
La economía aragonesa sigue mostrando ritmos de desaceleración. En el segundo trimestre de este año, ha registrado un crecimiento del 2,3% en términos anuales y del 0,4% en términos trimestrales, según se recoge en el último Boletín Trimestral de Coyuntura, número 66, que elabora el Departamento de Economía.
Este crecimiento refleja un menor ritmo que el trimestre precedente, de acuerdo con la nota de prensa del Gobierno de Aragón en la que también se indica que la demanda interna moderó su aportación al crecimiento de la economía aragonesa, mientras que el sector exterior siguió contribuyendo de forma positiva a la expansión del PIB regional.
Desde el lado de la oferta, este menor ritmo de actividad de la economía aragonesa en términos interanuales durante el segundo trimestre de 2019 fue consecuencia de una moderación del ritmo de avance de todos los sectores productivos, salvo el primario.
Por su parte, el mercado de trabajo de Aragón ha continuado mostrando un comportamiento positivo, aunque menos dinámico. Además, durante el periodo considerado los precios desaceleraban debido a la energía. Finalmente, los indicadores adelantados correspondientes al tercer trimestre de 2019 sugieren una moderación de la actual fase de expansión del conjunto de la economía aragonesa.
A nivel nacional, la economía española desaceleraba su ritmo de avance en el segundo trimestre de 2019 tanto en términos trimestrales (0,4%) como en términos anuales (2,0%).
De forma similar, en el mercado de trabajo, también se puede apreciar una tendencia a la moderación. Y, en cuanto a los precios, en el segundo trimestre de 2019 se registraba un menor crecimiento de la inflación, como consecuencia de la evolución del precio internacional del petróleo y del precio de la electricidad. Respecto al tercer trimestre de 2019, los indicadores disponibles sugieren que el ritmo de avance de la economía nacional desaceleraría suavemente respecto a la primera mitad del año.
Por lo que respecta al plano internacional, la actividad económica se debilitó significativamente a lo largo del pasado año 2018, y aunque el arranque de 2019 fue positivo e invitaba al optimismo, el crecimiento volvió a frenarse a partir del segundo trimestre, con una desaceleración generalizada tanto entre las economías avanzadas como en las emergentes, con varias economías además bordeando la recesión.
Durante el verano se ha producido un rapidísimo deterioro de las perspectivas, con origen en varios frentes, a pesar de que los indicadores de actividad continuaban siendo razonablemente favorables.