
Muchas empresas y, también algunas administraciones públicas, están apostando por la utilización de blockchain. Una tecnología que tiene importantes apliaciones en el terreno empresarial -por ejemplo, para la trazabilidad alimentaria-, pero que también presenta a día de hoy una serie de problemas o desafíos que conviene conocer.
El primero de estos desafíos es la energía. "El sistema bitcoin funciona con lo que se conoce como prueba de trabajo. El problema es que se gasta mucha energía", además de propiciar que se tienda a que el control de la cadena de bloques se centre en pocos participantes porque "no todos tienen la capacidad o el dinero para pagar esa energía". Un motivo por el que hay pocas entidades que se dediquen a ello, lo que lleva a su vez a que controlen una buena parte de las operaciones, según ha explicado Jesús Díaz Vico, experto en Blockchain y coautor del libro "Blockchain:¿Qué sabes de?', quien ha impartido la conferencia '¿Qué podemos hacer y qué debemos hacer con una blockchain? Posibilidades, limitaciones y retos' dentro del ciclo '¿Qué sabemos de...?', organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con delegación en Aragón, y la Fundación Ibercaja.
Es un problema o desafío en el que se está trabajando para solucionarlo a través de diferentes opciones como los sistemas de consenso, que emplean otros mecanismos distintos como la confianza parcial en un número pequeño de autoridades, que hace que no se necesite "quemar" tanta energía. Sin embargo, este problema energético no es tan sencillo de solucionar. "Es posible pero no es fácil", ha añadido Jesús Díaz Vico, quien desde hace aproximadamente cuatro meses es investigador postdoctoral en el IMB Research-Zurich Lab.
Y no es tan fácil la solución porque "el bitcoin es más seguro cuanta más energía se dedica". No obstante, sí hay otras redes en las que el sistema de consenso es distinto y el consumo de energía es menor. "Se cambia el peso de la decisión de la energía a la identidad digital, al actor validador de turno".
El segundo desafío del blockchain es la privacidad porque "se supone que todas las personas somos propietarias de nuestros datos y que, si una empresa, quiere usarlos, necesita nuestro permiso". Esto tiene mucha importancia sobre todo en blockchain público porque "todos los datos tienen que estar disponibles en la cadena de bloques y mi privacidad puede estar en riesgo porque figuran los datos y se empieza a operar y, por ejemplo, aparecen relacionados con transacciones, operaciones monetarias... con lo que hay un riesgo importante en cuanto a privacidad".
Este problema tampoco es fácil de resolver porque "los propios procesos de validación que se hacen sobre blockchain con la información asociada tienen que estar disponibles para todos los participantes de la red o, al menos, para los que validan las operaciones, sino el consenso se rompe".
En la línea de validar las operaciones para que sean correctas, aunque no se tengan datos, ya hay empresas que están investigando. "La teoría es que se puede, pero en la practica es sistema es mucho más ineficiente".
Y, el tercer principal desafío del blockchain, está relacionado con la gestión de las claves criptográficas. "Es importante. En una cadena de bloques, todas las operaciones que se quieren escribir deben ir firmadas digitalmente y la forma digital requiere de una clave privada".
El problema está en que esta clave privada, si se publica, una persona podría hacer operaciones en nombre de la otra a la que pertenece esa clave privada. De esta manera, se plantea la necesidad de proteger esas claves privadas. "Lo que se hace en el ecosistema blockchain es lo que se conoce como 'billetera', que equivale a una cartera del mundo real en la que se guarda el dinero" pero, en este caso, se guardan las claves privadas que, a su vez, presentan el problema de que tienen que estar cifradas.
La gestión de las claves es difícil también porque se pueden usar en el móvil, tableta u ordenador, utilizándolas en tres dispositivos distintos, lo que lleva a plantar el problema de cómo se pasan las claves de un sitio a otro o sobre cómo se recuperan si se pierden. En esta línea, se están desarrollando hardwares y softwares por ejemplo para el sector bancario con el fin de que se requiera el consentimiento del banco y del usuario en una operación.
No obstante, son soluciones en las que se está trabajando para dar respuesta a estos problemas que hay que atajar para resolver al desafío, aunque la forma de hacerle frente siempre dependerá del caso concreto a abordar.