Zapatero hace las Asias, donde parece que puede sacar más que haciendo las Américas. De los recuerdos que conservo de mi infancia, subsiste el de un chinito con cara de hucha en el que los depauperados españolitos depositábamos unas monedas para ayudar a los asiáticos, entonces aún más pobres que nosotros. Ahora enviamos a nuestro Presidente con cara de caja de ahorros para que sean ellos los que nos consignen unos euros con que aliviar nuestra situación.
El presidente del Gobierno, con el característico optimismo que le adorna, da por exitosa la gira y da por hecho haber conseguido que el fondo China Investment Corporation invierta unos 9.300 millones de dólares -más o menos el 70% de lo que necesitamos- en las Cajas de Ahorros. Poco menos que la salvación de nuestro sistema financiero. Zapatero nos vende como cerrada una operación de la que sólo ha conseguido una mera declaración de intenciones. Xie Ping, vicepresidente del fondo, se lo ha dejado muy claro: es un plan en estudio. Un plan de inversiones del que ni siquiera se sabe si van a ser las cajas sus destinatarias (y menos las que realmente lo necesiten), como tampoco se conoce cuales van a ser sus condiciones ni el timing que contemplan.
Dejando aparte el riesgo que puede suponer un desembarco importante, en nuestro sistema financiero, de una economía como la china, cuyo modelo es insostenible a medio-largo plazo, ya sería importante que esas intencionadas inversiones se produzcan. Que se produzcan en la forma que nos interesa ya sería un milagro. Pero como nuestro Presidente -único ateo que cree en los milagros- está tan convencido; que el milagro se produzca bien puede ser y, siguiendo con la letrilla satírica de Góngora, remacho: Mas que no entendamos todos / Que aquestos barros son lodos, / No puede ser.