
A falta de un mes para que EEUU sufra el primer 'default' en casi medio siglo, y sin un acuerdo sobre la mesa, un nuevo giro de tuerca pone en peligro la posibilidad de aprobar un acuerdo a tiempo. Poco después de que la reunión entre el presidente, Joe Biden, y el presidente del Congreso, el republicano Kevin McCarthy, acabara sin avances destacables, la policía sacudió a Washington al anunciar la detención de un diputado repblicano por varios fraudes.
El diputado en cuestión es George Santos, un diputado neoyorquino conservador que saltó a la fama poco después de su elección tras revelarse que había falsificado gran parte de su biografía: su religión (dijo ser judío sin serlo), el colegio y la universidad a las que supuestamente fue, su carrera profesional (dijo haber trabajado en Goldman Sachs, cuando no ocurrió, y negó haber trabajado en una firma que se hundió en una estafa piramidal) y hasta las muertes de su madre (que aseguró que murió en el 11-S, pese a que murió después) y su abuela (que se inventó que murió en el Holocausto).
Este miércoles, la fiscalía ha añadido una lista de mentiras más: Santos dijo haber perdido su trabajo durante el covid para cobrar las ayudas extraordinarias por desempleo cuando en realidad seguía trabajando, desvió fondos de su campaña para gastos personales y blanqueó dinero. En total, 13 delitos, entre ellos mentir en sus declaraciones de bienes a la Cámara de Representantes, blanqueo y apropiación indebida de fondos públicos. Una retahíla de acusaciones que amenaza con dejarle bastante tiempo entre rejas.
La situación no sería un gran problema (entre muertes y dimisiones, la Cámara casi nunca está completa) si no fuera porque las elecciones legislativas del pasado noviembre dejaron una mayoría republicana ajustadísima, de cinco votos. Y el proyecto republicano para exigir una larga lista de concesiones políticas a Biden a cambio de evitar la quiebra del país se aprobó por un solo voto. Con Santos en el calabozo, ese voto decisivo podría desaparecer durante días o semanas, llevando a un empate entre partidarios y detractores del proyecto y a una parálisis legislativa si no hay un acuerdo unánime.
Varios diputados republicanos han pedido ya la dimisión o la expulsión (que podría aprobar la Cámara con una mayoría de dos tercios) del polémico congresista para que sea reemplazado cuanto antes. Pero este movimiento dejaría el escaño vacante durante un par de meses, y abriría la puerta a una victoria demócrata, ya que su circunscripción es muy competitiva y Santos ganó por la mínima.
Sin avances en la cumbre
Aun así, todo esto no deja de ser un problema añadido en el segundo plano. En el foco principal, Biden y McCarthy siguen lejos de un acuerdo. En la reunión del martes por la noche, el republicano salió animado y convencido de que habría un acuerdo tarde o temprano, pero Biden fue más pesimista y dijo que no se había movido de su exigencia de que los republicanos eviten la quiebra y que dejen las negociaciones sobre partidas de gasto para los presupuestos, que ya habrá que aprobar en octubre.
Por si acaso, uno de los principales sindicatos de funcionarios ha presentado un recurso pidiendo la declaración como inconstitucional del mismo concepto del 'techo de la deuda', ya que impediría que el Gobierno realice los gastos que el Congreso le ha indicado en los presupuestos. Si este caso saliera adelante, todos los problemas de Biden se solucionarían de un plumazo. Y algunos expertos jurídicos creen posible que el Supremo les dé la razón si la alternativa es una declaración de quiebra. Por el momento, Biden se guarda esa carta bajo la manga. La pregunta es si tendrá que usarla en un mes.