
Coser es una de las manualidades más realizadas en todo el mundo. Ya sea como hobby o como profesión, la costura es una actividad gratificante con la que no solo arreglar prendas, también es posible crear las tuyas propias. Aunque en la actualidad y gracias a las nuevas tecnologías, existen impresionantes máquinas de coser, hay quienes prefieren usar el método tradicional.
Coger un kit de costura y ponerse a coser es una experiencia maravillosa para los amantes de esta práctica, a no ser que vayas buscando galletas y al abrir la caja te la encuentres llena de hilos y agujas. Aunque pueda parecer un poco complicado, una vez aprendes a enhebrar la aguja y a hacer los nudos pertinentes, todo es coser y cantar.
Las tradicionales cajas de costura están formadas por agujas de distinto calibre para adaptarse al tipo de puntada deseado, los alfileres que sirven de guía y ayudan a mantener juntas las piezas antes de coserlas, hilos de diferentes colores, tijeras para cortar, unas pinzas, un dedal, algún botón y una especie de moneda plateada que la gente suele ignorar.

Lo que muchos no saben, es que esta es una de las herramientas más útiles de todo el kit de costura, perfecta para solucionar uno de los problemas más comunes en esta práctica y que en ocasiones puede suponer un auténtico quebradero de cabeza. Se trata, nada más y nada menos, de un enhebrador de agujas.
Esta pequeña placa metálica, con forma similar a la de una moneda, va acompañada de una extensión de alambre con forma de rombo. Su función principal es ayudar a introducir el hilo dentro de la aguja, una tarea en ocasiones complicada. Basta con introducir la aguja a través del alambre y posteriormente pasar el hilo. Al sacar la aguja, la fina cuerda quedará enhebrada.
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