
El resultado electoral de Países Bajos, que da como ganadora a la formación de extrema derecha, Partido por la Libertad, liderada por Geert Wilders, amenaza con poner patas arriba la UE y echar leña al fuego del euroescepticismo. Y no sólo por el empuje que implica para las ideas de los partidos de extrema derecha en la toma de decisiones comunitaria sino porque podría sentar las bases de la deriva que tomen las elecciones europeas de la próxima primavera.
La salida de Mark Rutte, tras 13 años al frente del Ejecutivo de Países Bajos, deja la puerta abierta a los 37 escaños de la formación ultraderechista de Wilders. Tendrá que ver si consigue formar Gobierno, aunque en este empeño tendrán mucho que decir los partidos con los que intente formar coalición.
Su postura política ha estado marcada por su aguerrido discurso antiinmigración, su intensa campaña contra el Islam y su completo rechazo a que Países Bajos continúe formando parte de la Unión Europea. Tanto es así que, en un ejercicio de extrapolación de la política estadounidense, ha sido apodado como el Donald Trump holandés. "Queremos menos Islam y más Países Bajos", reza su programa.
El que es uno de los países fundadores de la Unión Europea podría ver sentado como primer ministro a un político con un agresivo discurso antiimigración justamente cuando uno de los motivos del debilitamiento político de Rutte en su coalición fue precisamente la política de asilo. Figura en la lista de propuestas de Wilders medidas como más controles en fronteras ante la inmigración. Es partidario de la devolución de inmigrantes ilegales o de endurecer la política de asilo.
El discurso antieuropeísta del líder de extrema derecha ha marcado también sus campañas electorales. El Brexit en Reino Unido dio alas a una serie de movimientos reclamando un referéndum sobre la continuidad en la UE. En Países Bajos se tradujo como Nexit y Wilders hizo de tal idea estandarte de su argumentario político, con varios intentos por hacer uno realidad que han sido bloqueados por el Parlamento. En todo caso, no está claro que la ciudadanía holandesa estuviera dispuesta a seguir tal deriva.
El que ha sido uno de sus discursos electorales más agresivos es la campaña contra el Islam. Cierre de mezquitas, de escuelas islámicas, prohibición del Corán o del uso del pañuelo en los edificios públicos son promesas que el político de extrema derecha ha mantenido en la carrera por el Ejecutivo de Países Bajos. Pese a ello, a medida que ganaba empuje en las encuestas ha ido rebajando el tono.
El resultado electoral en Países Bajos ha sido acogido con beneplácito por políticos de extrema derecha de otros Estados miembro. La francesa Marine Le Pen lo puso como ejemplo de que los países "quieren recuperar el control de la inmigración" mientras que el líder italiano de la Liga, Matteo Salvini, publicó en X (antigua Twitter), un mensaje en el que defiende que "una nueva Europa es posible".
Su distancia con la Unión Europea se palpa en propuestas tales como la retirada de las banderas de edificios oficiales. Pero también se opone a la ayuda que desde Bruselas se vehicula a Ucrania desde la invasión militar de Rusia. Una ayuda que considera que debe terminarse.
En el seno de la UE, un asiento para la formación de Wilders supondría que la extrema derecha europea tendría más peso para imponer medidas más duras en el ámbito de la migración y más empuje para comprometer la viabilidad de las políticas climáticas que el bloque viene tratando de implementar en los últimos años. Sin embargo, las reberveraciones de los comicios de Países Bajos podrían hacerse sentir en las elecciones europeas de junio del próximo año.