
La proliferación de mosca común en algunos puntos del territorio autonómico denunciada la pasada semana por la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp) en nombre de una veintena de ayuntamientos gallegos no puede ser considerada una plaga, según el juicio de biólogos, ecologistas y expertos en ciencias ambientales.
No obstante, en municipios como Tomiño (Pontevedra) o Narón (A Coruña) -dos de los 20 ayuntamientos afectados, distribuidos en las cuatro provincias, de acuerdo a los datos entregados desde los propios consistorios a la Fegamp- la presencia de estos insectos, detectados en algunos casos en "densidades absolutamente intolerables", dista mucho de ser una problemática que tomar a la ligera.
"Con la información que nosotros tenemos, todavía no podemos hablar de plaga. Lo que sí sabemos es que hay booms poblacionales desproporcionados de moscas en algunas zonas del ayuntamiento de Tomiño", explica, Salustiano Mato, catedrático de Zoología de la Universidade de Vigo y miembro del equipo de investigación del Grupo de Biología Ambiental que lleva un año estudiando la proliferación de la especie en la comarca del Baixo Miño.
"Si tras la denuncia del resto de alcaldes esos procesos se dan también en otras partes y tienen una magnitud importante, lo aconsejable es que la Xunta proceda a encargar un estudio general de la situación", puntualizó. Fue a raíz de las quejas vecinales que el Ayuntamiento de Tomiño encargó al grupo de estudio de la Universidad de Vigo. Ello sumado a las denuncias formuladas con anterioridad en otros concellos por la misma problemática, llevó a la Fegamp a elevar una consulta a todas las administraciones locales en busca de un diagnóstico general.
Los resultados de la consulta, trasladados a la Xunta, sostienen desde la Fegamp, en el mes de diciembre, "para cumplir con los requerimientos de los ayuntamientos afectados y agilizar la celebración de una reunión de coordinación" y trabajar en la prevención de situaciones más graves, ya que seis municipios de la provincia de A Coruña, otros seis de la de Pontevedra, cinco de la de Ourense y tres de la Lugo se encontraban acuciados por una plaga de moscas.
Sin embargo, varios de los ayuntamientos que figuran en la lista entregada por la Fegamp, niegan tener cualquier tipo de problema con estos insectos. Es el caso, por ejemplo, de Paradela y Riotorto, ambos en la provincia de Lugo. Pese a que no existe, por el momento, manera alguna de conectar la problemática que afecta a ayuntamientos geográficamente tan distantes entre sí y con incidencias e intensidades muy diferentes en términos de concentración de poblaciones de moscas, sí que existe, coinciden los expertos, ciertos indicadores comunes capaces de explicar este fenómeno.
Cambio climático
La combinación de los factores climáticos, la temperatura y la humedad podrían estar detrás de todo esto. Se dan un conjunto de circunstancias medioambientales que favorecen una eclosión, una irrupción o una reproducción masiva de las moscas. Probablemente estamos ante una tormenta perfecta", señalan desde la asociación gallega de empresas y profesionales ambientales, 'Galicia Ambiental'.
Un concepto, el de tormenta perfecta, que se repite al evaluar las potenciales causas de la proliferación. Los elementos que favorecen esta situación son el cambio climático, el aumento de temperaturas y el cambio de usos del suelo, apunta el catedrático e investigador Salustiano Mato, antes de precisar que la mosca común, que tiene un ciclo de vida de entre siete y 30 días y que en condiciones óptimas llega a poner "mil huevos" a lo largo de dicho periodo, puede ahora reproducirse todo el año como consecuencia del cambio climático.
El aumento de las temperaturas previsto en Galicia para los próximos días podría empeorar la situación en las zonas más afectadas, por lo que ecologistas como Antón Lois, que considera que "hablar de plaga en este momento es un poco exagerado", animan a las personas damnificadas a tomar ciertas medidas de protección para reducir las molestias.
Para Salustiano Mato, que apunta que el exceso de alimento en los campos resultado de las prácticas de abonado actuales pueden favorecer también la eclosión descontrolada de esta especie, indica que las mejores herramientas de prevención son el compostaje y unas buenas prácticas agrícolas en zonas sensibles y con condiciones perfectas para los 'booms' poblacionales.