Andalucía

"La industria agroalimentaria es el gran milagro andaluz"

Javier González de Lara, presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Foto: Fernando Ruso

Ha presidido los últimos cuatro años la patronal andaluza tras recibirla en ruina. Ahora los empresarios andaluces le han pedido que repita y este directivo malageño ha aceptado la propuesta para rematar temas pendientes y cumplir sus objetivos de devolver la CEA a su peso en la región. 

¿Qué balance hace de estos cuatro años? Han sido cuatro años muy intensos, complejos y difíciles. Qué duda cabe que en 2014 fue un momento en el que había que madurar muy bien cuál era la estrategia para los próximo años, en plena crisis. Creo que se ha formado un gran equipo. Y no es una pose. El presidente puede impulsar. Es cierto que a mí me ha tocado liderar y sobre todo restituir, no solo la imagen y la reputación de la organización, sino que ha habido que restituir también el ánimo y el estímulo. Y ahí hemos tenido que hacer una labor del hemisferio izquierdo del cerebro, que es el lado emocional, para que todo el equipo tuviera garra, fuerza y energía para seguir luchando y peleando. Ya que hemos llegado a cumplir un objetivo que nos habíamos marcado, que era una CEA más transparente y más participativa, donde tuviera una gestión más eficiente y donde la representatividad se consolidara. Algo que es un logro colectivo, y ahora tenemos que seguir peleando.

¿Qué ha sido lo peor de estos cuatro años? ¿Estar al borde de la bancarrota o la crisis de imagen de la CEA? Yo creo que lo más difícil ha sido recuperar esa buena reputación que tuvo la institución, no solo a nivel mediático, político e institucional, social y, sobre todo, a nivel empresarial. Nosotros gestionamos intereses. Las empresas han vuelto a confiar en nosotros. Desde que yo entré como presidente, he notado el aliento y el apoyo de muchas empresas, y eso ha sido determinante. Y en segundo lugar, evidentemente, los temas económicos, que se resumen en una frase que yo repito mucho: "Una ruina bien gestionada dura toda una vida". O sea, que al final es cuestión de saberlo hacer. Creo que representa lo que piensa el autónomo, la pyme, la pequeña empresa… Porque nosotros hemos aplicado además del rigor y la seriedad, el hacer frente a las deudas, de calendarizar, estructurar y de fraccionar… y de hacer todo lo que ha sido necesario. Pero hemos cumplido absolutamente con todo el mundo. Y eso para mí es un orgullo. Marcarme un objetivo de cumplimiento de rigor, porque al final esto es una visión circular. No basta con lo que digas, sino con lo que hagas.

¿Dónde quiere dejar la CEA dentro de cuatro años? Bueno, yo quiero sobre todo recuperar la utilidad de la CEA, que la tiene, y mucho, no solo en el ámbito institucional, sino en el ámbito social, apoyando el concepto de empresa. Ahora mismo hay muchos debates políticos y mediáticos en los que se analiza lo público como elemento diferenciador positivo a nivel social, contrapuesto a un modelo privado donde siempre se le cataloga de insolidario. Hablamos de la sanidad, hablamos de la educación… y parece que son sectores donde si interviene la iniciativa privada hay siempre algún prejuicio. Pasa desde los colegios concertados, a la sanidad privada. Donde hay una dicotomía falsa, lo bueno versus lo malo… Yo creo que eso es un error. Y lo que tenemos que intentar es consolidar ese concepto empresa, cada vez más vinculado a la responsabilidad social, a la visión de una cultura de desarrollo sostenible. Y en esa estrategia hay que convencer a los empresarios de que tienen que ser líderes sociales. Hablar, comunicar, decir, transmitir… el liderazgo de la empresa, que es algo que se está reconociendo socialmente, sin embargo a veces, no tiene su justa correspondencia a cómo ejerce el propio empresario. Esa es mi obsesión.

Uno de sus principales mensajes es que se pueden crear 100.000 nuevas empresas y 500.000 empleos en Andalucía. ¿Cómo vamos? Se va logrando. Andalucía tiene ahora mismo unas 500.000 empresas, que no está nada mal como cifra global. Es la tercera Comunidad después de Cataluña y Madrid, lo cual es muy relevante. Estamos hablando de un territorio tan grande como Portugal. También es cierto que nueve de cada diez de nuestras empresas son micropymes. Y eso significa que tenemos un hándicap importante que es la dimensión. Por lo tanto, crear empleo en la micropyme cuesta mucho más trabajo que en la gran empresa. Pero los datos de los últimos años ratifican que es posible. En el año 2016 se crearon 17.000 empresas nuevas en Andalucía. Y en 2017, más de 15.500. Eso significa que si nos marcamos el objetivo de 100.000 empresas, ya llevamos dos años creando casi 30.000. Por lo tanto, en seis años habremos superado la cifra de las 100.000 empresas, que suponen 500.000 empleos. Reduciríamos pues, en más de 10 puntos, la tasa de desempleo. Estamos en un 24 por ciento de paro, y nos podríamos quedar en un 14. No estamos pidiendo fórmulas milagrosas. Insisto. No es una quimera, no es un sueño… es algo posible. Lo que hace falta es facilitar a las empresas su constitución, su desarrollo y su consolidación para que cojan tamaño.

¿Es más importante tener más empresas o que cojan tamaño? Ambas cosas. Uno de los retos más importantes en nuestra Comunidad es que nuestras empresas cojan dimensión. Solo cuatro de cada 100 empresas superan los diez empleados. Pero hablo de número, tamaño y densidad. Tenemos 60 empresas por cada 1.000 habitantes, cuando la media nacional está en 71. Estamos casi 11 puntos por debajo de la media nacional, salvo excepciones, como Málaga que está en más de 73 empresas por cada 1.000 habitantes. Por lo tanto, tenemos un recorrido importantísimo, para que consideremos que con esas 100.000 empresas más, alcanzaríamos la media nacional de densidad y a la vez bajaríamos 10 puntos la tasa de desempleo.

La Junta de Andalucía va a sacar una nueva Ley de Emprendimiento. ¿Qué expectativas tienen al respecto? Nosotros hemos participado con alegaciones y sugerencias en la tramitación parlamentaria, en el consejo económico y consultivo… la CEA ha tenido una participación muy activa. Otra cosa es que demos la ley por buena de forma completa. Esta Ley lo que hace es ordenar los recursos públicos dedicados al emprendimiento, palabra que no nos gusta que intente sustituir a la de empresario. Pero ojo, la ley, per se, no va a generar más actividad económica. Insisto, hay elementos que son más relevantes que esa ley.

Los empresarios llevan años quejándose de las enormes trabas burocráticas. ¿Hay algún avance en este asunto? Sinceramente, no mejora porque hay falta de voluntad política. Tenemos una maraña legislativa y un mecanismo de hiperregulación tan absolutamente desproporcionado, que es como una madeja donde tienes que sacar el hilo y tienes que resolverlo. Aquí no hay espíritu de derogación, sino que existe espíritu de promulgación. Y promulgar es pasar a la historia sacando una ley ineficiente, absurda y que nadie ha pedido. No se legisla pensando en la actividad productiva. Nos interesa que haya menos normas, pero que sean mejores. Que se legisle menos, pero mejor. Que seamos capaces de tener un corpus normativo, que todo el mundo lo cumpla, que luchemos contra la economía sumergida, que nunca hay un plan global contra ella. Aquí no ha habido un pacto de Estado de economía sumergida. Y sin embargo, nada más que hacemos regular, regular y regular para aquellos que están dentro de la legalidad. Por lo tanto es muy doloroso.

¿Qué valoración hace la CEA del mercado laboral en Andalucía con respecto al resto de España? ¿Por qué seguimos lejos de la media? Creo que hemos avanzado en los últimos años bastante. La economía ha crecido a un ritmo anual del 3 por ciento, al igual que en nuestra Comunidad. Y desde el punto de vista del crecimiento equilibrado estamos en una posición adecuada, aunque es verdad que todavía la tasa de desempleo aquí es muy elevada. En 2017 se crearon cerca de 130.000 empleos netos, y casi 400.000 en los últimos tres años. Eso significa que Andalucía está avanzando. Después entraremos en el debate de si ese empleo es de calidad o no. Pero para nosotros el objetivo es crear empleo. La tasa de desempleo regional que está en el 24,3 por ciento, 8 puntos por encima de la media nacional, sigue siendo muy elevada. Pero es verdad que hemos podido reducir el desempleo en los últimos años en casi 15 puntos. Lo que nos preocupa de verdad es la dualidad que se está produciendo en el mercado de trabajo de mayores de 45 años y de jóvenes. Ahí tenemos un problema.

Especialmente en los jóvenes se ha instalado el modelo americano: mucha rotación y precariedad laboral. ¿Es un modelo coyuntural o que ha venido para quedarse? Es cierto que tenemos una dicotomía entre temporalidad y contratos indefinidos en España, que no existe en otros países de la UE. Algo pues estaremos haciendo mal. ¿Qué tenemos que corregir? ¿Penalizar los contratos temporales? No. Sencillamente adscribirlos adecuadamente a aquellas actividades de temporada. Nuestra economía tiene muchas actividades de temporada que no tienen otros países. Lógicamente, lo que no debemos avalar es el uso o el abuso de determinadas modalidades de contrato. Creo que queda clara mi posición, pero para esto, hace falta sentarse y consensuarlo. Y no resignarse. No debemos buscar culpables, sino hay que ser capaces de corregir ciertas prácticas que no puedan ser deseables desde el punto de vista de la responsabilidad empresarial.

¿El motor económico de Andalucía en 2017 fue el turismo? Debemos estar orgullosos porque tenemos una industria turística tremendamente potente, muy saneada y con una enorme experiencia. Y sobre todo con conocimientos y una profesionalidad muy grandes. Ya no vale decir que vivimos de los errores de los demás. Hemos superado a los EEUU como segunda potencia mundial. No valoramos lo que este país es capaz de conseguir. Y Andalucía ha sido clave en ese crecimiento turístico.

Otra de las grandes alegrías económicas de nuestra región ha sido en 2017 la industria agroalimentaria, con cifras récord... Es el gran milagro andaluz. En los años de crisis, ha sido el sector que mejor comportamiento ha tenido desde el punto de vista de la adaptación, transformación y capacidad y superación de dificultades. Ha buscado uniones y alianzas, ha buscado elementos que le han permitido modernizarse. Ha aprendido a abrir mercado al exterior. Yo creo que esta es una gran enseñanza de la crisis. Ha sido todo un modelo a seguir. El sector agroalimentario ha sido capaz de incorporar la innovación y la digitalización. Y esto es importantísimo. Porque si tenemos un sector agroalimentario sano, complementario con el turismo y una recuperación progresiva del sector inmobiliario y de la construcción, todo irá bien. Ahora mismo, Andalucía está sabiendo construir un modelo productivo suficientemente equilibrado como para tener un desarrollo los próximos 50 años, también con sector aeroespacial, sector de transportes, industrias culturales...

¿Qué falta para consolidar ese crecimiento desde el punto de vista de la Administración? Lo que nos hace falta es que la actividad esté menos regulada y sea más fácil de poner en marcha. Y también apostar por las infraestructuras productivas. No hay inversión en obra pública. Necesitamos pues, de una vez por todas, que el sector público también apueste y caliente la economía de un sector tan generador de empleo neto como es el sector de las inversiones y el de las infraestructuras.

¿Y desde el punto de vista empresarial? Uno de los grandes retos es la transformación digital. La tecnología, la automatización del proceso en todos los ámbitos empresariales, debe ser el leit motiv para que el empresario sea consciente de que su empresa se va a consolidar. Todo lo que sean procesos de digitalización, van a añadir eficiencia y valor a la propia empresa. ¿Qué ocurre? Que no es sencillo. El reto está en incorporar a la pyme en estas claves. Porque las grandes empresas ya tienen los recursos humanos suficientes como para llevar a cabo el proceso de digitalización. Esto ha de conseguirse a base de sensibilización, de facilitarles fórmulas de acceso, de facilitarles mecanismos donde todo lo que sea el big data, el cloud computing o la seguridad informática vean que les valga. Hoy en día todo lo que sean los recursos online son básicos y el comercio tiene que perder el miedo.

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