El Departamento de Estado de EEUU se está planteando seriamente aplazar nuevas sanciones contra el grupo de mercenarios Wagner para reflejar una imagen de neutralidad en el conflicto abierto entre la organización y el Ministerio de Defensa ruso que se tradujo el sábado en una breve rebelión de los mercenarios y de su líder, Yevgeni Prigozhin.
Según varias fuentes próximas a la decisión, consultadas por el Wall Street Journal, el Departamento de Estado tenía previsto imponer, en teoría el próximo martes, nuevas sanciones a Wagner por sus negocios en África, y en particular sobre el tráfico de mineral de oro en los países donde opera.
No obstante, lo ocurrido este sábado ha pausado estos planes porque "Washington no quiere parecer que está tomando partido por alguna de las dos partes en esta cuestión", de acuerdo con estas fuentes.
Esta decisión se alinea en principio con la reacción pública de buena parte de la comunidad internacional sobre la rebelión del sábado, considerada por EEUU y sus aliados -- así como por gobernantes tan cercanos a Rusia como el presidente kazajo, Kasim Yomart Tokayev -- como un "asunto interno" de Moscú.
La frenética crisis comenzó a última hora del viernes cuando, tras acusar al Ministerio de Defensa ruso de atacar a sus hombres, Prigozhin encabezó la toma de la ciudad rusa de Rostov y su cuartel militar para iniciar una "marcha por la justicia" hacia Moscú, finalmente suspendida en torno a las 19.30 del sábado gracias a la mediación del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko.
Sospecha que Putin estaba al tanto de una posible rebelión
Los servicios de Inteligencia de Estados Unidos sospechan que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, había sido avisado de una posible rebelión del grupo de mercenarios Wagner y de su líder, Yevgeni Prighozin, aproximadamente un día antes de la rebelión protagonizada por la organización y que comenzó la tarde-noche del viernes con la toma de la ciudad rusa de Rostov, sede del cuartel del mando sur del Ejército ruso.
Las fuentes de Inteligencia consultadas por el 'Washington Post' entienden que, durante esta última semana, comenzaron a acumularse los "indicios suficientes" como para que el Kremlin "concluyera que ahí está pasando algo". No obstante, y como reconocieron el sábado las fuentes de los mismos servicios a la CNN, la naturaleza exacta de lo que iba a suceder, así como el momento exacto en que iba a ocurrir, era desconocida para todos excepto para Prigozhin y su gente.
"Creo que estaban preparados para algo así", indica no obstante una fuente de Inteligencia al 'Washington Post'.
Estas fuentes estiman que el momento clave ocurrió el 10 de junio, cuando el Ministerio de Defensa ruso ordenó a Wagner que se acogiera a la política del Gobierno por la que todos los grupos de voluntarios armados debían firmar contratos con el Ejército, algo que Prigozhin entendió como una incorporación forzosa a las filas, en la gota que colmó el vaso de meses de discrepancias con la cúpula militar rusa sobre el desarrollo de la guerra de Ucrania.
Si bien la Inteligencia de EEUU no tiene conocimiento preciso del momento en que Putin fue avisado de que Prigozhin podría responder con la fuerza a estas tensiones, "estamos seguros de que lo sabía al menos con 24 horas de antelación" a la operación de Wagner, de acuerdo con estas fuentes.
Lo que sí desconocen es por qué Putin no tomó una respuesta inmediata sobre el terreno a la toma de Rostov, si bien sospechan que la lentitud de la reacción se debió a una falta de coordinación a alto nivel dentro del Kremlin "probablemente por rivalidades internas" para resolver una crisis finalmente desactivada el sábado por la tarde, cuando Prigozhin ordenó el retroceso del convoy que le llevaba a Moscú gracias a la mediación del presidente ruso, Aleksander Lukashenko.
Blinken avisa: la crisis de Wagner todavía no ha terminado
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, ha estimado este domingo que la crisis abierta el sábado con la rebelión del grupo de mercenarios Wagner en Rusia todavía no ha terminado dado que la operación ha supuesto un "desafío directo" contra la autoridad del presidente ruso, Vladimir Putin.
"Todavía no hemos visto el último acto", ha declarado Blinken en una entrevista este domingo con el programa Face the Nation, de la cadena CBS, en sus primeros comentarios públicos sobre la rebelión de Wagner liderada por el jefe de la organización, Yevgeni Progozhin.
La operación comenzó a última hora del viernes con la toma de la ciudad rusa de Rostov, sede del mando sur del Ejército ruso, con la intención de dirigirse hacia Moscú para pedir explicaciones al Ministerio de Defensa por matar presuntamente a sus hombres en un bombardeo. El Ministerio negó toda implicación.
El convoy de Prigozhin dio media vuelta en la tarde del sábado gracias a la mediación del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko. Los mercenarios han sido amnistiados y en principio Prigozhin estaría en Bielorrusia, aunque no se tienen noticias de él desde su salida de Rostov, ayer por la noche.
"Esta situación plantea preguntas muy profundas y demuestra verdaderas grietas (en el Kremlin)", ha indicado Blinken. "No quiero especular cómo va a acabar esto exactamente pero Putin va a tener que responder muchas cuestiones de aquí a las próximas semanas o meses", ha añadido el secretario de Estado.
Blinken confirmó que, en medio de la crisis, responsables rusos y estadounidenses mantuvieron contacto estrecho para controlar la situación de los ciudadanos estadounidenses en Rusia y evitar que resultaran afectados por la crisis.
"Di instrucciones a mi propio equipo, a instancias del presidente (Joe Biden), para que se comprometiera con los rusos ante todo para asegurarnos de que entendieran sus responsabilidades en términos de proteger a nuestro propio personal, garantizar su seguridad y bienestar, así como a cualquier ciudadano estadounidense en Rusia", ha declarado Blinken.
Por lo demás, el secretario de Estado ha indicado para saber con exactitud que va a ocurrir con las fuerzas de Wagner a tenor de las últimas informaciones que apuntan a una posible integración en el Ejército ruso, "con lo que ello conlleva para otras partes del mundo", dada la extendida presencia del grupo en África o Siria.
"En general, estamos ante asuntos fundamentalmente internos que los rusos deben resolver, no es nuestro lugar hacer eso. Nos corresponde asegurarnos de que Ucrania siga teniendo lo que necesita para defenderse y recuperar el territorio que Rusia ha ocupado allí", ha zanjado.