Aragón

Bodegas Raíces Ibéricas invierte cinco millones para poner en valor las uvas de variedades autóctonas en el mercado internacional

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El grupo familiar ha adquirido los edificios de la cooperativa San Isidro y Bodegas y Viñedos del Jalón para impulsar los vinos con variedades autóctonas de la zona zaragozana de Catalayud con el fin de darlas a conocer en los mercados internacionales, además de apostar por un enoturismo de calidad. Una iniciativa con la que también se contribuye a mantener y fijar población en el medio rural y que comprende otros ejes de acción, puesto que también se va a trabajar con vinos de uvas autóctonas de otras zonas de España para ser referentes en los mercados exteriores.

Estas son las principales líneas de acción de Raíces Ibéricas, que va a destinar una inversión de cinco millones de euros en el plazo de cinco años. Una cuantía que comprende la adquisición de estos edificios en Maluenda, que ya tenía en régimen de alquiler desde hace un tiempo y a los que trajeron los vinos del enólogo Carlos Magallanes, quien además lidera un proyecto vinculado con la uva garnacha.

Esta inversión también se destinará a la adecuación de las instalaciones adquiridas con el fin de desarrollar un enoturismo de calidad, recibir visitas y realizar algunas actividades como, por ejemplo, catas de los vinos, explican fuentes de Bodegas Raíces Ibéricas a elEconomista

Raíces Ibéricas se basa en una propuesta diferenciada frente a otras bodegas, ya que su objetivo es dar a conocer las variedades autóctonas de la zona, pero aportándoles un valor que muchas veces es desconocido para los consumidores, sobre todo, en los mercados internacionales.

Una identidad propia con la que también se quiere poner en valor la tierra y el territorio, habiendo conseguido ya mantener la actividad en la zona de Maluenda y los empleos de la cooperativa y bodega adquiridas, estando la plantilla formada por nueve personas, aunque se prevé que se incrementen hasta los 17 en el plazo de cuatro años.

Una generación de empleo que contribuirá a su vez a fijar población, al igual que las relaciones con los productores de la zona tanto para la compra de uva -se pretende apoyar la actividad de los productores para que puedan vivir de su actividad-, como para trabajar en líneas de acción diferenciadas. De este modo, se quiere potenciar que la gente se quede en los pueblos y el medio rural y los jóvenes puedan volver al campo y vivir de su trabajo.

El proyecto de Raíces Ibéricas comprende principalmente tres líneas de acción. Una de ellas se va a centrar en la variedad de uva garnacha para darle valor y destacar sus propiedades diferenciadas, ya que en muchas ocasiones es utilizada en la elaboración de vinos tintos, rosados, blancos o espumosos junto con otras variedades. Ya se ha creado la línea Carlos Rubén, que comprende 13 vinos todos ellos elaborados al 100% con variedad de uva garnacha.

Otro de los ejes también girará en torno a la uva garnacha, pero en relación a la DO Calatayud, de cuyas tierras salen las uvas mejor valoradas de esta variedad. En este caso, la actividad se centrará en fortalecer la denominación de origen y trabajar conjuntamente con cinco o seis bodegas de la zona y de la DO con el fin de aportar más valor añadido a los vinos a través de detalles que suelen ser desconocidos.

Con el fin de poner en valor la producción de esta tierra, la bodega ha puesto en marcha el proyecto Las Pizarras dentro del que ha realizado un rediseño de las marcas Las Pizarras y Castillo de Maluenda, apostando por el desarrollo premium de la DO Calatayud y de esta localidad zaragozana.

Raíces Ibéricas no solo centrará su actividad en la zona de Maluenda y la DO Calatayud, ya que otro de los objetivos es poder trabajar con más variedades autóctonas ibéricas dentro de lo que se ha llamado la gama 'Raíces', que comprende hasta el momento 17 variedades de uvas autóctonas españolas.

El objetivo es seguir las líneas de acción que se han dado en otros países, como por ejemplo Francia o Italia, en los que es habitual que cada uno de ellos tenga cinco o seis regiones vitivinícolas, que son reconocidas en todo el mundo. Para ello, se plantean acciones como catas con sumilleres y cocineros con estrella Michelín para que puedan hablar y conocer estos vinos y aspectos sobre ellos que, a veces, ni siquiera son conocidos en el territorio nacional.

Y es que Raíces Ibéricas quiere poner en valor los vinos para que tengan renombre en los mercados internacionales, ya que España cuenta con uno de los mayores viñedos en el mundo, pero sus vinos son todavía desconocidos en muchos mercados y se suelen vender por debajo de los precios de los de países como Italia, Chile y Argentina, estando más infravalorados, a pesar de que España tiene una imagen buena como país y buena producción cuyo valor no se explota lo suficiente. También se quiere impulsar el vino ecológico en el que España tiene una buena posición en producción ante la demanda en el mercado de este tipo de vinos.

Una dilatada experiencia

En todas las líneas de acción, la bodega contará con la experiencia de este grupo familiar, que comenzó en 1983 a distribuir marcas de vino en mercados como Bélgica y Holanda de la mano de Mark Schiettekat, propietario de Raíces Ibéricas, pero con la idea de acometer proyectos de mayor envergadura para lo que se comenzó a vinificar en Francia, Italia o España, país este último en el que la producción se inició en el año 2000.

Precisamente, la localidad de Maluenda ha sido clave en todo este proyecto empresarial al comenzar la actividad en ella con los vinos del enólogo Carlos Rubén. El grupo familiar sumará su experiencia previa y las prospecciones de mercado realizadas para conseguir los objetivos planteados, que ya se están consiguiendo porque se ha logrado vender más de lo que inicialmente se esperaba. Unas ventas que se confía en incrementar conforme se pueda viajar con menos limitaciones por la covid-19.

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