El gasto público en educación ronda ya los 63.380 millones de euros, siendo la cifra más elevada desde que hay registros, según recoge el informe anual Sistema estatal de indicadores de la educación 2024, elaborado por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. Esta cifra supone un incremento de un 6% en comparación con el año anterior, manteniendo la tendencia a la alza que se aprecia desde 2015, después de los descensos de 2012 y 2013. En relación con el Producto Interior Bruto (PIB), el gasto en educación por parte de las Administraciones y Universidades públicas representa en torno al 4,7%.
Por alumno, el gasto en educación asciende hasta los 6.979 euros, lo que supone un 27% del PIB por habitante. Por categoría escolar, y según el informe del Ministerio, la educación no universitaria se lleva la mayor partida, un 73,9%. En cuanto a la distribución del gasto, el 33% se destinó a Educación Infantil y Primaria, incluida la Educación Especial, mientras que el 30,4% fue para Educación Secundaria y Formación Profesional. Por otro lado, la educación universitaria representó el 19,1% del gasto, mientras que las becas y ayudas al estudio supusieron el 5%.
Si se pone el foco en las comunidades autónomas, de la partida total del gasto, la mayor parte corresponde a Andalucía (16,9%), seguida de cerca por Cataluña (13,2%) y Madrid (10,3%). Todo lo contrario ocurre en las comunidades autónomas de La Rioja (0,6%), Cantabria (1,1%) y Navarra (1,4%). No obstante, como dice el dicho: los últimos serán los primeros. Por ello, si se tiene en cuenta la evolución del gasto en educación desde 2007, los que más han incrementado su partida han sido La Rioja (+57,9%), las Islas Baleares (+56,3%) y Navarra (56,3%).
Sin embargo, el gasto en educación no queda reducido solo al Estado. Las familias destinaron en el último año un total de 10.046 millones de euros (un 0,75% del PIB nacional), según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los estudiantes, a nivel particular, emplean varios mecanismos financieros para poder costear sus estudios. Entre estos destacan, sobre todo, las becas y las subvenciones que otorga el Estado. En Europa, los sistemas de financiación no son los mismos. Por ejemplo, los países nórdicos optan por un modelo de becas, mientras que en el Reino Unido y los Países Bajos predominan los préstamos. Por otro lado, en Austria, Francia o España, entre otros países, se reparten subvenciones directas a las instituciones educativas, financiadas con los impuestos.
Este modelo de financiación pública hace que los recortes presupuestarios gubernamentales impacten en la calidad y supervivencia de las instituciones de educación terciaria. Ante esto, España se encuentra entre los países de la OCDE que menos destinan a educación, según queda reflejado en el informe Education at a Glance 2023, elaborado por la organización internacional.
No obstante, los mecanismos de financiación no son iguales en todos los países. La OCDE clasifica a los países en cuatro modelos de financiación universitaria, basados en las tasas de matrícula y las ayudas económicas, así lo demuestra el estudio La financiación de las universidades: sostenibilidad, eficiencia y redistribución de Funcas. Así, los países nórdicos, como Dinamarca, Suecia o Finlandia, financian la educación gracias a unos altos impuestos, por lo que los estudiantes no pagan matrícula y reciben ayudas públicas.
Por otro lado, en Australia, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos, siete de cada diez estudiantes reciben ayudas públicas, lo que les permite acceder a la educación superior. "En Chile, Japón y Corea, la mayoría de los estudiantes tienen que pagar tasas de matrícula elevadas, con una media de más de 4.500 dólares (unos 4.000 euros al cambio actual)", y apenas reciben ayudas por parte del Estado, destaca el informe de Funcas. No obstante, en Japón y Corea ya han comenzado a implementar reformas para mejorar y reforzar las ayudas públicas y elevar las tasas de matriculación.
En el último grupo, se encontrarían Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Irlanda, Italia, Polonia, Portugal, Suiza y España, además de México y Uruguay. Estos países tienen las tasas de matriculación más bajas, según destaca el estudio de Funcas, porque no reparten tantas ayudas públicas para sus estudiantes. Esto hace que el acceso a la educación superior sea limitado, y genere desigualdades. Además, la educación depende, sobre todo, de la financiación pública, lo que hace que las instituciones educativas sean más vulnerables a los recortes presupuestarios.