
La producción podría alcanzar 21 millones de toneladas, algo más corta en Andalucía, mientras Castilla y León mantendrá sus niveles.
A falta de datos definitivos, se prevé que la campaña alcanzará los 21 millones de toneladas, en línea con los niveles de producción medios y alejada de la pasado año, que se situó en 27,5 millones de toneladas, registro con el que se alcanzó una producción récord.
Estas previsiones se asientan en una climatología que ha sido favorable. "Lo que más destroza la cosecha es el calor. Los meses de abril y mayo no han sido muy calurosos y este año no está lloviendo mucho -está por debajo de la media-, pero ha llovido en los momentos importantes", lo que ha permitido que "el cereal se formase poco a poco y esté cogiendo cuerpo. Si en mayo no caen muchas lluvias, será el empujón que se necesita para terminar el grano y alcanzar esa cosecha de 20 ó 21 millones de toneladas", explica Antonio Catón, director de Cereales, Arroz, Forrajes, Semillas y Fertilizantes de Cooperativas Agro-alimentarias de España.
En términos de superficie no se aprecian variaciones significativas, estimándose en el cereal otoño-invierno alrededor de 5,56 millones de hectáreas, lo que supone un 0,1% menos. "En España no hay muchas posibilidades de cambios importantes porque no tenemos alternativas" señala Gregorio Juárez, responsable de cultivos herbáceos de Asaja.
Esta campaña se están dando las mismas condiciones climáticas que las de la anterior, "pero es complicado que se produzca la cosecha del año pasado" porque, además del clima, influyen otros factores como la tecnología, el uso de mejores abonos o el empleo de mejores variedades genéticas, así como la aparición de enfermedades como los hongos, que pueden hacer perder entre un 35-40% de la producción, observándose algunos problemas en la zona norte de España.
Dentro del territorio nacional, aunque no están los datos definitivos, la situación es diferente. Andalucía, que es la comunidad más temprana en la cosecha, se estima que puede tener una producción menor que la de otras campañas por la falta de agua, lo que podría hacer que se sitúe por debajo de los tres millones de toneladas. "Está en unas condiciones buenas, pero no excepcionales. En grandes números serán previsiones medias. Marzo fue malo porque ha sido el más seco de la historia. A la mayoría de los cultivos ya les pilló con el llenado de grano y la espiga hecha y les afectó más que a la zona norte que les cogió encañando. Están un poco peor", añade el responsable de ASAJA.
Mejores perspectivas hay para Castilla y León, principal productor de España. "Son buenas y el tiempo está acompañando", apunta Gregorio Juárez, quien incide en que esta misma previsión se mantiene para otras zonas de España como Navarra o Aragón, aunque "no son las óptimas de cosecha récord del año pasado". Dentro de Castilla y León, donde se estima una buena producción, pero por debajo de los 8,4 millones de toneladas de la anterior, la situación también varía porque hay zonas como "Valladolid y Salamanca que están con más falta de agua", matiza el responsable de cooperativas Agro-alimentarias de España.
No obstante, en el sector se reconoce que "en estos días puede pasar de todo" en función de cómo evolucione el clima. "Si llueve, podemos pasar las previsiones de buenas a muy buenas. Si no hay agua, iremos con una situación normal y, si se tuerce y hay un San Isidro de solano y mucho calor, se llevará una parte de la cosecha. Ahora es un momento complicado agronómicamente porque estamos en la fase final y puede suceder de todo", afirma.
Precios altos
El cielo nos es lo único que estos días miran los agricultores, que están viendo como el mercado está muy volátil y se ha producido una subida significativa de los precios. "La campaña que ahora finaliza ha sido sin lugar a dudas la más complicada de los últimos años. En España, si bien se comenzó con bajas cotizaciones por la disminución del consumo por la pandemia, la cosecha récord y unas perspectivas globales muy cercanas también a cifras históricas, a partir de septiembre el panorama cambió. Por esas fechas, con la caída de producción en la UE ya confirmada, se produjo la salida en tromba al mercado de China con compras masivas. Además, las estimaciones de cosecha de maíz, protagonista de la campaña indiscutible junto a la soja, habían sido demasiado optimistas. Todo esto provocó un rally alcista, sin precedentes que nos ha hecho alcanzar el final de la campaña con cotizaciones de récord", asegura José Manuel Álvarez, secretario General de ACCOE (Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España).
Gregorio Juárez, de Asaja, asevera que "la previsión es de buena cosecha y hay precios altos, pero al productor no le interesan picos porque se puede cargar una parte de la cabaña española".
Desde ACCOE explican que las consecuencias del crecimiento continuo de la demanda de este tipo de commodities son las mismas que otros sectores. "Cuando la necesidad de comprar supera a la oferta se produce un incremento de los precios a la par que favorece la intervención de elementos especulativos y las consiguientes tensiones en los mercados. Si bien es cierto que el descenso de producción de maíz y soja no parece ser una razón suficiente para justificar el elevado incremento de las cotizaciones, lo cierto es que se ha enviado una señal a un mercado que llevaba unos cuantos años sin sufrir los embates de la volatilidad de que las circunstancias pueden estar cambiando y, según muchos analistas, los precios no se mantendrán indefinidamente en el umbral actual, pero tampoco volverán a los niveles en los que han estado durante años".
Tras esta volatilidad está la recuperación de la cabaña porcina de China, que se está produciendo más rápidamente de lo esperado, aunque también hay analistas que la cuestionan porque España sigue exportando porcino al país chino en los mismos niveles -e incluso está aumentando-, y no ha crecido la demanda. "A mi juicio la recuperación de la cabaña porcina China ha sido el más determinante de todos los factores determinantes que han confluido para convertir esta campaña en un polvorín. La entrada a escena de los fondos de inversión ha sido la guinda del pastel", explica Álvarez.