
Antonio Galadí, presidente de la Confederación Empresarial Sevillana (CES), ha dejado el cargo en la asamblea anual un año antes de lo previsto. Su enfrentamiento con Santiago Herrero, presidente de la patronal andaluza CEA, y su hermano Francisco, determinante.
Ni el recrudecimiento de la crisis, ni el gobierno de izquierdas que se vislumbra en Andalucía: un larvado enfrentamiento personal por ambiciones de poder es el que ha desatado hoy una crisis sin precedentes en la Confederación Empresarial de Sevilla (CES). Antonio Galadí, así como toda su junta directiva, ha anunciado su dimisión en la asamblea anual celebrada en la capital. El presidente, que llegó al cargo en 2005, deja el puesto un año antes de la finalización de su segundo mandato.
Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla y hermano del presidente de la patronal andaluza CEA, Santiago Herrero, se prepara ya para tomar el control de la CES. Ambas organizaciones patronales van a compartir además espacio físico en la sede de la Cámara, tras un acuerdo en cuya negociación, que se ha alargado casi un año, se produjo el último de los graves desencuentros entre Galadí y Francisco Herrero.
El hasta hoy presidente, con toda la intención, ha pedido que le sustituya un hombre joven -no es el caso de Herrero- y ha argumentado su marcha en que ya tiene una edad y en motivos personales. En los últimos meses, según fuentes cercanas a la patronal sevillana, se ha intentado infructuosamente articular una candidatura de continuidad con la labor y filosofía patronal de Galadí, pero ha sido imposible.
Unidad de acción
La estrategia del clan de los hermanos Herrero, apoyados en otros dirigentes patronales de la CEA como el clan de los Muela o la familia Contreras (dueña de Azvi), es la toma de control de la mayor porción posible de poder patronal por vía de la CEA y las Cámaras de Comercio de Andalucía, que preside el herrerista onubense Antonio Ponce.
De hecho, el acuerdo firmado entre la CEA y las Cámaras el pasado enero para converger hacia una "unidad de acción" no es más que el primer paso para, amparándose en la situación de debilidad que atraviesa la patronal (por sus pérdidas de 2 millones en 2011 y la caída de las cuotas de afiliados) y las Cámaras (tras el fin del recurso cameral en 2011 decidido por el anterior Gobierno de Rodríguez Zapatero), unificar toda la estructura y tomar el poder empresarial de Andalucía.