La empresa de distribución de pescado y marisco fresco y congelados seleccionados celebra su centenario con la mirada puesta en ampliar su distribución a más zonas en España e, incluso, Francia, además de barajar el establecimiento de puntos logísticos nacionales en el medio plazo ante los planes de crecimiento.
Estos son los principales objetivos de La Coruñesa en un momento en el que la compañía celebra sus 100 años de vida. La empresa, situada en el Polígono Monzú, en Huesca, ha ido creciendo y expandiéndose progresivamente desde su fundación en 1922 y, especialmente a partir de 1981, fecha en la que fue adquirida por una sociedad de profesionales oscenses del sector que aunaron fuerzas en el área de la distribución.
La empresa es líder en Huesca en la distribución de pescado y marisco fresco y en congelados seleccionados y, en los últimos años, ha ampliado su actividad a Zaragoza y a otras zonas de España como, por ejemplo, Murcia a la que proveen de manera puntual a empresas de catering. Además, también realiza envíos puntuales a otros puntos del país. Tan solo en Aragón, cuenta con más de 800 puntos de venta entre comercios, supermercados, hoteles, restaurantes, empresas de catering, centros educativos y otros colectivos.
Los planes de la empresa son poder seguir ampliando su radio de acción, no descartándose la exportación. "Desde Francia han mostrado interés por nuestro trabajo", afirma José Luís Sierra, gerente de La Coruñesa, a elEconomista
Este interés, de momento, no ha podido concretarse en realizar la distribución por la pandemia y las limitaciones en la movilidad, aunque no se descarta ahora ir retomando esta posibilidad, sobre todo, para las zonas más cercanas a la frontera española. "Iremos viendo".
La empresa también contempla llegar a más puntos de España para lo que, en el medio plazo, baraja la posibilidad de establecer acuerdos con empresas del sector para crear puntos logísticos nacionales y de referencia local e, incluso, internacional para la distribución.
En menor medida se contempla una ampliación de las actuales instalaciones de más de 1.200 metros cuadrados (el doble de la superficie anterior), que la empresa inauguró en el año 2015. En esta fecha acometió una inversión de alrededor de 1,5 millones de euros (el inmovilizado estaba cubierto). Además, se han introducido mejoras en equipamientos, maquinaria para mejorar la salud laboral e instalación de placas solares fotovoltaicas, entre otros.
"En la última etapa, se ha producido una importante transformación. Hemos pasado de una empresa artesanal a una con importantes medios y capacidad de distribución y tecnología", que se aplica en sala, así como a nivel informático.
La empresa ha registrado un crecimiento sostenido en los últimos años, que se ha visto ralentizado por la pandemia. En el año 2022, se prevé recuperar el mercado de 2019, ejercicio en el que registró una facturación de más de 7,7 millones de euros. La previsión es cerrar el actual en ocho millones de euros. En relación a las ventas, se calcula que se cerrará 2022 con 1.100 toneladas, en línea con el año 2019. En 1981, comercializaban 230.000 kilos.
El crecimiento económico de la empresa también ha tenido traslación en el empleo. En el año 1981, contaba con 11 personas en plantilla, estando ahora formada por 31 trabajadores, aunque el objetivo es finalizar 2022 con 32 empleados.
La Coruñesa, que tiene 17 vehículos de reparto de distintas capacidades, distribuye más de 1.000 referencias de productos procedentes de caladeros de diversas partes del mundo, aunque la mayoría del pescado fresco es de origen nacional.
Entre los puntos internacionales con los que se trabaja figuran Noruega, Francia, Dinamarca, Escocia o Canadá con variedades como las vieiras, bacalao, ostras, mejillones, cigalas, bogante o rape, entre otros. En general, "el 80% del trabajo se hace con un número limitado de especies porque son las que más se demandan", aunque "la logística y el transporte nos permiten llegar a cualquier especie".