La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, bajó a Andalucía esta semana para animar a sus dirigentes, afligidos por el caso Bárcenas y Gürtel, y la metedura de pata de la vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, al mencionar los plenos del Parlamento de Andalucía.
Cospedal ya controla esta comunidad, tras la espantada del expresidente regional, Javier Arenas. En la clausura de la Interparlamentaria de los populares andaluces, pidió unidad y que confíen en Génova. No desveló el nombre del candidato a las elecciones autonómicas andaluzas, ni tampoco los plazos del proceso que tiene en ascuas a la mayoría de los presidentes provinciales y al mismísimo presidente del PP de Andalucía, Juan Ignacio Zoido.
Cospedal se equivoca cuando dice que el PSOE quiere marcarle la agenda, ya que son sus propios compañeros quienes vienen reclamándole que designe al candidato. Cuando faltan dos años para las elecciones generales y municipales, el PP de Málaga se debate entre renovar o seguir con su equipo ganador de los últimos años. En estos momentos, los populares gobiernan en toda la Costa del Sol, desde Estepona hasta Nerja; en las principales localidades de la provincia como Antequera, Ronda o Vélez-Málaga, y también en la capital.
Francisco de la Torre (Málaga), Esperanza Oña (Fuengirola), Ángeles Muñoz (Marbella), Pedro Fernández Montes (Torremolinos), Francisco Delgado Bonilla (Vélez-Málaga), José María García Urbano (Estepona), José Alberto Armijo (Nerja), Joaquín Villanova (Alhaurín de la Torre) y Ángel Nozal (Mijas) son los Eliot Ness: los intocables modernos. Algunos, tras más de 16 y 20 años en el Gobierno municipal, como Oña y Fernández Montes, no descartan ceder el mando en breve a sus delfines. Suenan los nombres de Encarna Navarro, Margarita del Cid y Ana Mula.
El presidente provincial del PP y de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, quiere una renovación en algunas alcaldías, pero sin alterar el consenso que hay en torno a su figura. Difícil papeleta.
El dinero de Malaya missing
