Las autoridades de Corea del Sur confirman las sospechas respecto a la nueva Inteligencia Artificial china, DeepSeek, que estaría enviando los datos de sus usuarios a ByteDance, empresa propietaria de la conocida red social TikTok.
Según avanza EFE, se trataría de la primera vez que un regulador nacional confirma la potencial fuga de datos de usuarios desde DeepSeek a una tercera parte, tan solo un día después de que de que el país anunciara la retirada de la IA de las tiendas de aplicaciones para telefonía móvil, precisamente por sospechas sobre el tratamiento de los datos de los usuarios.
La Comisión de Protección de Información Personal de Corea del Sur (PIPC, por sus siglas en inglés) ha confirmado así las advertencias desaconsejando su uso: "Hemos confirmado que DeepSeek se comunica con ByteDance", afirma un portavoz del PIPC en declaraciones a la agencia local Yonhap. Asimismo, el portavoz aclara que está tratando de averiguar "qué tipo de datos" han sido transferidos al propietario de TikTok.
La ley en Corea de Sur es tajante respecto a la protección de datos, obligando a los operadores de aplicaciones a contar con el consentimiento explícito de los usuarios para transferir sus datos a terceras partes. En este caso, DeepSeek no contaría con dicho consentimiento por parte de los usuarios.
La advertencia se produjo después de que la PIPC enviara una consulta solicitando información detallada sobre su política de recopilación de datos, y dijera que planea solicitar la cooperación de las autoridades chinas sobre el asunto a través de los canales diplomáticos oficiales. Previamente, empresas locales como la compañía automovilística surcoreana Hyundai Motor ya habían restringido a sus empleados el acceso a DeepSeek, también sobre posibles filtraciones de sus datos.
DeepSeek ha revolucionado el panorama global de la Inteligencia Artificial tras su presentación el mes pasado de su modelo de lenguaje más reciente, que ha marcado un punto de inflexión debido a su rendimiento más eficiente y económico en comparación con la competencia.
Sin embargo, su gestión de datos ha llevado a que otros países como Italia o Australia estudien con recelo la IA e impongan restricciones de acceso a instituciones públicas argumentando riesgos para la seguridad nacional.