Las ventas de las librerías y papelerías tradicionales han caído entre un 35% y un 40% en los últimos diez años, reflejando la época de auge por la que pasan los comercios orientales.
Una vez acabado el verano, toca el turno de cambiar la maleta de viaje por la mochila del colegio. La vuelta al cole se hace cada vez más cuesta arriba, pero no solo para los niños que no quieren cambiar el bañador por los apuntes, sino para los padres que, recién llegados de las vacaciones, se enfrentan a las temidas e interminables listas de libros de texto y material escolar. A pesar de que en Andalucía el gobierno autonómico subvenciona los libros de texto de primaria y ESO (Educación Secundaria Obligatoria) con su sistema de gratuidad de libros, el inicio del curso sigue suponiendo un importante desembolso para las familias. Y es que de media cada niño sigue necesitando más de 200 euros para comenzar las clases, una cifra que aumenta considerablemente dependiendo del tipo de centro -público o privado- y de las actividades extraescolares que el pequeño realice, llegando a alcanzar incluso 1.000 euros por niño. Estas elevadas cuantías hacen que los padres busquen formas para ahorrar unos cuantos euros en la vuelta al cole, y aquí los bazares chinos han encontrado otro de sus particulares agostos, ofreciendo todo tipo de artículos de papelería a bajo coste, aunque no de la mejor calidad. Las largas colas que se formaban hace algunos años en las pequeñas librerías y papelerías de barrios y pueblos, y las madres y padres que se amontonaban a las puertas de estos negocios lista en mano para comprar libros, lápices o cuadernos, son una imagen cada vez menos frecuente. Esto ha ido dejando paso a una visita rápida al chino más cercano para tratar de completar lo que pide la escuela al menor precio posible. Esta tendencia que adoptan cada vez más padres está afectando muy negativamente a las librerías y papelerías andaluzas, un sector en el que cada vez cuesta más sobrevivir. Según indica a ?El economista Andalucía? el presidente de la Federación Andaluza de Libreros (FAL), Juan Antonio García Villadeamigo, en los últimos diez años las ventas de las papelerías y librerías andaluzas han caído entre un 35 y un 40 por ciento. A juicio de García Villadeamigo, se ha creado un aura alrededor de estos negocios: ?Se cree que venden muy barato y no es así porque lo que venden barato es de poca calidad, los artículos de más calidad los tienen más caros?. Según sus palabras, la merma en la calidad de los productos que se venden en estos bazares afecta directamente a los padres que se ven obligados a comprar el doble de material: ?A mi me da mucha pena porque es un efecto yoyó, los padres van al chino, compran el material y luego vienen a la papelería y compran el mismo material porque los primeros artículos eran de baja calidad y ya están estropeados, lo que están haciendo es duplicando el gasto?. A la dura competencia que ejercen estos negocios que venden artículos de importación a bajo precio y que arrasan con las ventas de material escolar, se une la que llevan a cabo las asociaciones de madres y padres de los colegios (Ampa) así como los centros concertados que negocian directamente con las editoriales para adquirir los libros de texto sin pasar por la librería tradicional. Los precios bajos que ofrecen los bazares y la gratuidad de los libros de texto promovida por el Gobierno autonómico ha provocado que los grandes almacenes dejen de ver la temporada de vuelta al cole como uno de los EDUCACIÓN momentos más esperados para hacer caja. Atrás quedaron también las agresivas campañas publicitarias que desde mediados de agosto atormentaban a niños y padres recordándoles que se acercaba el momento de volver a empezar. ?Les trae más cuenta vender un tambor de detergente que un libro?, dice el experto. A su juicio, la solución a esta situación pasa por aumentar las inspecciones en los centros educativos.
Entre el 60 y el 70 por ciento de las librerías andaluzas depende casi en absoluto de la campaña de vuelta al cole. Esto quiere decir que el 80 por ciento de sus ingresos anuales lo generan en este mes, por lo que si la temporada es muy mala, la continuidad del negocio corre peligro. Según los datos de la FAL, cada día cierran tres librerías en Andalucía, y muchas de las 3.000 que sobreviven actualmente se están viendo obligadas a reinventar sus negocios incluyendo artículos de regalo para no cerrar. De este modo, aunque se mantiene el negocio se pierde el comercio tradicional de la papelería-librería. Los libreros andaluces advierten que el sector se encuentra en una situación muy complicada y piden soluciones