
Acaba de asumir la Presidencia de CAEA, la patronal de un sector especialmente fuerte en Andalucía, donde los supermercados y mayoristas provinciales y regionales tienen un enorme peso frente a las multinacionales que han globalizado la distribución de alimentación.
¿Cómo define la situación del sector en Andalucía? El sector del gran consumo sigue creciendo, pero lo hace de una forma más contenida y moderada. De hecho, el sector terminó el 2018 con una ligera caída de la demanda del 0,7 por ciento, aunque en términos globales el consumo creció un 2,6 por ciento. Esto viene motivado por la composición de la cesta de compra. Es decir, el consumidor compró un poco menos pero compró productos de un mayor valor añadido, y eso hace que el sector haya acabado con un incremento positivo. Según nuestros propios datos, en Andalucía en 2018 terminamos con un incremento de facturación del 4 por ciento; un incremento del 3 por ciento de empleo y del beneficio empresarial; un 2,5 por ciento de incremento del número de establecimientos; y un 7 por ciento de la inversión. Además, las previsiones para este año son positivas pero mucho más moderadas, sobre todo por toda la inestabilidad política que hemos vivido, que afecta al consumidor y hace que éste se retraiga.
¿Cuáles son esas previsiones para este año? Las previsiones para el 2019 son de un crecimiento del 3 por ciento de la facturación; un 2 por ciento del empleo; el beneficio se prevé cerrar en un 2,5 por ciento y la inversión en un 5 por ciento. Son datos moderados, pero son positivos. El supermercado sigue siendo el formato preferido por el consumidor y por tanto el más dinámico. Este prefiere en un 62 por ciento comprar en un supermercado de proximidad; en un 17 en el hipermercado; un 15 por ciento en tiendas de barrio; y solo un 6 por ciento lo hace en el mercado de abastos.
En los últimos años hemos visto un enorme crecimiento de pequeños supermercados de grandes cadenas, con formato 'express', '&go', etc. ¿Hay 'burbuja' de tiendas? No existe burbuja de tiendas. Lo que sí existe es una red comercial que es modélica y ejemplar, que además aporta muchas ventajas, como por ejemplo que el consumidor vaya andando a los supermercados de proximidad. Es verdad que ha habido una expansión frenética de apertura de tiendas en base al modelo de competitividad y lo que sí es cierto es que algunas tiendas por su ubicación no son rentables. Pero viendo los datos, siempre el resultado final es positivo. Es decir, la suma de las aperturas y los cierres siempre es positiva en todos los formatos.
Pero algunos operadores como DIA y otras enseñas han anunciado cierres de tiendas este año en Andalucía... Son cosas distintas. Sí es cierto que hay grandes operadores que tienen situaciones convulsas, como el que menciona, pero es más por cuestiones internas que por cuestiones del propio mercado...
Tras los años más duros de la crisis, ¿ha acabado la tendencia de "mirar el céntimo" para elegir supermercado? Desgraciadamente, nuestro mercado es muy competitivo y el precio sigue siendo el factor determinante aunque no es el único. Parece también que se han estabilizado los porcentajes de las marcas de distribuidores y las marcas de fabricantes, pero las marcas blancas siguen teniendo un peso muy importante. El consumidor está incorporando a su cesta de la compra productos de más valor añadido y, por lo tanto, mejor precio. Nuestro sector es muy competitivo y tenemos unos márgenes comerciales muy estrechos y la línea entre ganar y perder es casi imaginaria. La cuestión está en la altísima rotación de los productos.
La tendencia es que el consumidor va a demandar cada vez más servicios. ¿Lo notan ya? Sí. De hecho, en ese porcentaje que hablaba de la composición de la cesta de la compra, muchos de esos productos nuevos -como los productos BIO, las pastillas que complementan a la alimentación o similares- son los que han hecho que el consumo termine con unos valores positivos.
¿Y comidas preparadas, que parecen estar de moda? Totalmente. De hecho, en aquellos supermercados que tienen una cierta dimensión, cada vez más hay ese tipo de servicios: el pan recién hecho, la bollería industrial, pollo asados, comidas caseras, etcétera. Ya se dice que "el supermercado será la abuela que nos cocine dentro de unos años". Incluso los supermercados serán prescriptores de salud y darán cada vez más valores añadidos. Esto supondrá un esfuerzo formativo para nuestras empresas, pero el consumidor lo demanda. Y éste espera que el profesional que le atienda sean como prescriptores.
¿Cómo se está afrontando el sector en Andalucía el comercio online? El consumidor ha cambiado, pero es que hay muchos tipos de consumidores. Por eso, en las empresas lo que hay que desarrollar es la omnicanalidad. Es decir, estar preparados para los distintos tipos de consumidores que entran en nuestros establecimientos, sean tiendas físicas o comercio electrónico. Es el caso de los millennials, que están permanentemente conectados y tienen el hábito de comprar por internet. Antes el consumidor era un elemento pasivo en la compra, no tenía ningún poder de decisión. Pero ahora es un elemento activo, porque ahora tiene más información que nunca gracias a las nuevas tecnologías. Por lo tanto, las compañías sitúan ahora al cliente en el centro de la toma de decisiones.
Sin embargo, en la alimentación sigue siendo mucho menor el comercio online que en otros sectores, ¿no? Sí, mucho menor. En España está entre el 1 y el 2 por ciento, muy por debajo de otros subsectores, y también muy por debajo de la media europea. Parece que no nos fiamos de comprar online la comida. Uno de los motivos por los que la expansión electrónica no es como en Europa es por el modelo o formato de proximidad que se ha desarrollado aquí. En Europa existe una mayor concentración de operadores, y son cuatro o cinco los que se reparten el mercado. Aquí, en Andalucía, la concentración es mucho menor, y existen muchos más operadores cercanos, provinciales o regionales. Aquí lo que gusta es ir físicamente a ver cómo es la carne, la fruta y la verdura que voy a comprar. Y además interactuar. Por eso Amazon no termina de arrancar en este sector en nuestra tierra. El cliente prefiere ir a nuestras tiendas para elegir el producto.
El modelo de Andalucía es único, con cadenas provinciales de supermercados que compiten cara a cara con las multinacionales. Es el caso de El Jamón en Huelva, MAS en Sevilla, Covirán en Granada, Luis Piña en Jaén.... ¿A qué se debe este éxito? Creo que el éxito radica en tener un conocimiento profundo de sus clientes y adaptarse a sus necesidades. Unos clientes que al 80 por ciento van andando al supermercado y que van buscando ese trato personalizado y diferenciado, que lo atiendan llamándoles por su nombre y que le ofrezcan sus productos, sobre todo, en cuanto a frescos, que son productos de la tierra. Después están también las centrales de compra, que tienen un papel fundamental en todo esto, que nos trasladan una competitividad que nos permite operar con el resto de operadores nacionales o internacionales con una media de cinco puntos más baja que el resto de Europa. Y además, estas cadenas provinciales tienen una gran capacidad para adaptarse a la demanda. Mire, en el mercado del gran consumo hay un millón de productos en el mercado. Y en un supermercado grande, de unos 2.500 metros cuadrados, no soporta más de 12.000 referencias. Por lo tanto, necesitas tener un conocimiento exhaustivo de las preferencias de tus clientes para poner esos productos que quieren en tus lineales.
¿Cuántos empleos se calcula que mueve el sector aquí en Andalucía? ¿Son de calidad o precarios? En Andalucía tenemos 517.000 empleos. Es el segundo sector productivo de la región en puestos de trabajo, con un 20 por ciento del total, lo que significa que uno de cada cinco trabajadores andaluces lo hace en el comercio. En cuanto a su calidad, es un empleo estable, y lo demuestra el hecho que el 70 por ciento de los contratos son indefinidos. Y además con una representación femenina del 60 por ciento.
Hace un año reclamaban a la Junta de Susana Díaz un pacto para apoyar a este sector. ¿Se ha avanzado en algo o se ha paralizado con estos cambios políticos? El Consejo Andaluz de Comercio aprobó en octubre del año pasado la Alianza por el Comercio de Andalucía, que es un pacto entre todos los agentes que intervienen en el comercio. Lo que se pretende con él es fomentar el Plan de Fomento de Comercio Interior de Andalucía. Y precisamente, lo que pedimos a la Junta es que se valore al comercio. No solo por el peso que tiene, sino por el desarrollo económico y social que conlleva. Pedimos que no se penalice a ninguna empresa por su forma jurídica o por su tamaño. Siempre se nos pide desde la Administración nacional o regional una mayor dimensión de las empresas en Andalucía para poder competir nacional o internacionalmente, pero al mismo tiempo es contradictorio porque, históricamente, se ha venido penalizando el tamaño de nuestras empresas. Muchos de nuestros asociados no pueden acceder a fondos del Gobierno autonómico por las dimensiones de las empresas, por el número de trabajadores, por facturación… Algunas quedan excluidas de ayudas de la Agencia IDEA, de la Agencia de la Energía o de la Dirección General de Comercio. Y estas cadenas regionales necesitan el apoyo de la Junta para competir con los grandes operadores internacionales.
¿Qué le piden al nuevo Gobierno de la Junta? Fundamentalmente, lo mismo. Le pedimos apoyo al nuevo Gobierno autonómico que ponga en valor al comercio por ser el segundo sector productivo de Andalucía. Entonces tiene que haber un reflejo activo de las políticas de ayuda y de fomento sobre el mismo.
¿Y al Gobierno central? Al Gobierno Central le pedimos unidad de mercado. Que no haya trabas jurídicas o normativas que provoquen esas diferencias entre las distintas comunidades autónomas. Necesitamos estabilidad y seguridad jurídica. Este sector no puede estar sometido a los caprichos de regulación. Por ejemplo, tú prohíbes en las tiendas físicas las capsulas de café, pero sí que puedes comprarlas por Amazon. Es absurdo. El Gobierno debe imponerse y decir que no puede haber regulaciones autonómicas. Esto sólo debe ser bajo el paraguas de la unidad de mercado.
Acaba de asumir la presidencia de CAEA, ¿qué situación ha encontrado? CAEA ha pasado por un momento importante. Ha habido un relevo en la Presidencia y hemos conseguido mantener estable a nuestra Confederación, que está formada por 28 empresas asociadas y que facturamos en torno a 8.150 millones de euros en Andalucía. Yo creo que en este momento la organización es muy sólida, y afronta el futuro con confianza y mucha estabilidad.
¿Cuál es su reto al frente de la organización? El reto que me planteo es que CAEA siga teniendo el lugar que le corresponde, no solo por el peso específico de sus empresas, sino por la representación que tiene en el mercado. Seguir trabajando por el consenso de todos. Estamos en un momento de relevancia institucional y mediático muy dulce tras años de buen trabajo. El reto para mí es mantenerlo e incrementarlo. Llevo solo dos meses desde que asumí la presidencia, con el apoyo unánime de la asamblea y me estoy haciendo al cargo, pero creo que hay mucho recorrido por delante para afrontar los muchos retos del sector y en una Comunidad tan potente como Andalucía.