
A estas alturas, si tienes niños alrededor, quizá ya sabes qué es un labubu. LA-BU-BU. Probablemente tus hijos, tus sobrinos o tus primos pequeños tengan incluso alguno en casa. Y si no, poco les falta. Como en su momento los superthings, los piratix, los furbys, los sonny angels o las capibaras y un sinfín de juguetes más, ahora el muñeco de moda es el labubu. Y da igual si su propietario o propietaria tiene 5 que 25 años, que gustan a todos los públicos. Muchos adultos hay por ahí también, sí. Son la comidilla de clase. Y claro, si fulanito tiene uno, yo también lo quiero. Y los bazares chinos del barrio, que todo esto lo tienen muy bien controlado, te tientan con estas 'monerías', y al final pues acabas cayendo y dando la bienvenida a un peludito de estos a tu casa.
Si no has pasado por ahí, seguro que conoces a alguien que sí. Pero es que la magnitud de todo esto que estamos hablando está rozando la locura. Hasta el punto de que una casa de apuestas de Pekín subastó en el Yongle International Auction hace 10 días un labubu a escala humana por un precio en yuanes equivalente a ¡130.000 euros!
El pelotazo que ha dado con estos elfos peludos Pop Mart, la empresa que los comercializa, ha llevado a esta compañía a ser una de las jugueteras más valiosas del mundo, con casi 2.000 millones de dólares en ventas anuales. Su capitalización de mercado, de 40.000 millones de dólares, ha superado en más del doble a la de Hasbro y Mattel juntas gracias a estos coleccionables de gran venta, según se hace eco el propio Financial Times. Hasbro, por cierto, tiene éxitos como el monopoly o el citado Furby, mientras que los Hot-Wheels o la Barbie son triunfos de Mattel. Gracias a la fiebre de los labubu, las acciones de Pop Mart, que cotiza en la bolsa de Hong Kong, se han disparado un 170% este año, hasta los 237 dólares hongkoneses.
Aunque el dichoso elfo peludo ya ha cumplido 10 años, se ha convertido en un fenómeno de masas no hace tanto y lo ha hecho a la velocidad del rayo. Los labubu fueron creados hace una década por el artista hongkonés Kasing Lung, pero no fue hasta 2019 cuando llegó a un acuerdo con la empresa Pop Mart para que las comercializara en su formato estrella, las cajas sorpresa. El mejor gancho de todos, poniendo a prueba los nervios y la emoción del comprador por saber cuál me va a tocar. Y no, según el perfil del comprador, no es lo mismo que te toque un adorable duende rosa que tiene en sus manitas una taza de té verde, que otro marrón tirando a negro comiéndose un taosu. Pero seguro que hay reincidentes. Y no hablemos de cuando los peques empiezan a ser más mayores y quieren coleccionarlos... Bueno, y si no te gusta el que te toca, siempre puedes intentar venderlo de segunda mano, algunos hasta se compran al triple de su precio, que no vamos a concretar aquí porque los hay para todos los gustos.
Y para todos los bolsillos. No en vano, si las mismísimas Rihanna o Dua Lipa salen en sus redes con su labubu en mano, o David Beckham si lo prefieres, pues ya la hemos liado. Si haces una búsqueda en Google 'Colas en las tiendas de Pop Mart' lo verás. Pop Mart, por cierto, fue fundada en 2010 por Wang Ning. Salió a bolsa en Hong Kong en 2020 y la trayectoria alcista de sus acciones han impulsado la fortuna de Wang a más de 21.000 millones de dólares, según recoge el índice de multimillonarios de Bloomberg, convirtiéndose en la duodécima persona más rica de China.
Lo de las cajas sorpresa es un tema serio. Justamente este viernes las acciones de Pop Mart han caído en Hong Kong alrededor de un 6% después de que un artículo en el People's Daily haya pedido una regulación más estricta de los juguetes de caja ciega y sus tarjetas coleccionables ante el riesgo de inducir a los menores a volverse adictos a la compra de estos productos. El Diario del Pueblo es el periódico insignia del Partido Comunista Chino, que cita a expertos legales. Aunque, según recoge Bloomberg, el comentario no menciona a Pop Mart por su nombre, ha asustado a los operadores. Un banco chino utilizó recientemente los labubu como obsequio gratuito para atraer a los depositantes , lo que llevó al regulador a intervenir y prohibir tales prácticas.
Pero es que hay muchos más ejemplos de la locura que ha desatado este pequeño elfo alrededor del mundo. Si a estas alturas aún no te sonaba la palabra labubu, ahora al menos ya puedes hablar sobre ellos.