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Especial ESG

Internet estaría entre el cuarto y el sexto país más contaminante

  • La industria digital es responsable de entre el 2% y el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, una cifra comparable a la que produce de sector de la aviación, que es considerado como uno de los más contaminantes a nivel mundial   
Miguel Terán Haughey

Internet se ha convertido en una herramienta indispensable en nuestras vidas, conectándonos con personas, información y entretenimiento de forma instantánea. Sin embargo, esta red global tiene un costo ambiental oculto que a menudo ignoramos.

La infraestructura que sustenta Internet, que va desde los centros de datos hasta los dispositivos que utilizamos, consume enormes cantidades de energía y genera una huella de carbono considerable. Y es que, si Internet fuera un país, su impacto ambiental lo colocaría entre los mayores contaminantes del mundo.

Aunque Internet parezca intangible, lo cierto es que tiene un impacto físico real en el planeta. Cada vez más estudios señalan que la industria digital es responsable de entre el 2% y el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, una cifra comparable a la del sector de la aviación, que es considerado como uno de los más contaminantes. Esto es porque muchos aspectos que permiten que Internet sea y funcione como lo conocemos generan una fuerte huella de carbono, y entre las principales fuentes de emisión nos encontramos con los centros de datos que requieren de grandes cantidades de energía para funcionar las 24 horas del día para almacenar y procesar la información que fluye por la red.

También encontramos las redes de telecomunicaciones, la fabricación de los dispositivos electrónicos y, por supuesto, de su uso, ya sea cargándolos o simplemente usándolos como causantes de la gran huella de carbono que deja internet. Pero ya no es solo eso, sino que cada acción que realizamos en la red, desde enviar un correo electrónico hasta ver un vídeo en YouTube tiene un impacto ambiental. Algunas actividades son especialmente intensivas en energía, como podría ser el uso de plataformas como Netflix, YouTube y Twitch debido a la alta demanda de ancho de banda. Jugar a videojuegos online también supone un importante gasto, al igual que el minado de criptomonedas.

'E-waste'

Pero es que además de las emisiones de CO2, Internet también genera una gran cantidad de residuos electrónicos, conocidos como e-waste. Esto se debe a dos fenómenos, por un lado, está la obsolescencia programada de los dispositivos que viene pegada al otro problema, y es la constante renovación de los propios dispositivos electrónicos incluso cuando siguen funcionando. El principal problema del e-waste es que contiene sustancias tóxicas que pueden contaminar el suelo y el agua si no se gestionan adecuadamente.

Entre los países que más contaminan nos encontramos encabezando dicho listado con China, responsable de aproximadamente el 30% de las emisiones globales, seguido de EEUU (a pesar de sus esfuerzos en los últimos años de reducir estas) y de India.En total, los tres países suman un total de 3.188 millones de habitantes. Seguidos de estos encontramos otros países como Rusia o Japón, pero para poner esto en perspectiva, si Internet fuera un país, se ubicaría entre el cuarto y sexto emisor de CO2 a nivel mundial, superando a estos dos últimos países. Cabe destacar según las últimas estadísticas disponibles, más de 5.000 millones de personas usan Internet en el mundo.

¿Cómo reducir el impacto?

Reducir la huella de carbono de Internet requiere un esfuerzo conjunto de empresas, gobiernos e individuos. Algunas de las acciones más destacadas que podemos tomar son, por ejemplo, la de utilizar energías renovables y mejorar la eficiencia de los servidores para optimizar el consumo de los centros de datos. Al mismo tiempo, el enfoque del futuro debe estar en desarrollar tecnologías más eficientes, cosa que investigadores ya están haciendo.

Como consumidor también debemos ser responsables y algo clave para contribuir a esta causa es la de alargar la vida útil de los dispositivos, tratando de reparar en lugar de reemplazar, comprar dispositivos de segunda mano y reciclar adecuadamente los aparatos electrónicos. Internet ha revolucionado la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos, pero su impacto ambiental es innegable.

Si queremos disfrutar de los beneficios de la tecnología sin comprometer el planeta, es necesario tomar medidas para reducir la huella de carbono de Internet. Un uso más responsable de los recursos, la innovación tecnológica y el compromiso de todos los actores son fundamentales para construir un Internet más sostenible.