de comida y las empresas ahora tenemos que cotizar más. La reducción de la cotización -que no afectaría al salario de los trabajadores-, generaría a la larga más ingresos porque al ser más bajas se facilita la contratación y, aunque la cantidad de cotización sería menor, se dejarían de pagar las prestaciones por desempleo y habría superávit para el Estado. También la reforma fiscal, pronto habrá una ley con sugerencias en impuestos de sociedades y de sucesiones... Vamos a ver cómo se recogen.
Recientemente, también el BCE ha anunciado medidas con el fin de facilitar que el crédito llegue a las empresas. ¿Cree que realmente se abrirá el grifo de la financiación?
Es positivo que el tipo de interés sea al 0,15% y lo que conlleva detrás porque se penalizará a los bancos si tienen el dinero ocioso y no va a la pyme. Además, tampoco se puede destinar a deuda pública. Y esto hará que el flujo del crédito llegue a las empresas, pero habrá que ir viendo el resultado en los próximos meses.
Algunas entidades financieras aseguran que están concediendo financiación. ¿Tienen ahora menos problemas las empresas para acceder a ella?
La situación de crédito ha cambiado porque venimos de una etapa de recesión para las empresas y para las familias. Se ha notado un cambio y se ofrece el servicio porque con la reestructuración financiera han desparecido las cajas de ahorro que estaban funcionando mal y las entidades que han quedado han puesto en marcha sus mecanismos para comprar y vender dinero. Además, algunas entidades financieras -que no se han visto afectadas por la reestructuración y no han recibido dinero público- por su estrategia de negocio han invertido en países emergentes porque en España no tenían la misma seguridad, pero ya están viendo que la situación está cambiando. Ahora, ha mejorado el crédito, pero todavía con un exceso de condiciones exigibles.
Muchas empresas se quejan del coste energético.
No vemos una mejoría en la reducción de la factura. Es un problema complejo, pero que habría que reestructurar para no pagar costes por encima de la media de los países del entorno. No tengo la solución, pero habría que hacer cambios.
En Aragón se reclaman infraestructuras clave para las empresas como la Travesía Central Pirenaica. ¿Qué medidas se están llevando a cabo desde CREA para impulsar las comunicaciones?
Estamos en contacto con las administraciones que tienen competencias. Es fundamental porque faltan autovías que nos conecten con la zona del Mediterráneo. La Travesía Central Pirenaica también es fundamental en Aragón y estamos en contacto con el Gobierno de Aragón. Se va a preparar un encuentro en Madrid para poner sobre la mesa esa comunicación y sus ventajas para las empresas. Nos preocupan igual que las carreteras las infraestructuras hidráulicas, sobre todo, para el sector agroalimentario. Hay que trabajar también en ello.