
El psiquiatra, terapeuta y autor Phil Stutz trabaja con personajes públicos como el reconocido actor estadounidense Jonah Hill. Este asegura que una vida satisfactoria estará al alcance de aquellos capaces de cultivar la disciplina personal. Por tanto, asegura que el autocontrol es algo que se puede entrenar, y que por tanto no viene determinado desde el nacimiento.
Stutz comenta que la autodisciplina no implica machacarse cuando un día no se cumple un objetivo de entrenamiento, o si se cometió un error en el trabajo. En su lugar, el experto explica una serie de pasos a seguir para alcanzar una notoria mejoría personal.
El psiquiatra asegura que cada paso equivale a lograr un mérito individual. También dice que la mejor forma de aprovechar estos avances es desarrollando los tres. Cree también que, para poder equilibrar la salud física con la mental, una persona debería haber asimilado la disciplina antes de los 27 años de edad. Para ello, Stutz ofrece tres etapas.
1. La disciplina reactiva
La disciplina reactiva es esa voz interior que advierte a uno, antes de tomar una decisión poco productiva o irresponsable, o bien que regaña cuando esta se está llevando a cabo. Esta reacción aparece según cómo la persona predice el resultado de sus acciones.
Por tanto, el experto comenta que el dominio de esta primera fase implica ser capaz de decidir adecuadamente cómo reaccionar ante un conflicto interno o externo.
"La disciplina reactiva la entiende todo el mundo. Es aquella voz que te dice: 'No comas ese dulce'. Se llama 'autorepresión'", explica. Esta fase debería además causar incomodidad, pues es posible que implique lo opuesto a lo que la persona está llevando a cabo.
2. La disciplina estructural
Stutz comenta que, en este segundo paso, el individuo debe tomar esos actos reactivos y asimilarlos a su rutina más básica. También puede describirse como la creación de una nueva forma para el día a día, a la que adherirse progresivamente. Idealmente, hacer esto dirigirá la vida de la persona hacia la situación que quiera tener.
Según algunos expertos, el proceso para crear hábitos saludables se basa en una combinación de algo equivalente a las disciplinas reactiva y estructural de Stutz. Además, cabe añadir que la primera se relaciona con el comportamiento subconsciente, y la segunda con decisiones conscientes. Los hábitos nacen con rutinas consolidadas a lo largo del tiempo, sean buenos o malos. Es por esto que escoger aquellas que sean positivas es algo que puede ayudar a contrarrestar los malos hábitos.
Wendy Wood, profesora de la Universidad Southern California, explica que los hábitos son algo automático que comprende el 43% de las acciones diarias. No requieren de nada (o casi nada) de pensamiento, y según las explica Woods en su libro "Buenos hábitos, malos hábitos", No se tiene que pensar en dar un beso a los hijos cada mañana antes de ir al trabajo. Al contrario, sí se debe tomar la decisión de hablar con el jefe si se quiere logra un ascenso.
3. La disciplina expansiva
Finalmente, Stutz afirma que no basta con depender de esa nueva rutina asimilada. Añade que crecer es salirse de la zona de confort y mantener una mente abierta. Por lo tanto, para él este tercer paso requiere de la voluntad de repetir el círculo de manera incesante, es decir, de adquirir la disciplina para "caminar hacia delante sin detenerse". Añade que: "La disciplina expansiva es aprovechar las oportunidades", que se pueden utilizar tanto para la vida personal como para la profesional. Stutz indica que, al final, el proceso se podría resumir en "moverse hacia lo desconocido".
Explica también que el punto óptimo para mantener un cerebro sano implica una buena combinación entre la parte consciente (desarrollar nuevos hábitos) y la inconsciente (mantenerlos y aprovecharlos). Dice que la clave para retener la energía a lo largo de la vida pasa por mantener el cerebro ocupado. Para Stutz, una auténtica satisfacción implica una especie de "energía física" junto a una "energía espiritual".
La disciplina es, entonces, el conjunto de las tres fases mencionadas. Es la que permite a la persona desarrollar y mantener la "energía espiritual", pues ayuda a sumar buenos hábitos a la vez que se deshace de los malos. El experto añade que, además, esto gana importancia a medida que uno se hace mayor. "A partir de los 27 la energía física comienza a declinar, por lo que se requiere de cada vez más energía espiritual para mantener un equilibrio vital".
"Te mantiene consciente"
El propio Stutz admite que llegó a esta última conclusión con la edad, y gracias al seguimiento que ha estado realizando a sus propios clientes. Un estudio de 2009, realizado por el Departamento del Envejecimiento y la Investigación Geriátrica del University of Florida Institute, respalda sus conclusiones: la edad implica una sensación de mayor cansancio físico. De acuerdo con este trabajo, la energía física de una persona alcanza normalmente su máximo entre los 17 y los 30 años, dependiendo de la cantidad de ejercicio que se realice habitualmente. Además a partir de los 40 la energía suele comenzar a caer.
Entonces, el experto asevera que mantener este ciclo de autodisciplina es la mejor manera de adaptarse ante el envejecimiento. Ahora bien, las tácticas para lograrlo pueden ser de diversa índole, incluso sencillas. Por ejemplo, Stutz cambió su reloj de su muñeca derecha a la izquierda, rompiendo un hábito sin apenas trascendencia, pero que mantenía desde hace años. Afirma que ello le ayudó a involucrar a su cerebro en cambios de este estilo. "Te mantiene consciente. La disciplina reactiva es la práctica de ser consciente y que debería llevar a realizar alguna acción", explicaba Stutz.