Coincidiendo con la conmemoración del 40 aniversario de la Autonomía Andaluza los agricultores y ganaderos de la región han tomado al pie de la letra el himno que compuso Blas Infante. "Andaluces levantaos pedid tierra y libertad…". Tras varios años arrastrando caídas consecutivas de precios y haciendo frente a los vaivenes de la política de comercio internacional, el campo andaluz ha dicho basta y ha comenzado una intensa lucha para garantizar la supervivencia de un sector clave de la economía.
Durante el 2019 la producción final agroalimentaria generó unos 32.000 millones de euros. El campo andaluz da empleo directo a unas 280.000 personas y supone más del 10% del Producto Interior Bruto (PIB). Un sector trascendental especialmente en las zonas rurales, que además cumple un importante papel en la lucha contra la despoblación de los municipios.
Bajos precios que no logran alcanzar los costes de producción, abusos en la cadena de comercio por parte de los intermediarios, importaciones sin regular y fuertes aranceles son algunas de las causas que según los agricultores han causado esta crisis, una de las más duras y complejas de la historia reciente.
Cientos de tractores en las carreteras malagueñas y gradinas y multitudinarias protestas en todas las provincias son algunas de las escenas que se vienen repitiendo desde que comenzó el año en Andalucía. Las principales organizaciones agrarias como COAG, Asaja Y UPA unieron fuerzas con los agricultores y las cooperativas y lanzaron un calendario de movilizaciones que amenazan con incrementar si el Gobierno no ofrece soluciones reales a la situación.
"Si el campo se para la ciudad no come" ese es uno de los lemas más repetidos en las movilizaciones con las que los agricultores además pretenden concienciar a los ciudadanos de un problema, que aseguran, es de todos.
"A los ciudadanos les reivindicamos apoyo y compresión porque a veces igual nos pasamos, pero estamos desesperados. La situación es muy complicada, les pedimos disculpas por las cosas que no estén bien, pero esto no va a parar hasta que haya arreglo", ha avanzado a elEconomista Andalucía el secretario general de COAG en la región, Miguel López.
En este sentido, los agricultores piden a los consumidores que sean responsables a la hora de elegir los productos que llenan su cesta de la compra: "exigir calidad, seguridad alimentaria, trazabilidad y saber de dónde viene lo que comemos, ese compromiso es el que nos puede llevar a que se mantengan nuestros pueblos", ha añadido López.
A los ciudadanos los agricultores piden apoyo y compromiso, pero las exigencias reales son para las instituciones. Un recién estrenado Gobierno que se enfrenta al reto de dar solución a una situación tan compleja como urgente. "Ya no podemos más", es el grito unánime en todas las concentraciones.
Respuesta insuficiente Gobierno
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, recibió a los representantes del sector de toda España y ha asegurado que el Gobierno trabaja por lograr un "precio justo" para agricultores y ganaderos y para que la distribución no realice campañas de promoción y de venta a pérdidas que son "muy nocivas" para el sector agrario.
También recibió a los agricultores el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz, quien además los ha animado a que sigan con sus protestas para conseguir una solución.
Unas reuniones que por ahora no han logrado satisfacer las exigencias del sector. "No nos están dando soluciones, esto no es el proceso de negociación abierto que nosotros necesitamos porque aquí hay más ministerios implicados y no se están abordando los temas. Vamos a seguir con las movilizaciones y esperemos que el Gobierno considere que es un problema de estado y abra un proceso de negociación en el que estén presentes todos los ministerios implicados (Hacienda, Comercio, Consumo, Alimentación, Medio Ambiente y Agricultura)", ha avanzado el secretario general de COAG Andalucía.
Las medidas que el sector considera esencial para lograr su supervivencia son muy concretas: transparencia, control de los puertos y las importaciones, exámenes de la trazabilidad, calidad y pureza de los productos, medidas fiscales o rebajas en los costes de producción son algunas de ellas.
A estas reclamaciones se suma la reivindicación esencial de estas movilizaciones que viene de exigir mecanismos que ordenen los mercados y la cadena alimenticia para estudiar los márgenes y no permitir que se compre por debajo de los costes de producción.
El portavoz de COAG cita un ejemplo claro, actualmente las coles se están pagando a los agricultores sobre 0,18 euros el kilo, mientras que en el mercado se venden a 1,50 euros el kilo.
"Yo la he producido, la he trabajado, he puesto el agua la luz… y ahora ellos se llevan las ganancias", ha lamentado López.
Uno de los cultivos más afectados por esta situación es el olivar tradicional, ya que según los datos de COAG, solo durante los últimos dos años más de 2.700 millones de euros generados por el aceite de oliva se han quedado en la industria de la transformación y la distribución.
"Esto es especulación, el año pasado no había excedente estábamos un 3% por debajo de la producción normal, este año la producción ha caído casi un 40 % y los precios siguen bajando, algo tiene que estar pasando. La situación es muy preocupante los precios siguen hundidos y sin embargo vemos que como las importaciones son masivas, llega aceite del Magreb, de Egipto, de Turquía… es un coladero", ha denunciado el portavoz de los agricultores.
La sequía que ha mermado considerablemente la cosecha de muchos cultivos, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, los aranceles de EEUU a algunos productos y el recorte de la La Política Agraria Común (PAC) son algunas de las consecuencias que están "hundiendo" al campo andaluz.
"Llevamos ya varios años que acumulamos subidas imparables de los costes de producción, pero el precio de nuestros productos, que nunca lo ponemos nosotros, no para de bajar", ha manifestado a elEconomista Andalucía Antonio Bazán, propietario de una explotación de hortalizas en Vélez-Málaga (Málaga), que adeuda al banco más de 35.000 euros en préstamos de campaña que se ve obligado a solicitar al no cubrir los costes de producción.
"Lo único que queremos es un precio justo, no pedimos subvenciones ni ayudas, solo una política que nos mire bien, que mire el sector como lo que es, un sector estratégico", ha señalado el agricultor.
A pesar de que las circunstancias que han provocado esta situación no se circunscriben únicamente a la cadena de distribución, las grandes superficies comerciales han sido atacadas y criticadas en numerosas ocasiones y por ello la Confederación Andaluza de empresarios de alimentación y perfumería ha querido defenderse alegando que la distribución alimentaria "es la primera interesada en buscar soluciones, que todos los eslabones sean rentables y viables económicamente".
"Los factores que influyen en el proceso de conformación de los precios son múltiples y muy variados. Por tanto, el origen y las causas de la problemática no son únicas y, por ello, no se pueden realizar análisis simplista", comentan desde la organización alegando otras situaciones ya comentadas como los factores climatológicos y geopolíticos, las importaciones o la política agraria de la Unión Europea.
En cuanto a los márgenes comerciales han explicado que "el margen neto en el sector de la distribución es escasísimo, y se sitúa entre el 2% y el 3%, lo que indica que en absoluto existen abusos ni prácticas desleales". "Es contradictorio acusar de márgenes elevados y precios muy bajos a la vez, a la distribución se la culpa siempre, tanto si los precios son bajos como si son altos", han criticado.
