Después de escuchar al ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz, a su ex mujer, Maite Zaldívar, y a la cantante Isabel Pantoja en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Málaga por blanqueo de capitales, llegamos a la conclusión de que son buena gente. Personas que nunca han roto un plato, que no deberían desfilar por un Juzgado.
Igual que los procesados por los casos Malaya (pendiente de sentencia), Troya, Astapa o Arcos, por citar algunos.
Para la Pantoja, tener mucho dinero en casa era una manía. Y para el ex alcalde de Manilva, Pedro Tirado, procesado por el denominado caso Ballena Blanca, guardar 800.000 euros en bolsas en su vivienda era lo más normal del mundo.
Durante las últimas décadas, la corrupción se ha extendido por toda la geografía española. En Málaga, más de una docena y media de municipios han sido investigados por irregularidades urbanísticas, cohecho, prevaricación o tráfico de influencias. Alcaldes, ex alcaldes, concejales, ex ediles, funcionarios y empresarios de Estepona, Sayalonga, Valle de Abdalajís, Marbella, Manilva, Benalmádena, Coín, Ronda, Canillas de Aceituno, Alfarnatejo, Alcaucín, Tolox, Villanueva de Algaida, Cártama, Competa, Gaucín y La Viñuela han estado en el punto de mira de la Policía o la Guardia Civil.
Sangrante ha sido el caso Troya. El alcalde de Alhaurín El Grande, Juan Martín Serón, y el concejal de Urbanismo, Cristóbal Guerra, ambos del Partido Popular, han sido condenados por un delito de cohecho impropio. A pesar de la sentencia condenatoria (está recurrida ante el Tribunal Supremo), Serón sigue gobernando y recibiendo el apoyo de su partido a escala andaluza.
Con este panorama, es normal el despego de los ciudadanos hacia los políticos, cada día mas desprestigiados. Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la clase política se ha consolidado como el tercer problema para los españoles. El paro sigue a la cabeza de sus inquietudes, seguida de los problemas de índole económica.
Se jubila Linde viejo rockero del PSOE
