
El presidente de APTE, desde 1998, y director del Parque Tecnológico de Andalucía, Felipe Romera, nos hace un completo análisis del sector de la innovación en nuestro país, sus dificultades y principales retos de futuro.
¿Es España un referente en investigación, desarrollo o innovación? ¿Y con respecto a Europa?
El sistema de innovación en España ha evolucionado muchísimo durante los último 20 años, en los que hemos pasado prácticamente de su inexistencia a desarrollar una amplia red de ecosistemas de innovación distribuidos por todo el territorio español, que al mismo tiempo comparten experiencia y conocimiento a través, por ejemplo, de la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE). Sin embargo, todavía estamos muy lejos de los estándares internacionales. Con relación a Europa y a los objetivos de la Comisión Europea nos encontramos en cuotas bastantes bajas. El objetivo de Europa es alcanzar un 3 por ciento del PIB. En Europa la media es superior al 2, pero en España no llegamos al 1,5 por ciento. Además, la participación privada en I+D+i apenas supera el 50 por ciento aunque los objetivos de la UE es que sea del 67 para el año 2020, cifra que en estos momentos parece muy difícil de alcanzar.
¿Qué le favorece más a la I+D+i española, la inversión pública, la privada o la colaboración conjunta de ambas?
Ambas, tanto la inversión pública como la privada son necesarias para que funcione el sistema de innovación. Por un lado, es importante recuperar las ayudas públicas para la innovación, que en los últimos años ha caído notablemente, pero también en necesario recuperar los mecanismos de financiación privada para que las empresas puedan desarrollar sus departamentos de I+D.
Los parques tecnológicos están habitualmente vinculados a las universidades y al ecosistema emprendedor. ¿De qué manera las universidades y la formación ayudan a potenciar a la I+D?
De manera vital. No es posible entender el desarrollo de los parques científicos y tecnológicos y de la I+D si no es ligado a las universidades, ambos se retroalimentan. La universidad juega un papel fundamental en el desarrollo de la I+D.
¿Qué necesita España: innovación o internacionalización?
Ambas, necesitamos seguir apostando por la innovación; si no somos capaces de impulsar empresas innovadoras, es muy difícil que puedan llegar a posicionarse en un mercado global. Una empresa que no sea innovadora está prácticamente condenada a desaparecer, y no me refiero a tener un departamento de I+D, sino a impregnar del valor de la innovación toda la estructura de la empresa.
En los últimos años han surgido muchas "startups" con base tecnológica, ¿está España en la senda de replicar el modelo norteamericano de creación de un "Silicon Valley europeo"? ¿Qué nos diferencia?
Creo que nos diferencia especialmente el miedo al fracaso. En Estados Unidos, y en Silicon Valley, el fracaso se entiende como un camino hacia el éxito. Hay empresas que hoy en día son un referente a nivel internacional que nacieron de emprendedores que habían fracasado en otros proyectos. Ahora creo que esta percepción está cambiando un poco, se está incentivando el emprendimiento desde edades más tempranas y los proyectos tienen cada vez más una proyección internacional desde su nacimiento. Esto es muy positivo.
Actualmente ¿en qué punto se encuentra la I+D+i de Andalucía? ¿Y comparada con el resto de España?
La inversión en I+D ha disminuido en los últimos años, en general. El sistema andaluz de innovación está compuesto por los parques científico-tecnológicos, centros tecnológicos, centros de innovación y tecnología y centros europeos de empresas e innovación, entre otros. Recientemente, el Consejo de Gobierno ha aprobado el Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (PAIDI) 2020, que establece el marco estable de la política científica y de I+D+i en la Comunidad Autónoma para los próximos cinco años, con especial atención a la recuperación económica y a la creación de empleo. La nueva estrategia plantea duplicar la inversión anual en innovación y desarrollo desde el 1,03 por ciento del PIB en 2014 -último dato disponible- al 2 por ciento, lo que supondrá unos 3.574 millones en 2020. Desde 2002, Andalucía ocupa el tercer lugar nacional en cuanto a gasto anual en I+D, con 1.465,7 millones de euros, por detrás de Madrid y Cataluña.
¿Cómo le afecta al sector de la innovación en Andalucía el colapso de una empresa referente como es Abengoa?
Afecta notablemente, teniendo en cuenta que Abengoa es prácticamente la mayor empresa de Andalucía. El colapso de la empresa afecta evidentemente al empleo, ya que pone en peligro muchos puestos cualificados, y también afecta negativamente a otras empresas y a todo el sistema de innovación, relaciones con la universidad, etc., que mantenía una empresa de ese tipo.
La APTE, de la cual es usted presidente, cuenta actualmente con 67 miembros entre socios y afiliados y facturaron en 2014 más de 22.000 millones de euros. ¿Cómo surge el organismo que preside?
Nace en 1988 y se constituye al año siguiente por los gerentes de los seis primeros parques científicos y tecnológicos que surgieron en España -Bilbao, Galicia, Asturias, Málaga, Vallés y Valencia-. En aquella época todavía no estaba de moda la palabra red para describir las colaboraciones entre diversas instituciones que tienen intereses en común, pero para sus primeros integrantes no cabía la menor duda, la APTE era una red de parques tecnológicos.
¿Cuáles fueron las razones que llevaron a su creación?
En 1988, los responsables de los primeros parques tecnológicos de España empezaron a pensar que uniendo sus opiniones y esfuerzos podrían llegar a potenciar la figura de los emplazamientos científico-tecnológicos que dirigían y que por aquel entonces, resultaban todavía, algo futuristas. En definitiva, desde su constitución hace ahora 27 años, APTE siempre ha trabajado un objetivo claro: convertir a los parques científicos y tecnológicos en piezas claves del sistema de innovación español.
¿Ha cambiado el concepto de parque tecnológico desde su creación?
Si tuviera que proporcionar una definición más actualizada de lo que es hoy en día un parque y de lo que proporciona a la sociedad, diría que es un espacio en el que se producen una serie de sinergias entre personas que representan a los distintos agentes del sistema de innovación y que provocan que se desarrollen de forma rápida, nuevas ideas innovadoras de negocio viables, proporcionando a la sociedad una opción de desarrollo profesional para sus estudiantes y emprendedores, así como la dinamización de su economía.
¿Cuál es su función actualmente?
El concepto de parque científico y tecnológico hoy va más allá de un espacio con excelentes infraestructuras, para convertirse en un instrumento, hoy más que nunca, necesario para fomentar, provocar y potenciar ideas y proyectos con innovadores. Es debido a que les proporciona cuatro conexiones que difícilmente encuentran en un solo lugar: conexión con la actividad investigadora; con otras empresas y emprendedores; con mercados internacionales y con el talento.
¿Cómo se financian? ¿Son todos viables económicamente?
Las principales fuentes de financiación de los parques proceden de la gestión de sus espacios e infraestructuras, la participación en proyectos regionales, nacionales e internacionales, así como la prestación de servicios de valor a las entidades que tiene alojadas. Más que hablar de viabilidad económica para sus promotores, debemos pensar en la función social que cumplen los parques actualmente. Es decir, si en estos momentos no existieran, las más de 151.000 personas que ahora trabajan en ellos tendrían que dedicarse a otras cosas y muy probablemente, no todas tendrían un puesto de trabajo. Lo mismo podría ocurrir con las 6.500 empresas que están ubicadas en ellos, que cuentan con un tanto por ciento de mortalidad más bajo que las que están fuera de los parques y con unos niveles de innovación más altos, según los resultados de la Encuesta Anual de Estadística sobre actividades de I+D.
¿Cuáles son las metas para España en materia de I+D+i a medio plazo? ¿A qué retos se enfrenta la innovación?
Con la crisis, hemos asistido a una reducción en los principales inputs para I+D -gasto y número de investigadores- tanto en el sector público como en el privado. En el ámbito empresarial, el indicador más alarmante desde que empezó la crisis es la reducción del número de empresas que realiza actividades de I+D. Todo ello va de la mano de la insuficiente disponibilidad de fondos públicos para el fomento de la I+D+i, inversión clave para dinamizar el sistema de innovación español. Partiendo de esta base, la principal meta es incentivar la inversión, sobre todo la privada, utilizando como palanca las ayudas públicas. Actualmente la sociedad española se enfrenta a un gran reto: aumentar la competitividad de nuestra economía para hacer frente al desafío que supone la globalización y el consiguiente aumento de la competencia internacional. En este sentido, en APTE estamos trabajando, junto con la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, en un programa de fomento de la competitividad empresarial a través de la creación de vínculos estables entre universidad y empresa; y con la Asociación Internacional de Parques Científicos y Tecnológicos y Áreas de Innovación (IASP) en nuevas acciones para promover la internacionalización y, por tanto, la competitividad del tejido empresarial español.