
Cuando llega la jubilación, hay quienes prefieren disfrutar de su pensión y vivir cómodamente con el dinero que han podido ahorrar en su etapa laboral, y quienes deciden invertirlo todo para cambiar totalmente su vida. Es el caso de Sharon Lane, una mujer estadounidense de 77 años que dejó atrás su casa en California para vivir en un crucero.
Y no, no estamos hablando de unas vacaciones muy largas. La propia Sharon le explicó a CNN que va a vivir a bordo los próximos 15 años: "Compré el camarote, vivo en el camarote y eso es todo. Y no tiene un final". Para ello, se ha hecho con una de las habitaciones del Villa Vie Odyssey, un camarote residencial.
La historia de Sharon Lane
La idea de vivir en un camarote no es nueva para Sharon. Hace ya meses, pagó miles de dólares para viajar en un crucero de tres años, pero el proyecto fracasó y la mujer no pudo cumplir su objetivo. A cambio recibió un reembolso, pero para entonces ya había cancelado el alquiler de su casa y había vendido buena parte de sus pertenencias. Se fue a vivir a una comunidad de jubilados en California, pero entonces se dio cuenta de que su futuro estaba en el mar.
"Durante los dos años que estuve allí, seguía buscando otro lugar a donde ir… no estaba conforme. No me sentía establecida. Porque no era la vida que quería", comenta una Sharon Lane que se enteró de la existencia del Villa Vie Odyssey. Sin pensarlo demasiado, hizo su reserva y esperó a que el barco pasase por el puerto en San Diego, California, para comenzar su nueva vida a finales de 2024.
"En 15 años, estaré lista para un hogar de ancianos… o tal vez, al final, me mudaré al siguiente barco que tengan"
En el Villa Vie Odyssey, que tiene ocho cubiertas y capacidad para 900 personas, alquilar un camarote cuesta 2.000 dólares al mes por persona, por lo que Sharon Lane admite que "vivir en el barco es mucho menos costoso que vivir en el sur de California". Además, su nueva casa le permite viajar por todo el mundo ya que el barco dará la vuelta al planeta de forma continua y hará escala en diferentes lugares.
Los privilegios de vivir a bordo
Más allá del precio, que es más barato que muchas casas estadounidenses, vivir en un crucero tiene varios beneficios. La cuota incluye comida, bebida, conexión a internet, consultas médicas y un largo etcétera. Además, la jubilada se evita algunas tareas como hacer la colada o la compra, y puede disfrutar de ofertas de entretenimiento como conciertos, actuaciones o charlas presentadas por los propios residentes.
En concreto, la habitación de Sharon está "hacia la proa del barco, porque allí puedo sentir más el océano". Y aunque para muchas personas el movimiento del mar es molesto e incluso produce mareos, la mujer comenta que disfruta de ello.
Eso sí, aunque disfruta de su camarote, ha explicado que planea pasar mucho tiempo en la cubierta. "Cuando haga buen tiempo, estaré en esa cubierta. Y cuando el tiempo no sea del todo bueno, me abrigaré y también estaré en esa cubierta, porque ese es mi lugar feliz", concluye Sharon.