Centro Zaragoza trabaja en líneas de actividad relacionadas con los sistemas avanzados de asistencia de conducción, vehículos eléctricos y en el ámbito de la movilidad personal independiente, como los patinetes, para dar respuesta a las nuevas necesidades de estos sectores, velando siempre por la seguridad de las personas y apostando por la prevención.
Un vehículo de hace 30 años poco o ya casi nada tiene que ver con uno de los de hoy en día. Y las diferencias aún van a ser mayores con la mayor implantación de todos los cambios que se está produciendo en los vehículos, por ejemplo con el coche eléctrico, o con las nuevas formas de movilidad como los patinetes.
Son nuevas formas de moverse y de circular que tienen sus particularidades y sobre las que hay que trabajar para que los desplazamientos sean seguros, se prevengan los accidentes y también los nuevos vehículos puedan repararse adecuadamente para que estén como si hubieran salido de nuevo de la factoría.
En estas líneas de acción ha empezado ya a trabajar Centro Zaragoza (instituto de investigación de vehículos), que comenzó su actividad hace 30 años de la mano de 14 compañías españolas -cifra que fue creciendo hasta más de 30-, y que apostaron por crear un centro tecnológico de referencia para la reparación de siniestros. Un objetivo que fue evolucionando hacia la investigación en la prevención de los daños, sobre todo, en las personas.
Este objetivo sigue estando presente 30 años después en Centro Zaragoza, pero adaptándolo a los nuevos tiempos con el fin de dar respuesta a las necesidades actuales y también a las futuras en materia de vehículos y movilidad.
Un campo en el que, principalmente, se está empezando a trabajar en tres líneas. Una de ellas es toda la relacionada con los avances tecnológicos que se han producido y que ya se han implementado en los vehículos como los sistemas avanzados de asistencia a la conducción, el freno autónomo o el sistema de mantenimiento de carril. Son sistemas que van hacia la dirección autónoma.
Centro Zaragoza ha hecho "proyectos de investigación con fabricantes y ahora estamos en la parte de procesado de datos de siniestralidad de cada uno de estos sistemas por separado aunque, a veces, es complejo porque vienen conjuntamente", ha indicado Juan Luis de Miguel, director de Investigación de Centro Zaragoza elEconomista.es
"Vemos cómo afectan los costes de reparación, pero lo primero que importa es la reducción de accidentes". De momento, mientras se termina el procesamiento de la información disponible, sí hay datos a nivel internacional que avanzan que estos sistemas contribuyen a una mayor seguridad al volante.
"Los estudios son optimistas, pero hay que ver la realidad. Animo a que se incorporen estos sistemas porque son opcionales en muchos vehículos". Además, son sistemas que no son solo para vehículos de gama alta, sino que están disponibles en la gama media, teniendo un precio de unos 1.000 euros, que "no limita la compra, pero es una opción a valorar por el usuario".
Pero el objetivo de analizar estos sistemas van más allá de la seguridad, ya que también se está trabajando en sus reparaciones porque, "en la medida que van a ser más populares, se plantea el reto de la reparación. Hay que hacer operaciones de montaje y desmontaje".
Nueva movilidad
El coche eléctrico es otra de las líneas prioritarias de Centro Zaragoza. "No trabajamos en el diseño ni en las baterías. Pero, desde el momento en el que el vehículo sale a la calle, ya puede haber accidentes".
Además, estos coches necesitarán también reparaciones y "hay que saber manipular y aislar los elementos de alta tensión". Un motivo por el que se va a poner el foco también en la formación desde la primera atención en carretera hasta al especialista que sea capaz de abrir la batería y reparar los diferentes módulos para lo que se compilará la información de cada fabricante y de las normativas ya existentes. También se quiere ayudar a los talleres a adaptarse a los nuevos requerimientos.
Y no solo el coche eléctrico va a cambiar la movilidad y para cuya implantación "hay que hacer una gran adaptación" sobre todo para su carga, sino también otros dispositivos como los patinetes dentro del campo de la movilidad personal independiente.
Centro Zaragoza, que es entidad colaborativa de la iniciativa Mobility City, ha realizado también un análisis -será presentado próximamente-, sobre la accidentabilidad en este tipo de colisiones con peatones a la velocidad de 25 kilómetros a la que se mueven los patinetes.
Los primeros datos ya dejan ver que "una colisión de un patín con una persona produce lesiones graves, sobre todo, en la cabeza", teniendo riesgo tanto quien va en el patinete como quien recibe el impacto, aunque "todo depende de cómo se produzca la colisión". Es información que será útil para establecer normas o regulaciones como, por ejemplo, la conveniencia de utilizar el casco y no mezclar zonas de peatones con las de circulación de los patinetes.
Son líneas a las que se abre Centro Zaragoza, que en sus 30 años ha tenido hitos importantes como la reparación de los materiales plásticos que se empleaban para la parte de la carrocería interior o exterior de los vehículos y de las lunas, traduciendo los resultados también en cursos de formación, entre otras líneas de actividad.