Andalucía continúa sufriendo las consecuencias de la desertificación bancaria, el cierre de las cajas rurales y las fusiones entre grandes entidades ha provocado una importante reducción de oficinas financieras en la región en los últimos años.
Según los datos facilitados por el Banco de España a elEconomista Andalucía, actualmente, la Comunidad cuenta con 4.237 oficinas bancarias (tanto de depósito como de crédito) lo que supone 226 menos de las que había en 2017.
En los últimos 11 años la región ha perdido más del 37 por ciento de su red de sucursales bancarias, una situación que afecta en mayor medida a los pequeños municipios del interior. Un total de152 pueblos andaluces se han quedado ya sin oficinas bancarias y sus vecinos tienen que desplazarse a localidades más grandes para realizar cualquier trámite.
Esta exclusión financiera se ensaña aún más con la población de avanza edad, donde la brecha digital es mayor y el acceso al transporte más complicado, lo que dificulta tanto el uso de los servicios de banca online, como el traslado a otros municipios que si cuenten con oficinas bancarias.
Con el fin de paliar las consecuencias de la desertificación bancaria, la Diputación de Granada y Caja Rural han suscrito un acuerdo para dar servicio en 36 localidades de la provincia que se encontraban en situación de exclusión.
El convenio establece que la entidad pondrá en funcionamiento un cajero automático en los municipios que lo soliciten por un mínimo de cuatro años, en un emplazamiento cedido por el Ayuntamiento, que también pondrá a disposición de Caja Rural un espacio para que se pueda prestar asistencia personal a los usuarios.
Tal es lo que supone la exclusión financiera en el mundo rural, que muchos de estos nuevos cajeros han sido inaugurados por los alcaldes de los municipios como si de una gran infraestructura pública se tratase, alguno de ellos incluso en plena campaña electoral.
A pesar del cierre de oficinas que se ha venido registrando de manera progresiva en los últimos años, Andalucía es la primera comunidad de España con mayor número de sucursales de cajas y bancos, por delante de Cataluña (3.539), Madrid (3.184) y la Comunidad Valenciana (2.537).
Reparto desigual
Las 4.267 oficinas con las que cuenta la región se reparten de manera muy desigual entre las diferentes provincias, donde además el comportamiento bancario también varía, cerrando sucursales en todas ellas.
La provincia con más presencia bancaria es Sevilla con 856 sucursales, lo que supone 50 menos que hace dos años, seguida de Málaga con 756 (-45), Granada con 608 (-16), Córdoba con 468 (-25), Jaén con 467 (-19) y Cádiz con 461 (-29). Por el contrario, las provincias con menos presencia bancaria y más afectadas por esta desertificación son Almería con 373 (-37) y Huelva con 278 (-5).
Además de la exclusión bancaria en las zonas rurales, el cierre de oficinas está tendiendo importantes consecuencias para el empleo en el sector financiero. Según un informe de CCOO, desde el inicio de la crisis en 2008 hasta el pasado año, el sector financiero ha reducido su plantilla un 41,41 por ciento y su red comercial en unas 26.011 sucursales a nivel nacional, lo que supone el cierre de casi la mitad de estas. A esto se suman los casi 5.000 empleos que se destruirán durante este año fruto de los ERES de Caixabank y el Banco de Santander.
Las cifras del sindicato ponen de manifiesto que dos de cada cinco trabajadores han salido del sector financiero en los últimos diez años, lo que supone que ha pasado de 270.855 personas empleadas en 2008 a 181.999 a finales del 2018.