Aragón

Symborg lanza el primer biofertilizante natural fijador de nitrógeno para cultivos agrícolas

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La empresa ha desarrollado BlueN, el primer biofertilizante natural fijador de nitrógeno en el mundo, que permite sustituir abonos y fertilizantes químicos nitrogenados. Con una sola aplicación, las plantas pueden obtener hasta el 60% del nitrógeno que necesitan directamente del aire gracias a una bacteria descubierta y patentada por Symborg. Un producto que tiene importantes beneficios medioambientales -no contamina acuíferos-, y que también permite reducir costes a los agricultores.

Después del agua, el nitrógeno es el segundo macronutriente esencial para las plantas, siendo además fundamental para mantener los actuales niveles productivos. Sin embargo, pese a su importancia y, a pesar de abundar en la atmósfera, los cultivos no pueden tomarlo directamente. De hecho, su presencia en el aire es de forma inerte y no reactiva, necesitando reaccionar químicamente con otras sustancias para que el uso sea efectivo en los cultivos. Un motivo por el que, hasta el momento, se han utilizado en la agricultura fertilizantes químicos basados en amoniacos, óxido nitroso y nitrato, que se aplican en el suelo para que las plantas tomen el aporte a través de las raíces.

Una situación que cambia con BlueN, el primer biofertilizante natural fijador de nitrógeno y que permite que los cultivos tomen del aire el 60% del nitrógeno que precisan. "La idea surgió por la necesidad de nitrógeno a nivel global para cultivos orgánicos porque el nitrógeno es la segunda "batería" más usada por la planta tras el agua. Queríamos buscar fuentes de nitrógeno orgánico para ser usados en agricultura orgánica y que puedan tener un gran uso, contribuyendo así a reducir el nitrógeno químico", según ha explicado Jesús Juárez, CEO de Symborg, empresa especializada en I+D+i de biotecnología agrícola, a elEconomista.es

Tras cinco años de investigación, se ha lanzado BlueN, que se basa en una bacteria que ha sido descubierta y patentada por la compañía y que se ha desarrollado a partir de la cepa Methylobacterium Symbioticum SB23.

Con esta bacteria, este biofertilizante permite que el nitrógeno se fije en los cultivos de forma natural, reduciendo hasta el 60% las aplicaciones convencionales de nitrógeno. Esta solución 100% biológica se puede aplicar a grandes cultivos de cereales, maíz, soja, trigo, cebada y arroz. Además, se está trabajando para que también pueda ser utilizada en agricultura intensiva de cualquier fruto.

BlueN se emplea fácilmente. De hecho, tan solo es necesaria una aplicación al inicio del cultivo porque entra en la planta a través de las hojas en su estado inicial de desarrollo, colonizándolas para convertirlas en el hábitat en el que puede pervivir de forma prolongada. Desde ahí, esta bacteria convierte el dinitrógeno del aire en amonio metabolizado directamente en aminoácido por la planta. Una reacción que se produce de manera constante durante toda la temporada del cultivo.

"La bacteria va acompañando a la planta. Es muy fácil de utilizar y se puede mezclar con la mayoría de los herbicidas con los que mezcla bien porque hay mucha compatibilidad. Esto simplifica su uso y también reduce los costes a la hora de entrar con el tractor a aplicar el producto". Una ventaja competitiva económica para el agricultor que también se produce por la sustitución de la cantidad de nitrógeno de síntesis y que puede llegar a suponer hasta un 30% de los costes de producción, que los agricultores han asumido como gasto imprescindible para conseguir cultivos rentables.

BlueN presenta una serie de ventajas para el medioambiente, ya que no contamina los acuíferos como sucede con los fertilizantes químicos que degradan los suelos y provocan eutrofización de lagos, embalses y marismas tras filtrarse a las aguas subterráneas. Además, se puede utilizar en áreas en las que está restringida la aplicación de nitrógeno, así como en agricultura ecológica.

BlueN, -que se ha presentado en FIMA en Zaragoza-, ya está registrado en España y en más de 30 países tras los ensayos y trabajos de campo realizados en diversos cultivos sometidos a una reducción del 60% de la fertilización nitrogenada química habitual y que han sido tratados con este biofertilizante.

Además, se han establecido comparativas con cultivos de las mismas fincas utilizadas como testigo con la fertilización química habitual y sin BlueN, y se han realizado mediciones de los cambios en el contenido de clorofila A y de nitrógeno, el grado de vigor de la vegetación y el estrés hídrico.

Los resultados han permitido comprobar que las plantas con reducción de fertilización química y tratadas con BlueN no han empeorado su estado vegetativo ni su producción. Es más, en algunos casos, se ha alcanzado un rendimiento productivo de hasta un 13% mayor.

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