
Albert Einstein es uno de los físicos más importantes de la historia de la humanidad y si acredita esta condición es por su teoría de la relatividad, que cambió la idea que toda la comunidad científica tenía de la gravedad y que se ha demostrado la correcta hasta el momento.
Sin embargo, el momento determinante para la aprobación general de esta teoría de la relatividad no vino de la mano del propio Einstein, que sí sembró la semilla. Todo se debe a un tolerante y persistente 'colega' británico, Arthur Eddington, y a la oportunidad que propició el eclipse solar que tuvo lugar en mayo de 1919.
Por qué hasta el eclipse la teoría de Einstein no era la más aceptada
El contexto casi siempre lo es todo, y en esta ocasión fue así: Einstein, nacido en territorio alemán, no tenía una gran imagen en un Reino Unido que en la fecha de la publicación de la teoría de la relatividad (1915) se encontraba en guerra con el imperio alemán y en el que todavía tenían gran cabida las ideas de Isaac Newton sobre la gravedad, a las que Einstein lanzaba una enmienda.
Sin embargo, Eddington, pacifista y cuáquero, defendió las tesis de un Einstein al que se la atribuía un hándicap: que sus teorías no se habían demostrado en directo, solo 'a posteriori'. Y la oportunidad surgió casi cuatro años después, en un eclipse en 1919.
Cómo se comprobó la teoría de la relatividad de Einstein
La clave estaba en demostrar una de las premisas de la teoría de la relatividad de Einstein: que la masa de un astro como el Sol desviaba la luz de estrellas lejanas. Así, para comprobar que efectivamente esto era cierto había que fotografiar el eclipse y chequear que esa desviación tuviese lugar.
La tarea no estuvo exenta de problemas: Eddington fue llamado a filas dos veces y fue salvado por la Universidad de Cambridge (justificó que su trabajo era de interés nacional) y por Frank Dyson, Astrónomo Real y con el que colaboró para el experimento.
Los otros problemas fueron logísticos: en un lejano 1919 los expertos tuvieron que dividirse para captar el eclipse con mayores opciones de éxito. Así, Dyson se marchó a Brasil y Eddington hizo lo propio hacia la isla de Príncipe, en el Golfo de Guinea. Superando toda una serie de problemas técnicos, consiguieron sacar cada uno más de una docena de fotografías.
De vuelta en Reino Unido, ambos equipos se reunieron para sacar conclusiones en común. La tropa de Dyson consiguió más fotos utilizables, pero tras la medición de las instantáneas el triunfo se lo apuntó ese Eddington que había apoyado (al contrario que Dyson) las tesis de Einstein: tanto en las fotografías tomadas en Brasil como las que se hicieron en Príncipe las estrellas aparecían desplazadas en valores muy cercanos (expresados en segundos de arco, una unidad de medida angular) a los que había predicho Einstein.
Los descubrimientos de Eddington y Dyson fueron anunciados más de cinco meses después del eclipse, en noviembre de 1919, y significaron el cambio de paradigma en el mundo científico, que aceptó la teoría de la relatividad de Einstein para sustituir las ideas hasta ese momento dominantes de Isaac Newton.