El consejero de Turismo y Comercio, Rafael Rodríguez, no se conforma con la cabeza del presidente de la Cámara de Comercio de Jaén, Luis Carlos García, que renunció a su cargo presionado por la Junta y la insostenible situación económica de la institución que no paga a sus empleados desde hace nueve meses. Rodríguez quiere que dimitan todos los miembros del Comité Ejecutivo y del Pleno de la Cámara para solventar el conflicto y recuperar la normalidad. Y quiere que lo hagan "más pronto que tarde".
El consejero dijo que el Gobierno autonómico no va a consentir que la situación de Jaén se empantane porque sería negativo para la economía de esta provincia y, por tanto, la Junta ejercitará la función tutelante que tiene en función de la legislación vigente.
Considera que las cámaras "sólo deben ser noticia por cumplir con sus obligaciones legales y por ser un instrumento de las empresas y para favorecer la internacionalización de éstas". Rodríguez tiene más razón que un santo.
La solución en Jaén pasa por convocar elecciones y que un nuevo órgano de gobierno represente de manera firme los intereses económicos de toda la provincia y los sectores productivos.
El presidente del Consejo Andaluz de Cámaras, Antonio Ponce, dijo en Málaga, donde se celebró una jornada sectorial, que el conflicto de Jaén era un caso aislado. Ponce cree que puede haber una campaña para "empañar el cristal de las cámaras, cuyas cuentas están claras y auditadas". En cuanto a las irregularidades en Córdoba -pagos de la Cámara a la patronal provincial Ceco supuestamente sin justificar-, afirmó que son "dimes y diretes" de gente irresponsable, y sentenció que si había algo denunciable que fueran a los juzgados.
Probablemente el cristal de la Cámara de Jaén este limpio como una patena, pero tiene un déficit de casi un millón y medio. Y hay que recordarle a Ponce que quizás las facturas de Córdoba pueden ser sólo la punta de un iceberg que amenaza a otras instituciones. No son especulaciones, ni campañas. Son hechos.