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Los líderes de la UE tratan de esquivar las reticencias de Meloni y Orbán para acordar la cúpula comunitaria

  • El principio de acuerdo da un segundo mandato a Von der Leyen al frente de la Comisión Europea
  • Coloca al exprimer ministro portugués Antonio Costa en la presidencia de Consejo Europeo
  • Da a la primera ministra estonia, Kaja Kallas, la jefatura de la diplomacia comunitaria
El primer ministro húngaro, Víktor Orbán y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
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La UE afronta este jueves y viernes un encuentro que determinará sus próximos cinco años. Los líderes del boque se reúnen en Bruselas para abordar la que será la agenda estratégica para la próxima legislatura y, más importante, para delinear los altos cargos de las instituciones comunitarias con tres nombres en el foco: Ursula von der Leyen, para presidir la Comisión Europea un mandato más, el exprimer ministro portugués, Antonio Costa, para llevar las riendas del Consejo Europeo y la primera ministra estonia, Kaja Kallas, para llevar la diplomacia europea. Una arquitectura que amenaza el posible rechazo de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni y su homólogo húngaro, Víktor Orbán.

Los negociadores de las tres principales familias políticas (populares, socialistas y liberales) llegaron este martes a un acuerdo que fija, además, la tradicional división de la presidencia del Parlamento Europeo en dos mandatos entre populares y socialistas. Durante los primeros dos años y medio la Eurocámara seguiría presidida por Roberta Metsola.

Se perfila, así, la cúpula de la UE. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no asistirá a la cita por el fallecimiento del padre de su esposa. Su voto ha sido delegado en el canciller alemán, Olaf Scholz, para los acuerdos que se adoptarán en este Consejo Europeo. Sánchez sí formó parte del acuerdo que empezó a fraguar en la cena informal de líderes que tuvo lugar la pasada semana en Bruselas y que se espera se ratifique en esta reunión. Queda por ver qué pasos darán Meloni y Orbán, manifiestamente en desacuerdo con esta distribución. De hecho, la primera ministra italiana ha afeado que se trata de una "mayoría débil", por lo que resulta razonable que pueda protestar con la vista puesta en conseguir algún cargo en las instituciones comunitarias para el que es uno de los países fundadores de la UE.

En todo caso, ni sería la primera vez que se escoge a la cúpula comunitaria por mayoría cualificada, ni es necesaria unanimidad para tomar esta decisión. En el grueso de los casos precedentes no ha habido un consenso a veintisiete, como parece que será también en esta ocasión. La decisión en el Consejo Europeo requiere de una mayoría cualificada de 15 Estados miembro que representen el 65% de la población europea. Ya el acuerdo alcanzado esta semana representa 23 gobiernos con un 80% de la población comunitaria, considerando que se opongan también el primer ministro de la República Checa, Petr Fiala, y el primer ministro eslovaco, Robert Fico.

Por eso se prevé que la decisión de este encuentro se tome rápido. Sin grandes preámbulos ni dilaciones. Y es que el contexto geopolítico apremia a la UE a mostrar determinación y fortaleza. A no dejar ver las debilidades frente a otros regímenes como el ruso o rivales sistémicos como China. Y todo ello en un escenario de grandes tensiones y conflictos en Ucrania y Oriente Medio.

La decisión que tomen los líderes esta semana respecto al liderazgo en el Ejecutivo comunitario deberá ser respaldada el próximo 18 de julio en el Parlamento Europeo. La candidatura de Von der Leyen tiene todos los visos de salir adelante pues la coalición entre las tres principales formaciones políticas aglutina 400 de los 720 escaños de la Eurocámara, es decir, la mayoría necesaria.

Tanto Orbán y Meloni han manifestado su incomodad con este acuerdo para los altos cargos de las instituciones comunitarias, ya que consideran que no representa el sentir democrático de los ciudadanos europeos. Sin embargo, las matemáticas no les dan muchas opciones pues sus formaciones no aglutinan una minoría de bloqueo necesario en el Parlamento para bloquear la decisión.

La presidencia del Consejo de la UE protagonizó uno de los tiras y afloja de la negociación entre populares y socialistas europeos. Los conservadores reclamaban repartido el mandato en dos años y medio de tal manera que la segunda mitad quedara en manos de un representante popular. No ha sido finalmente el acuerdo al que se ha llegado. Como sucede tradicionalmente, al cumplirse los dos años y medio, los líderes tendrán que ratificar de nuevo al presidente de la institución por lo que Costa podrá extender su mandato los cinco años de legislatura.

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