
La pandemia de la Covid-19 requiere de cambios en los sistemas de climatización y refrigeración de edificios, empresas, oficinas y negocios con el fin de garantizar la salud de empleados y clientes, además de contribuir a evitar la propagación de este virus. Estas son las tecnologías que ayudan a conseguir estos objetivos, algunas de las que es posible implementarlas en las instalaciones sin necesidad de hacer una importante inversión.
La irrupción de la Covid-19 está introduciendo modificaciones importantes en los sistemas de climatización y de refrigeración ante su transmisión por la vía aérea ya sea por "gotas" de mayores dimensiones o más finas, entre otros canales a través de los que se puede transmitir como el contacto.
Unas posibilidades de contagio que son 19 veces mayores en un entorno cerrado o en el interior de edificios que en espacios exteriores. De hecho, se prevé que la mayoría de los contagios se producen y pueden producirse en espacios cerrados.
Esta situación hace que sea más necesaria que nunca tomar medidas para evitar la propagación por la vía aérea, especialmente, en relación a las "gotas más finas que permanecen en el aire porque las más gordas caen enseguida", según ha explicado Agustín Soler Sarradell, Ingeniero Técnico Industrial, especialista en Ventilación y Climatización de Edificios, quien ha impartido en COGITIAR la jornada técnica 'Tecnologías para combatir la Covid-19 y otros patógenos aéreos desde las instalaciones de los edificios', en declaraciones a elEconomista.es
"Los propietarios tienen necesidad de incorporar sistemas porque los usuarios van a decidir cada vez más dónde van a entrar según las medidas implantadas y si se sienten más seguros", que serán aquellos negocios, locales... "en los que se ha hecho la inversión para garantizar la seguridad".
En la actualidad, los edificios -al menos su mayoría-, no están preparados para evitar la transmisión de la Covid-19 porque suelen contar con sistemas de calefacción y refrigeración en los que siempre está circulando el mismo aire, de manera que no es fresco. "Siempre está viciado. Da vueltas sobre sí mismo".
Una situación que puede solucionarse de la mano de diferentes tecnologías, que permiten que estos sistemas tengan aire limpio de la calle o bien filtrar el propio para que esté libre de patógenos. Son tecnologías que siempre deben ser implementadas por profesionales para garantizar que los sistemas están autorizados y responden a las necesidades de cada establecimiento.
La primera de estas tecnologías se centra en "analizar los flujos de aire y personas en los edificios" para conocer bien el edificio, cómo funciona y ver la posibilidad de reutilizar el aire del sistema.
Otra de las tecnologías se basa en "ventilar con aire exterior. Cuanto más aire se introduzca del exterior, mejor", siendo conveniente superar los niveles indicados desde el Gobierno de España por persona en el establecimiento para tener mayores garantías.
Sin embargo, en estos casos, puede plantearse un problema: la Asociación Europea de Climatización recomienda que, si no se puede sobreventilar, se debe parar la recirculación del aire, lo que genera un discorfort térmico en las personas que, por ejemplo, puede solucionarse en verano con la tecnología de refrigeración evaporativa con la que se renueva el aire, reduciendo el riesgo de contagio, además de bajar la temperatura entre ocho y diez grados. Es un sistema que, incluso, se puede utilizar en terrazas al aire libre o en naves industriales.
La filtración del aire es otra de las tecnologías posibles que se puede utilizar y que permite eliminar las partículas más pequeñas de la Covid-19 -miden 0,1 micras-, lo que es posible realizar a través de filtros electrostáticos o mecánicos con grados HEPA de filtración, que van del 10 (es el más bajo) al 13 (el más alto), siendo este último el recomendable. Un sistema que necesita ventiladores potentes, además de tener que cambiar los filtros.
Por su parte, la filtración electrostática permite también "parar las partículas de menor tamaño de la Covid-19" con el filtrado del aire con filtros que se reutilizan tras lavarse, siendo una solución más económica a largo plazo.
Otras soluciones se basan en las técnica biocidas para matar el virus con, por ejemplo, las lámparas ultravioleta de las que hay dos tipos. Las de clase A (rayos UVA) emplean la fotocatálisis atacando los virus y bacterias, mientras que las de tipo C (ultravioletas germicidas) descomponen el ADN de los patógenos y los inactiva para que no se puedan reproducir. Un sistema este último que es más fiable, pero que requiere que se coloquen "mirando hacia el techo" porque no pueden dirigirse hacia las personas o bien hacia el suelo si no hay gente, aunque también es posible intercalarlas en los conductos de aire acondicionado.
Los biocidas autorizados por el Gobierno de España son otra vía para evitar la propagación de la Covid-19 a través de la nebulización, que no puede realizarse cuando están las personas presentes. Un sistema que genera cierta controversia porque se han instalado túneles de desinfección que se emplean con las personas, que han sido prohibidos desde el 27 de abril.
El ozono es otro de los elementos controvertidos porque no está autorizado para combatir la Covid-19 por lo que su utilización puede conllevar otros problemas adicionales porque está considerado como contaminante y cabe la posibilidad de que tenga efectos perjudiciales para las personas y de reacción a nivel químico con otras sustancias. Además, debe ser utilizado por personal con equipos de protección individual con respirador específico.
Y, finalmente, está la mascarilla. Un sistema que es "de las medidas más efectivas para proteger de la Covid-19. Debería ser obligatoria y no recomendable. Es una barrera efectiva y que está pegada al foco de entrada y origen del virus. Incluso las gafas estancas podrían ser recomendables para evitar la entrada del coronavirus a través de los ojos".