La Hormiga Verde (Promociones Medioambientales Villafranquesa) nació en Villafranca de los Barros (Badajoz), en 2018, como centro especial de empleo y especializado en medio ambiente. Es una empresa recicladora que se dedica a la recogida de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) de toda la región, siendo su actividad principal el desmontaje manual y posterior procesamiento con la finalidad de convertir los residuos de nuevo en materias primas.
Desde 2019, la firma ha venido creciendo e incorporando trabajadores. Más del 95% de su plantilla está conformada por empleados que tienen alguna discapacidad, lo que le ha valido a La Hormiga Verde el Premio Pyme por la Inclusión Labora de Personas con Discapacidad en este XI edición de los Premios CEPYME. Como explican desde la empresa, valores como la solidaridad o el empleo estable son piedra angular de su ideario y que explican el reconocimiento del jurado de los galardones que entrega la Confederación de las pymes.
El fundador y gerente de La Hormiga Verde, Ignacio García, indica que el enfoque social está en el ADN de la empresa: "Cuando empecé a gestar el proyecto en 2018, tenía claro que quería ayudar a personas de más de 45 años a encontrar un trabajo estable, ya que a mí me habían echado de un trabajo con esa edad. A partir de eso, llegué de rebote al mundo de la discapacidad, y me di cuenta de que, de esa manera, cumplíamos con el fin social que yo buscaba".
Añade que siente cómo La Hormiga Verde tiene el privilegio de poder crear empleo, lo que hace a los miembros de la firma sentirse muy afortunados. "Somos muy activos en la lucha contra el edadismo, ya que tenemos trabajadores de más de 55 y más de 60 años". Recalca que la compañía "es una gran oportunidad de crear empleo de calidad y estable en zonas rurales" y, respecto al hecho de que el 95% de la plantilla esté conformada por personas con discapacidad hace que el clima de trabajo sea de respeto a las limitaciones de cada trabajador. "Se les pide que se cuiden y no se sobrepasen, que trabajen en equipo".
Entre sus objetivos está el de asentar su actividad, crecer en capacidad productiva y en maquinaria para poder generar productos de más calidad y comenzar el plan de expansión territorial, con nuevas delegaciones en el norte de Extremadura, Sevilla y Portugal. Con todo, en sus planes está llegar a contar con 80 trabajadores a finales de 2028, frente al entorno de 50 en la actualidad, algo factible ya que su plantilla viene a crecer en 10 personas al año. El impacto social positivo no viene solamente de su apuesta por trabajadores de edad y por la incorporación de personas con discapacidad, así como por el hecho de que toda la plantilla cuente con contratos indefinidos, sino también por hacer de la empresa una potente herramienta de creación de empleo estable en zonas rurales, ayudando a fijar población y combatir el fenómeno de la despoblación.