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Reino Unido prohibirá que los clubes ingleses se unan a la Superliga europea de Florentino y Laporta

  • Un regulador vigilará que los clubes no jueguen en "competiciones no autorizadas"
  • Se prohibirá el tabaco y habrá un nuevo impuesto a los vapeadores
  • El programa legislativo ha decepcionado por ser escaso y lleno de "nimiedades"
El rey Carlos III y la reina Camilla, en la Cámara de los Lores. Foto: Reuters

Con toda la pompa y el boato que Reino Unido sabe reservar para las grandes ocasiones, el rey Carlos III ha leído hoy el programa legislativo del Gobierno británico para el próximo año, el último antes de unas elecciones que se esperan para otoño de 2024 (aunque la fecha máxima es enero de 2025). Y el discurso ha sido notable por la escasez de proyectos de relieve: la menor cantidad desde 2014. Entre los principales titulares, solo destacaron una Ley del Fútbol que evite que los clubes ingleses se unan a una posible Superliga europea o la prohibición escalonada del tabaco.

El proyecto para regular el fútbol supone la creación de una institución independiente que supervise la gobernanza de los equipos, controle posibles adquisiciones futuras y asgure que el dinero "fluya hasta la base de la pirámide", para evitar que equipos históricos en categorías inferiores acaben cerrando por falta de ingresos. La medida podría entenderse como un mecanismo para evitar nuevas compras de equipos por parte de jeques árabes y otros millonarios extranjeros, aunque no tocaría las adquisiciones ya realizadas. Y permitiría al regulador que retirara la licencia de funcionamiento a clubes que "participaran en competiciones no autorizadas", una referencia poco disimulada al intento de crear una Superliga europea, a la que intentaron sumarse inicialmente seis equipos ingleses.

Sobre el tabaco, el Rey confirmó el anuncio hecho por el primer ministro, Rishi Sunak, en el congreso del Partido Conservador hace un mes. El Gobierno promete una ley que prohíba el tabaco para todas las personas nacidas a partir de 2009, de forma que la droga sea definitivamente ilegal cuando muera la última persona nacida antes de esa fecha. "Una generación crecerá libre de humo", leyó Carlos III. Y para desincentivar que se pasen al 'vapeo', el Gobierno creará un nuevo impuesto que aumente su precio.

La mayoría de medidas, sin embargo, han sido una mezcla de asuntos locales, refritos de proyectos de ley ya en trámite y movimientos simbólicos que no suponen grandes cambios en la práctica. El Gobierno aprobará una ley para permitir nuevos proyectos de extracción de gas y petróleo en el Mar del Norte... que hasta ahora licenciaba el propio Gobierno, por lo que el único cambio será dar un poco más de seguridad legal. Que tampoco será de hierro: la oposición ha anunciado que dejará de entregar nuevas licencias si gana las elecciones, y no tendría problemas en derogar o enmendar la ley en el futuro. Además, el regulador británico ya ha advertido que los depósitos fósiles están en declive y su escasez supone que no permitirán mejorar la seguridad energética del país.

Otra medida será una reforma de los permisos de alquiler, que impidan que los contratos tengan una fecha establecida de caducidad y que los haga indefinidos, pero que solo se aplicará a casas enteras y no a pisos, donde hay mayor demanda. Tambien promete subidas de penas para algunos delitos, pese a que las prisiones del país están tan colapsadas que algunos jueces han dejado de encarcelar a condenados por falta de plazas. Y anuncia que los pasajeros de coches autónomos no serán declarados culpables si el coche atropella a alguien, si se demuestra que el vehículo tenía el control total.

Silencio en Economía y Sanidad

Lo más destacado ha sido lo que se ha quedado fuera del discurso. Sobre la economía, el discurso se ha limitado a mencionar que el Gobierno "reducirá la inflación", una labor que en realidad corresponde al Banco de Inglaterra, sin añadir ningún tipo de medida. Tampoco dijo nada sobre la sanidad, ni incluyó una prometida ley de Salid Mental. También se cayó la prohibición de las 'terapias de conversión para dejar de ser gay', una pseudociencia que los sucesivos Gobiernos conservadores llevan años prometiendo eliminar, lo que ha molestado a numerosos diputados 'tories'. Pero tampoco aparecen las medidas 'a favor de los coches' que prometió en el congreso del partido, como prohibir las zonas peatonales con límite de 30 km/h o los impuestos locales a coches más contaminantes.

La principal crítica de periodistas y analistas de ambos lados del espectro ideológico es que el programa de Gobierno es "minúsculo" y "una colección de nimiedades", que prefiere regular los bicitaxis en Londres en vez de centrarse en los grandes retos del país -economía y sanidad- que "obsesionan a la población", en palabras de James Frayne, exasesor 'Tory'. "Muy decepcionante", fue el resumen del medio conservador Daily Telegraph. Para el columnista conservador Dan Hodges, "el discurso del rey es esencialmente cosmético. Un mecanismo narrativo para enmarcar la agenda del Gobierno. Pero, ¿qué reacción espera Sunak con esto? Creo que deberíamos dejar de hablar de la 'estrategia de Sunak', tal cosa ya no existe".

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