
El mayor acuerdo comercial firmado por la UE ha levantado ampollas en el sector agro ganadero, que piensa que son los grandes sacrificados de un pacto que beneficia a la industria. La carne de vacuno, el avícola o los cítricos son los más afectados por la supresión de aranceles.
La Unión Europea y los países que conforman Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que suponen un mercado de 260 millones de consumidores y el 80% del PIB de Latinoamérica) han firmado el mayor acuerdo comercial alcanzado hasta ahora en el seno de la UE. El objetivo es favorecer el intercambio comercial -prácticamente se liberalizará en su totalidad-, y abrir nuevas oportunidades de negocio, pero sin perder de vista compromisos relacionados con la lucha contra el cambio climático del Acuerdo de París. Un marco que, inicialmente, están siendo bien valorado por favorecer la actividad económica -se rebajan aranceles por valor de 4.000 millones de euros a los exportadores europeos-, aunque no faltan voces críticas que ven esta relación comercial más favorecedora para los países de Mercosur que para la propia UE.
Y no solo por los plazos de transición previstos en la implantación del acuerdo -la liberalización llega antes para Mercosur-, sino por los efectos que va a tener en la economía y en determinados sectores de actividad. Mientras se prevé una mejora del PIB europeo del 0,1% en un escenario de apertura comercial completa, en Argentina se incrementaría en el 0,5%; Brasil, el 1,5%; Uruguay, 2,1% y, en Paraguay, hasta un 10%, según un estudio de la Universidad de Manchester.
El acuerdo será beneficioso, sobre todo, para productos industriales como el automóvil, calzado y textil, maquinaria, productos químicos y farmacéuticos. Pero, ¿qué sucede con el sector agrícola y ganadero? Los aranceles también se eliminarán de forma progresiva para las importaciones españolas y europeas que realice Mercosur de productos como las frutas (peras, melocotones, manzanas, nectarinas, ciruelas o kiwis, entre otras), bebidas espirituosas, galletas o tomates en conserva, entre otros.
Y esta puede ser "la cara" positiva de un acuerdo para este sector en el que también hay una "cruz" por los efectos negativos que se van a sentir en determinadas producciones. Un impacto que será del 20% en la producción final ganadera, lo que supone 2.700 millones de euros al año, según datos del estudio realizado por COAG, organización que ha calificado de "inaceptable"que se entregue al sector ganadero a cambio de coches y facilidades para grandes constructoras.
No son los únicos críticos. "El acuerdo es negativo para los agricultores y ganaderos españoles y europeos. No entendemos la prisa en firmarlo cuando se lleva negociando 20 años, hay una situación de interinidad total en las instituciones y se ha cerrado sin consultarnos nada. Nos hace pensar que, con independencia de que siempre hemos sido críticos, hay algo detrás", afirma su Lorenzo Ramos, secretario general de UPA.
Los sectores más afectados
Uno de los sectores más perjudicado es el cárnico. "El estudio de impacto del acuerdo de la propia Comisión Europea estima que le puede costar a la industria cárnica europea hasta 4.000 millones de euros anuales y un impacto sobre el precio de entre el 11% y el 18%", explica Matilde Moro, gerente de la Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne (ASOPROVAC).
El acuerdo "nos preocupa porque llega en un momento en el que el sector de la carne europeo está delicado por el Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), que está generando un efecto, sobre todo, en Irlanda, donde hay un problema de flujos y caída de precios" por el que este mercado ha precisado de una ayuda extraordinaria de la UE. Una situación que "suele trasladarse al resto de países" porque la UE es un mercado comunitario en el que se ha producido una bajada de precios del 7%, pero en países como Alemania ha caído el 13% desde principios de año y "sin saber lo que va a pasar con el Brexit".
"Brasil y Argentina son grandes potencias exportadoras y ya la UE importa 400.000 toneladas de vacuno, que entraban con arancel. Va a hacer mucha presión sobre los precios en los mercados internos", añade Ignacio López, director de Relaciones Internacionales de ASAJA, quien aclara que se habla de una cuota de 99.000 toneladas, que habrá que asumir si finalmente se produce el Brexit. "Será para los 27 países. Además, el Reino Unido puede negociar con terceros países y estar o no interesado en comprar a Irlanda u otras zonas como la Bretaña francesa. Lo que no se pueda vender al Reino Unido, se quedará como presión en el mercado hasta que se encuentre otro destino".
Otro de los problemas del acuerdo para este sector está en que "no es que hablemos de 99.000 toneladas de carne en genérico. Se importan principalmente solomillos, que son las piezas de más valor de las canales de vacuno". Y, también hay que tener en cuenta que " no es una carne que va al lineal del supermercado -al menos en España-, sino que entra en restauración colectiva", inciden desde ASOPROVAC, asociación desde la que ven otros puntos negativos relacionados con la producción:"Europa tiene un modelo muy caro y costoso, que se endurece de manera permanente. Ninguno de estos estándares se traspasa a los acuerdos".
El avícola, especialmente el pollo, es el otro de los grandes paganos del acuerdo, ya que se abren las puertas a 180.000 toneladas anuales adicionales de estos productos sin ningún tipo de arancel. No hay que olvidar que, por ejemplo, Brasil ya introducía en la Unión Europea 500.000 toneladas anuales.
Las afecciones llegan también a los cítricos. El acuerdo recoge que los aranceles al zumo de naranja concentrado de Brasil -el mayor procesador a nivel mundial con una media de transformación de 12 millones de toneladas-, desaparecerán en 10 años y los del zumo exprimido -es clave en la industria española que se vería arrastrada por la mayor cuota de mercado del país brasileño-, lo harán en siete años. Y esto tendrá varias consecuencias para España, que es el sexto productor de naranjas y el primero en exportación en fresco: entre 650.000 y 800.000 toneladas de naranjas no aptas para el mercado fresco y que van a zumo, no tendrán un destino claro, indican desde el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), que alertan de que podrían quedarse en los campos por no poder cubrir los costes de recolección ni los de procesado, repercutiendo en la renta del citricultor. Esto generaría a su vez un problema medioambiental porque estas naranjas se convertirían en residuos, generando lixiviados, que contaminan suelos y aguas y favorecen la presencia de hongos y plagas en el campo. Además, la producción de naranjas en Brasil es tres veces más barata que en España y hasta diez veces lo es su recolección. Su mayor cuota en el mercado europeo, tendería a bajar los precios.
Preocupación igualmente existe en el sector del arroz con la liberación de 60.000 toneladas -hay que sumar también las cuotas de otros acuerdos con Vietnam o Asia-, impactando en gran medida a España porque es el principal productor junto con Italia (también se cultiva en Francia y Portugal pero en menores cantidades). Además, los productores están localizados en determinadas zonas de España con características especiales, teniendo que cumplir con la legislación para mantener los humedales, entre otras condiciones.
Y dentro de este grupo de sectores está la miel con la entrada de 45.000 toneladas al año sin aranceles, lo que para el sector contribuirá a agravar más la crisis de precios que se vive en España por la entrada de miel importada a bajo coste como la procedente de China.
El acuerdo también tendrá impacto en otros sectores como el azúcar en el que se prevé la entrada de 180.000 toneladas bajo el marco de la OMC para azúcar refinado en Brasil con arancel cero, afectando al sector remolachero español. Además, en el ajo, se fijan 20.000 toneladas recíprocas que se introducirán de forma progresiva a lo largo de siete años mientras que, en el maíz, se dará entrada en la Unión Europea de 10.000 toneladas de maíz sin arancel.
No es solo una cuestión de precio
Los productores agrarios y ganaderos no se oponen a este tipo de acuerdos, pero critican que no se basen en principios de equilibrio y de reciprocidad y que no se preserve el modelo de producción de la UE. Asimismo, lo miran con recelo porque sus sistemas de producción no tienen los mismos estándares ni exigencias que los españoles y europeos, aparte de lastrar la competitividad porque en los países de Mercosur las explotaciones son más grandes, la mano de obra es más barata y los costes de producción son más bajos por estar autorizadas sustancias que en la Unión Europea están prohibidas. Esta menor competitividad de las explotaciones españolas puede poner a su vez en peligro la rentabilidad del modelo agrario de explotación agrícola familiar con control de la producción y con los más altos estándares a nivel mundial.
Pero, también está la legislación en materia de bienestar animal que, en países como Brasil, es inexistente; el uso de medicamentos y pesticidas que no están permitidos en la producción en la UE; un sistema productivo diferente (se puede engordar el pollo con hormonas, están permitidas las semillas transgénicas...), y una trazabilidad que no está al mismo nivel que la europea. Y estos son aspectos que preocupan mucho al sector de forma generalizada por los escándalos alimentarios que se producen en estos países (por ejemplo en Brasil se detectó el uso de sustancias químicas -algunas cancerígenas- para maquillar productos no aptos para el consumo), y que no solo pueden afectar a la imagen del sector, sino que suponen un problema de salud.
Y, aunque los acuerdos recogen cláusulas fitosanitarias, entre otras, para que la Unión Europea no rebaje los estándares, el sector desconfía. "Habrá que ver. Es un acto de fe", añaden desde ASAJA. Y los temores no son baladí porque se han hecho realidad en otros acuerdos como el de Marruecos. "Se incumple y nadie controla. Se abren las puertas y luego nadie tiene la responsabilidad de los controles. La UE debe controlar que sean productos en las mismas condiciones porque sino, hablar de seguridad alimentaria, es una hipocresía", afirma Lorenzo Ramos.
Vino: ¿el sector más beneficiado?
El acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur eliminará aranceles para algunos productos españoles y europeos como los lácteos (son del 28%, aunque se fijan cuotas para limitar las importaciones), el chocolate (arancel actual del 20%), gaseosa (de entre el 20% y el 35%)) y para el sector vinícola, que tiene un arancel del 27%, que dejará de aplicarse al vino de hasta cinco litros en un período de ocho años, con exclusión recíproca para el vino a granel, mientras que en los espumosos se fija un precio mínimo de entrada durante los primeros 12 años de ocho dólares por litro para, posteriormente, liberalizarse.
Inicialmente, el sector del vino es uno de los que más beneficiados podrían verse, pero tampoco las ventajas están claras. "Todo lo que sea reducir aranceles entre países es positivo porque se es más competitivo", señala Antonio González, director de Exportación de la bodega Grandes Vinos. Ahora bien, "hay que considerar que algunos mercados son productores, como Argentina. La competencia es más alta y, además, prefieren el producto local, al igual que, en España, el 85% del consumo es vino español".
Esta bodega está presente en varios mercados de Mercosur como, por ejemplo, Brasil, que supone el 0,5%de las exportaciones de Grandes Vinos, cuyas ventas en Latinoamérica representan el 5% del total. Un porcentaje todavía reducido porque son mercados difíciles de abordar y no solo por los aranceles. "Cada uno tiene su idiosincrasia", incide Antonio González, quien añade que existen diferencias culturales y sociales a nivel demográfico y económico porque "no hay clase media o es mínima. El poder adquisitivo es muy alto o muy bajo".
"Podríamos hacernos ilusiones, pero estos países producen vino. Son buenos y con precios más competitivos que los nuestros. El acuerdo no es ningún chollo", asegura Lorenzo Ramos, secretario general de UPA. Además, son mercados en los que tampoco es fácil entrar por sus hábitos de consumo: en Argentina, la bebida más consumida es la cerveza y, en segundo lugar, el vino argentino, mientras que Uruguay es un mercado pequeño de 3,5 millones de habitantes. De dimensiones reducidas es también el mercado de Paraguay, país en el que más acentuadas están las diferencias sociales y, en Brasil, está el tema de las aduanas.
El acuerdo no solo incluye la eliminación de los aranceles, también se protegen denominaciones de origen (alrededor de 370 de diversos productos alimentarios europeos). Un aspecto que desde el sector del vino se ve de forma positiva porque "se da valor a estar protegida porque hay un proceso especificado en la elaboración del vino", asevera Antonio González. Opinión similar tienen las denominaciones de origen, aunque "hay que tener en cuenta que puede ocurrir la coexistencia con marcas previas registradas en Mercosur, parecidas al nombre de alguna denominación de origen española", aclaran desde la DOP Cariñena, que valoran de forma positiva la eliminación de los aranceles.
Frente Europeo para pararlo
Aunque el acuerdo se terminará de ultimar en los dos próximos años, desde el sector se ve difícil poner medidas compensatorias o reconducirlo para que el impacto negativo sea menor o, por lo menos, pueda compensarse. Desde ASOPROVAC, ya se han empezado a dar pasos, estableciéndose "contactos con una parlamentaria europea para denunciar este acuerdo porque es malo para el vacuno, el medioambiente y el bienestar animal. El cambio climático no es deslocalizable y no es dejar de producir aquí para hacerlo en otro sitio. Con importaciones de vacuno, se acentúa la deforestación", aclara Matilde Moro. Y, entre las posibles soluciones, estará retomar que la PAC (Política Agraria Comunitaria), apoye la renta de los productores.
También desde UPA van a establecer contactos con organizaciones profesionales y de cooperativas, así como con el Parlamento Europeo, "cuando estén trabajando las comisiones para ver si son capaces de que no se apruebe. Es difícil porque una vez presentes los presidentes de los Gobiernos, los europarlamentarios siguen las directrices", expone su secretario general.